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Miércoles, 2 de enero de 2008

CONTRATAPA

Año nuevo en París

 Por Mario Laus

Desde París

Parece una vuelta del perro en peatonal Córdoba o en la plaza Colón de Carcarañá. Pero es una vuelta mucho muy grande... Una humanidad de 400.000 personas proveniente de todos los horizontes, transita Champs Elysées en la víspera de año nuevo.

La marea de gente sube y baja la vitrina más importante de Francia. Hugo Boss, Peugeot, el Lido, Lancel, Nike, Virgen, Apple, Citroen, Lacoste -y muchas más-, son parte ineludible de la cita. Entre el Arco del Triunfo y la Pirámide, los parisinos están orgullosos de sus nuevas luces. Casi como estrellas celestes que caen del cielo, y se posan sobre la copa de los árboles sin hojas, con destellos intermitentes.

El presidente de la república, Nicolas Sarkozy , elije este momento para saludar por televisión a sus queridos compatriotas, destacando la segunda etapa de su gobierno. Llega el tiempo de implementar una "política de civilización" haciendo de Francia el alma de un nuevo renacimiento, dice el mandatario. Moralizar el capitalismo financiero, llevar adelante una profunda reforma del estado y de la sociedad sin brutalidad, colocar en el centro de la preocupación política la integración, la distribución y la justicia son algunos de los objetivos enunciados (1). "Yo conozco vuestra exasperación...", remató Sarkozy. Y no se equivocaría (2).

En la noche húmeda, agitando su campanita, Papá Noel todavía da para todo, a pesar que navidad quedó atrás. Su sonrisa contrasta y ratifica el mensaje oficial. Por ebriedad, no queda claro si hace tres años que está en la calle con su perro tuerto, o que trabaja esta esquina de Champs Elysées, o ambas cosas. En frente, tirado al lado de Macdo y de unas papas fritas muertas, yace en el piso un compañero durmiendo; "un sin domicilio fijo", como también rezan las estadísticas.

Pero el tiempo sigue su camino inexorable y nos acercamos a la hora cero. Entre la multitud, alguien se da media vuelta y llama a su padre en español. Le dice.... "viejo". Es increíble como una simple palabra -que de repente define un argentino-, puede contener tanto mensaje. El momento es dos veces mágico. A la distancia de una mirada, aparece el triunfo de un beso. Algo que Napoleón seguramente no imaginó para su monumento. En la eterna ciudad de las luces, es media noche.

(1) Le Figaró. 1/1/08.

(2) Horas más tarde, la policía informaría que durante la fiesta se quemaron "voluntariamente" 372 vehículos en todo el hexágono francés, "12 por ciento menos que el fin de año pasado", se agregó.

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