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Lunes, 4 de junio de 2007

CULTURA / ESPECTáCULOS › "ARGENTINA BEAT", ACEPTABLE DOCUMENTAL SOBRE EL ROCK NACIONAL

Sobre los albores del rock argentino

 Por Leandro Arteaga

Argentina Beat. Crónicas del primer rock argentino.

Argentina, 2006

Dirección y guión: Hernán Gaffet.

Música: Litto Nebbia.

Montaje: Mariana Lifschitz.

Fotografía: Diego Poleri.

Locución: Lalo Mir.

Intérpretes: Litto Nebbia, Pipo Lernoud, Moris, Nito Mestre, Javier Martínez, Alfredo Rosso y Miguel Grinberg. Apariciones musicales de Eddie Pequenino, Los guantes negros, Los Gatos Salvajes, Los Beatniks, Manal, Vox Dei.

Duración: 130 minutos.

Salas: Monumental, Showcase.

Puntaje: 6 (seis).

El rock argentino tiene, desde hace tiempo, una historia propia que contar. Es más, ya podemos identificar etapas distintas, con el enclave que significa el efecto Cromagnon, hecho que tematiza, justamente, el libro "El rock perdido: de los hippies a la cultura chabona", del periodista Sergio Marchi.

Los encuentros entre el cine y el rock argentinos son algo esporádicos, casi de culto. Allí aparecen, como testimonio de época antes que como búsqueda cinematográfico﷓musical, Hasta que se ponga el sol (1973, Aníbal Uset), Adiós Sui Generis (1976, Bebe Kamin) y B.A. Rock (1983, Héctor Olivera). Y a uno el recuerdo le devuelve imágenes, de ésas que se guardan como espectador, más aún si uno entonces era un niño: ver B.A. Rock a sala llena, con un público algo aletargado, muy tranquilo y silencioso, que escuchaba y miraba ensimismado a los partícipes de la maratón musical. Hasta que aparece Riff. Y algún inadaptado que en la sala vocifera "¡Grande Pappo!", y la gente que se despierta y, descomprimida, grita y ríe también. Y todos cantan con la pantalla. Casi que no quise volver a ver más B.A. Rock, prefiero que persista la ingenuidad de aquél espectador, niño que miraba extrañado las camperas negras del grupo de Pappo y que nada sabía, todavía, de las razones de dictadura que habían llevado a que la gente no bailara. El reencuentro con algunas películas, convengamos, siempre se reviste de cierta desilusión.

Argentina Beat es el segundo documental de Hernán Gaffet, responsable también de Oscar Alemán, vida con swing (2002), y de la reciente Ciudad en celo (2006), película con la que incursiona en el terreno de la ficción. En Argentina Beat, Gaffet propone un periplo que, de suyo propio, ya resulta atractivo. Estamos en los albores de la cultura rock argentina. La Cueva y sus adeptos aparecen como fantasmas de una época que se escapó hace muy poco. Las entrevistas se suceden y con ellas el tiempo vivido se asoma en los rostros de Moris, Nebbia, Lernoud, Soulé, junto con un insustituible Javier Martínez.

Pero el camino trazado resulta algo convencional. Es Lalo Mir quien nos acompaña en la construcción de esta máquina del tiempo. Y la voz de Mir es demasiado institucional, muy reconocible. Porque lo que no hay en Argentina Beat es, justamente, deconstrucción. El fenómeno rock es visitado pero no demasiado analizado. Se intenta plasmar una época que, sabemos, de mito tiene mucho. Sí, está bien, los mitos nos encantan. Y el mito rock tal vez sea el que más. Pero debe haber muchas otras historias que contar. Que sepan detenerse en lo más pequeño, que por minúsculo casi se escapa. Pareciera que el film intenta un trazado tan grandilocuente que, de modo inevitable, es demasiado lo que queda apenas esbozado. Problematiza poco y avanza a pasos acelerados. Como contraejemplo, entonces, baste el recuerdo que Martínez hace de Sandro cuando ingresaba, de modo glorioso, a la Cueva. Esa pequeña anécdota encierra mucho más que lo que el film pretende desde una totalidad discursiva.

De todos modos, Argentina Beat se disfruta, y suma su aporte al que también ofreciera Sebastián Schindel con su Que sea rock (2006). Falta mucho cine, todavía, para tratar el rock argentino y para, sobre todas las cosas, erradicar la mirada simplista y burda de Tango feroz (1993, Marcelo Piñeyro), film que, antes que bravuconear de modo gratuito, mejor hubiese hecho en guardar respeto por Nebbia, cultor de veras del rock de por aquí.

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Litto Nebbia musicaliza y además interpreta el documental La voz en off pertenece al inconfundible Lalo Mir
 
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