Si hay algo que ha caracterizado desde sus orígenes artísticos; al negro Roberto Fontanarrosa, más allá de su talento como humorista, historietista y escritor; es esa entrañable vocación de embajador de la cultura rosarina que cultiva en cuanto lugar del mundo se ha presentado. De la misma manera que ese otro negro inefable que fue Alberto Olmedo, Fontanarrosa, pareciera inscribir toda su obra en el mismo registro que las siempre vivas "Aguafuertes Porteñas" de Roberto Arlt. Como no podía ser de otra forma, el teatro se apropió de sus personajes y varias adaptaciones de sus cuentos se hicieron populares y de esa manera ciertas marcas del imaginario rosarino pasaron a ser emblemáticos y reconocidas, como el tradicional y ahora remasterizado Bar El Cairo.

En estos momentos en Rosario, la dupla actoral compuesta por Mario Vidoletti y Roberto Agüero reponen en la Sala de la Subsede, en su tercer año consecutivo "Fontanarrosa a Gusto é Piacere", donde el público elige entre 6 de los mejores cuentos del Negro Fontanarrosa.

En Capital Federal en la pintoresca La Terraza Teatro Bar, acaban de estrenarse dos nuevos espectáculos basados en la obra del popular creador de Indoro Pereyra: "Fontanarrosa Concert" con dirección de Pablo Silva y "Rodajas de amor" a cargo de el Grupo Ernesto Esteban Etchenique.

"Fontanarrosa Concert", que puede verse todos los viernes a las 21.30, es una adaptación de Daniel Beniluz a partir de cuatro cuentos de Fontanarrosa: "Así Ella dijo", "Uno nunca sabe", "El mundo ha vivido equivocado" y "El sordo", más algunas apostillas de "Note enloquesá" y "El centro va a venir desde la punta".

Según la gacetilla de prensa: "Estos textos son interpretados por el propio Daniel Beniluz y Marcelo Barreto y expresan el mundo de algunos típicos personajes de café del querido autor rosarino".

Soñadores, delirantes, traumados, tiernos, desopilantes, disparatados son estos dos seres que se sientan a la mesa de este "Fontanarrosa Concert" en el que la amistad y las innumerables situaciones que les despiertan las mujeres constituyen el eje temático principal.

Este trabajo reúne según sus responsables, "una sinfonía de seis historias de Roberto Fontanarrosa que se entrecruzan en el aire y rememoran esas viejas charlas del café en El Cairo, que tanto júbilo dieron a la literatura".

Destacando la capacidad de observación de este inigualable autor, los creadores de esta nueva propuesta resaltan "el oído de `alta fidelidad' de Fontanarrosa, para recoger el habla popular en tramas diversas. Así puede disfrutarse de las humorísticas melodías que -en formato teatral- nos hablan del pensamiento de la gente en los cafés, anécdotas plenas de amistad, compañerismo, sueños y amores". Esta nueva versión, remixa sus grandes clásicos con otros no tan conocidos, en forma también de homenaje a uno de los grandes escritores de la Argentina.

En cuanto a "Rodajas de amor", que puede verse los sábados a las 23 en Terraza Teatro Bar del tradicional Paseo La Plaza de Avenida Corrientes; está interpretada por Héctor Leza y Victoria Troncoso, trata de seis historias de amor escritas por el creador de "Boggie el aceitoso", que narran escenas de la vida cotidiana en clave grotesca.

Los textos, adaptados para teatro por el director Gabriel Fernández, recorren los siguientes cuentos: "Giovanni y Andrea", "Sexo explícito", "Una playa desierta", "Una lección de vida", "Vidas privadas y Aforismos de Ernesto Esteban Etchenique".

"La decisión -según el director- fue abordar la visión del autor sobre el amor, e intentar transmitir lo que produce Fontanarrosa en el momento de lectura de cada cuento, por eso despojamos el escenario de escenografía, para que las imágenes las desarrollen los espectadores.

Utilizamos sólo algunos objetos que se repiten en los diferentes cuentos pero que se utilizan de modos diferentes, según el relato lo exija".

Una vez más se destaca por parte de los creadores porteños la capacidad de observación de Fontanarrosa. "La increíble capacidad del autor es su aguda observación de la fauna nacional".

El director de "Rodajas de amor", recupera la posibilidad que genera la escritura a partir de su adaptación para el teatro. "Las imágenes que transmite al lector, y a cada adaptador, en cada situación dramática que narra, es sin ninguna duda la piedra fundamental para que tantísimos directores nos veamos tentados, y a la vez favorecidos a intentar transformarlo en una obra de teatro".