rosario

Miércoles, 27 de agosto de 2008

CONTRATAPA

Canario triste

 Por Jorge Isaías

Ni siquiera en los pliegues más remotos de mi esquiva memoria me quedaba el recuerdo que Toto Míguez casi como sin querer me trajo. No digo que fue fácil, que apareció como un perrito fiel a hacerme fiesta, sino que al fin de cuentas, noto que lo fui construyendo como al pasar, un poco, y otro con ganas de ser fiel a algo que quedó en borrasca alucinada de un tiempo que nunca más volverá. Si describo la circunstancia amable de este reencuentro con mi memoria puedo decir que fue hace pocos días, mientras cortábamos lentamente un matambrito bien cocido, cargado con un tinto espirituoso, mientras Víctor Humberto, es decir "El Tago", pulsaba su guitarra para regalarnos alguna zamba de aquellas o un tanguito canyengue de mi flor.

Estas, son o fueron las circunstancias más o menos objetivas y clasificables de aquella cosa tan lejana y fiel y tal vez tan linda para aquellos purretes que recién entraban a la escuela primaria y que gracias a algún mayor que tuvo la feliz idea de formar ese equipo y la más que feliz idea convocarnos es que hoy podemos contarlo con una sonrisa amable y el recuerdo grato de los que se pueden guardar.

En principio recurriré al relato del "Toto" para ver si ese hilo tenue que me tira pueda ser recogido por mí y desenrrolado como debe ser hasta hilar un relato coherente y en el que los otros protagonistas de esta pequeña anécdota se puedan reconocer.

Según mi amigo Toto, siempre la motivación del armado de este equipo fue idea de la gente del Barrio del Jazmín ﷓ es decir nuestro barrio﷓ y que no pudo ser inscripto con ese nombre porque ya había otro cuadro con ese nombre, que no era sino el del "Cholo" Belluschi pero que jugaba en otra categoría. Es decir una de chicos mayores y para no tener que poner segunda división o algo así, le obligaron al "Pelado" Miguez ﷓padre de mi amigo﷓ a ponerle otro nombre al equipo de los más chicos. Como si no fuéramos del mismo barrio, como si no nos entreveráramos con ellos, en los picados y no tuviéramos el mismo derecho a llamarnos equipo "El Jazmín", como los otros.

Bien, lo cierto es que las cosas sucedieron del modo en que lo cuento y no de otro.

En verdad al día de hoy, no sé quienes integramos ese cuadrito, salvo "El Toto", que al recordármelo es evidente que fue de la partida.

También arrima otra leñita seca al fuego del recuerdo por el color de las camisetas ﷓tal vez, la única que consiguieron, o las más baratas﷓, que eran de un amarillo furioso, bautizaron al equipo "Canario triste".

Digo, pregunto a los de entonces ¿no hubo una canción popular en ese tiempo con este título?

Partidos, retazos de ellos, pegadas, alguna alternativa especial casi no recuerdo salvo una dolorosa y que me tocó jugar a mí. Había faltado el arquero y fui ﷓contra mi voluntad﷓ a reemplazarlo, a costa de mi dignidad, ya que me hicieron media docena de goles, me llenaron de "pepinos", como me decían al otro día los chicos en la escuela.

De todos modos eso no arredró mis ímpetus, confieso que se redujeron a mi puesto de zaguero, ya que al arco no quise volver ni aún a riesgo de ser retirado del equipo. Situación que no se dio porque no sobraban los jugadores en el barrio y una dignidad "jazminera" que siempre fue nuestro barrio quien debía mostrar hacia fuera una férrea unidad interna si queríamos ser alguien en la vida, Ya no sabré nunca a quién se le ocurrió tal nombre. O apareció con la compra de la seis camisetitas amarillas, lo que era evidentemente una obviedad. Supongo que si este fue el motivo, habrá faltado imaginación como habrá faltado el dinero, ya que es probable que el bazar "La Primitiva", de don José Bessone las debió tener de oferta. Y tal vez fuera de regalo aquella azul con vistos rojas ﷓igualitas a la de Central Córdoba﷓ que usaba el arquerito heroico, es decir yo mismo con mi oprobio.

La otra opción es que surgidos los nombres, tirados sobre una mesa entre mayores, se haya elegido "Canario triste", canción de moda y luego se le encargaran las camisetas al bueno de don José.

Con esto de la elección de los colores todo era muy arbitrario, según relata mi amigo Roberto Escudero, ya que él fue comisionado por el "Cholo" Belluschi, quien le entregó un dinero. "Compré la de Estudiante de la Plata, porque fueron las que más me gustaron", repite siempre.

Entonces, si un barrio al que representan dos equipos ﷓de distintas edades, es cierto﷓ se da el lujo de elegir colores diferentes, ¿qué cosa le daba identidad al barrio?

Y supongo que la gran distinción habrá estado cifrada en el orgullo, en la dignidad de ser "jazminense" entero, que como siempre aclara mi amigo el "Tigre" Compañy, son como los de Huracán, se los conoce desde lejos por la manera de caminar.

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