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Jueves, 22 de abril de 2010

PSICOLOGíA › SEMINARIO SOBRE TEXTOS DE TRES MUJERES EN EL INICIO DEL PSICOANáLISIS

El amor que desborda el discurso

Sabina Spielrein, Hilda Doolitle y Élisabeth Geblesco escribieron cartas sobre la relación con Jung, Freud y Lacan. Así se pone en el centro de la cuestión el nudo entre lo femenino, el amor y la pasión, al que se agrega la escritura.

 Por Marité Colovini*

"La carta, para el enamorado, no tiene valor táctico: es puramente expresiva (...); lo que entablo con el otro es una relación, no una correspondencia". (Fragmentos de un discurso amoroso. Roland Barthes).

¿Qué es lo que interesa, al mismo tiempo que inquieta, en los relatos que Spielrein, Doolitle y Geblesco escriben acerca de sus respectivos análisis, de sus supervisiones y relaciones con Jung, Freud y Lacan?

Qué es lo que aparece en las imágenes que estas mujeres arman, desarman y rearman en sus relatos sabiendo que al escribir "no se escribe para el otro (...) que la escritura no compensa nada, no sublima nada, que es precisamente ahí donde (el otro) no está". En la creación que constituye el relato se cifra una apuesta central: llevar el psicoanálisis, mediante la escritura como efecto transferencial, hasta el límite, hasta donde es posible pensarlo y sostener las consecuencias de esta experiencia.

Convocar al trabajo con los textos en los que Sabina Spielrein, Hilda Doolitle y Elisabeth Geblesco escribieron sobre sus amores pone en el centro mismo de la cuestión el nudo entre lo femenino, el amor y la pasión, al que le agregamos hoy la escritura, que pareciera imponerse como una necesidad para estas mujeres.

También permite trazar un recorrido por la historia del psicoanálisis. Sabina Speilrein fue una de las primeras mujeres que ingresó en la Sociedad Psicoanalítica de Viena en 1912 y con quien Jung ensaya, por primera vez, de 1904 a 1907 el método psicoanalítico de Freud; Hilda Doolittle fue analizante de Freud en el final de la vida del inventor del psicoanálisis; y Elizabeth Geblesco fue una de las últimas analistas que visitó regularmente a Lacan, hasta su muerte, para trabajar con él en un análisis de control.

Así, la escritura de estas mujeres ofrece, sobre el fondo del amor de transferencia, un panorama para pensar los avatares institucionales del psicoanálisis a lo largo de su historia, las modificaciones en la "técnica", el movimiento de la teoría, los dispositivos de trabajo entre analistas, al mismo tiempo que introduce la problemática del tiempo en la (re)escritura de la historia, crucial en la práctica analítica, y la cruza con el género testimonial, tejido en los relatos que se van sucediendo día a día, mes a mes.

Los escritos de Spielrein, Doolitle y Geblesco, testimonios clínicos, cartas, poemas, homenajes, diarios íntimos, todos ellos géneros en los que la intimidad configura una poética, inauguran un territorio en el que puede pensarse la relación entre mujeres, escritura y transferencia de múltiples modos; abren un espacio en el que la escritura constituye, en sí misma, un verdadero problema crítico, puesto que señala el exceso y la pobreza del lenguaje que el amor arrasa.

A propósito del valor de estas escrituras, de estos testimonios, es posible plantear algunas hipótesis: la primera, el amor desborda el discurso y exige la escritura; la segunda, pensar al psicoanálisis "como encuentro de amor" (Persia 2008). Sabina Spielrein utiliza la metáfora de "hacer poesía" cuando se trata de hacer el amor. Y es que, en rigor: ¿Cómo se "hace el amor" si no es a través de las palabras de amor? Pero a la vez: ¿El amor se logra "hacer" a través del discurso? ¿No hay algo que desborda el campo mismo del lenguaje cuando se trata del amor?

La escritura, decía Freud al finalizar Estudios sobre la Histeria, depende de la naturaleza del objeto del que se trata. Por eso, leemos los casos que allí relata como más próximos a las novelas de amor que a los escritos científicos.

¿La naturaleza del amor de transferencia hará que cuando se escribe sobre la transferencia se trate de un género intimista? Se trata entonces de tres mujeres que escribieron, al modo del diario íntimo, lo que sus amores de transferencia les dictaban. Tres mujeres que asumieron el riesgo de testimoniar sobre la experiencia de hablarle a otro en el marco del psicoanálisis. Tres mujeres que, en principio, no pensaron en el lector, pero que guardaron sus manuscritos para la posteridad. ¿Un modo de encontrar la trascendencia a través de esos diarios?

Resulta muy interesante indagar el diálogo, el encuentro, que se plantea entre las distintas versiones de la experiencia que Sabina Spielrein, Hilda Doolitle y Elisabet Geblesco desean testimoniar. Nos referimos a la posibilidad de leer un diálogo entre las cartas y los diarios de Sabina, y sus trabajos académicos que ella no duda en señalar como productos de su amor con Jung; entre la escritura íntima de H.D., es decir sus diarios, y la obra poética, entre la que incluimos el Tributo a Freud y el poema El maestro, dedicado a su analista; un diálogo entre el diario del control de Geblesco con Lacan y ese relato otro que se inscribe en el interior del diario, señalado, encerrado entre paréntesis a lo largo del libro, y que puede leerse como una escritura paralela y que recupera una zona del discurso de Geblesco que ella misma necesita registrar de otra manera (entonaciones, vacilaciones, comentarios sobre otras personas, pensamientos que ella no considera interesantes o consistentes, etc.).

Afrontando los efectos del lenguaje, unas veces advertidas, otras veces crédulas, vacilantes, enérgicas, poniendo la escritura amorosa en relación con el psicoanálisis de un modo revelador, pero convencidas de que "no se puede escribir sin pagar la deuda de la sinceridad", estas mujeres señalan una contribución invalorable a la historia del psicoanálisis que las vuelve a leer.

Estas tres mujeres escribieron destinando sus letras hacia un Otro, que quizás nunca les habló, ya que como dice Lacan, el Otro, el gran Otro, es un lugar en el que resta la marca de la barradura. Pero ese Otro es el que nos hace hablar, hablarle y, agregaría: destinarle cartas de amor.

Desde el campo de la literatura y el del psicoanálisis convocamos a la lectura de Sabina, Hilda y Elizabeth, dejándonos tomar por sus alas de poetisas, para volar con ellas hacia donde sus textos nos lleven.

*Psicoanalista. Escrito en colaboración con Julieta Lopérgolo (Licenciada en Letras). El seminario se desarrolla los terceros viernes de cada mes en Balcarce 837. Informes en [email protected]

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La escritura amorosa se pone en relación con el psiconálisis.
 
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