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Jueves, 25 de octubre de 2012

PSICOLOGíA › APORTES E INTERVENCIONES DEL PSICOANáLISIS EN EL CAMPO DE LA INFANCIA

En esos años irrecuperables

Es una responsabilidad ética de los profesionales de la salud mental apuntar a la mayor solidez posible en lo específico. Es legítimo que se les demande la revisión del instrumento terapéutico para aliviar el sufrimiento humano.

 Por Bárbara Sujmajier*

Este año, la propuesta es trabajar sobre los aportes e intervenciones que el psicoanálisis puede hacer en el campo de la infancia como escenario más amplio que el circunscripto por la situación analítica. Invitamos a pensar estos aportes con su concepción de infancia como "aquella etapa de la vida en la que se van a producir las implantaciones pulsionales y su represión, los destinos de la sexualidad y la constitución de la tópica", según conceptualizó Silvia Bleichmar en "Propuesta de una psicopatología infantil psicoanalítica", en el Segundo Encuentro de Psicoanálisis de Niños que se desarrolló en 1998 en la Facultad de Psicología de la UNR.

Desde esta perspectiva, el análisis de niños se torna preventivo. En tanto los años de infancia son irrecuperables, poder intervenir en los procesos constitutivos de un sujeto en formación tiene enormes alcances para su futura salud mental. Es nuestra responsabilidad ética como profesionales de la salud mental apuntar a la mayor solidez posible en lo específico. Así como precisamos que un médico tenga las mejores herramientas para diagnosticar y tratar una enfermedad orgánica, es legítimo que nos demanden la revisión de nuestro instrumento terapéutico para aliviar el sufrimiento humano. Por eso es urgente que nos pongamos a reflexionar sobre las respuestas que damos cuando se nos consulta, no por tener que responder o dar una solución a todo sino para generar un recorte claro de nuestro campo que permita dar curso a las intervenciones pertinentes en cada caso.

Porque no concebimos un psicoanálisis cerrado dentro de las paredes de un consultorio cuyo funcionamiento está dado de antemano sino todo lo contrario, es necesario una y otra vez reiniciar los procesos. Y en tanto apostamos a una teoría crítica no viciada de dogmatismos, proponemos abrir las discusiones sobre aquello que puede parecer más consolidado por su historia: la clínica psicoanalítica y el corpus teórico que la funda.

Buscamos pensar la consistencia de ciertas prácticas realizadas en diferentes ámbitos en los cuales no necesariamente deba llegar a establecerse un proceso psicoanalítico propiamente dicho. Tanto pueden ser los trabajos en equipo con otros profesionales en instituciones como en el consultorio, tanto individual como grupal, tanto en lo público como en lo privado, tanto con niños como con adolescentes o con adultos.

En todos estos escenarios está presente la realidad, como lo está en nuestra concepción de sujeto por la importancia que tiene en su constitución. El concepto de realidad remite al problema de lo interno y lo externo en relación al sujeto y también a la teoría. Estas discriminaciones nos permitirán definir los límites del psicoanálisis y de este modo potenciar su eficacia. ¿Qué es lo interno y lo externo a nuestro campo, nos preguntábamos en jornadas anteriores? Reconocer los propios límites torna más fértil lo que allí se produce.

Como institución formadora de analistas en donde la atención de pacientes está en el centro consideramos necesario propiciar espacios para pensar las tensiones que se generan en nuestra teoría a la luz de las situaciones que la realidad de estas prácticas nos presenta. Porque nuestros consultorios no son tan confortables como parecen, necesitamos intercambiar sobre las incomodidades, lo que no funciona, los obstáculos. Es tan necesario ser plásticos y creativos en nuestra práctica en el hospital como en nuestro consultorio porque ocurre que cuando echamos a andar la discusión resulta que los ejes teórico﷓clínicos que necesitamos revisar para trabajar en los distintos escenarios son los mismos.

Cómo se da el pasaje de un motivo de consulta a la construcción de un proyecto terapéutico. Cómo se constituye una persona en paciente. Quién es el paciente (cuando se consulta por un tercero). Cómo se crean las condiciones para un análisis (indicaciones y contraindicaciones de un proceso analítico). Cuál es nuestra concepción del diagnóstico. Cómo entender toda esa gama de intervenciones que no quedan reducidas al dispositivo de la cura. Y dentro del dispositivo de la cura, cuántas intervenciones podemos ensayar que no quedan reducidas a la interpretación propiamente dicha.

Estas y muchas más son las preguntas que forman parte del amplio abanico de interrogantes que nos llevan a volver a pensar nuestra concepción de sujeto, de inconsciente, de transferencia, de interpretación, es decir, el objeto del psicoanálisis solidario del método.

*Psicoanalista. Integrante Instituto de la Familia.

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El análisis de niños se torna preventivo para la salud mental.
 
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