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Jueves, 7 de noviembre de 2013

PSICOLOGíA › EL INSTITUTO DE LA FAMILIA QUIERE "HACER TRABAJAR AL PSICOANáLISIS"

En la posición del analista

"Entre la abstinencia y la implicación", son jornadas que indagan en la práctica clínica. "Los límites de la analizabilidad y por ende de la transformación, solo pueden extenderse si se piensa el campo analítico", dicen los organizadores.

 Por Federica Benassi*

El Instituto de la Familia de Rosario es una institución de formación psicoanalítica que ha contenido a muchísimos jóvenes recién egresados de la facultad, acompañándolos en los inicios de la práctica clínica (estructura que incluye un área de asistencia). Pretendiendo, en el permanente ejercicio del intercambio con otros, librarnos de un solipsismo idealista.

Con la consigna de "hacer trabajar al psicoanálisis" cada año realizamos nuestras jornadas. Esta vez la convocatoria es sobre "el trabajo del analista: entre abstinencia e implicación". Propuesta que pone el acento en nuestro hacer. Qué es lo que de hecho hacemos, y no lo que debiéramos hacer o no.

En este sentido, los límites de la analizabilidad y por ende de la transformación, solo pueden extenderse si se piensa el campo analítico en términos de profundizar la comprensión de lo que allí acontece --dice Schenquerman-﷓, y lo que allí acontece implica inevitablemente a dos sujetos, con sus constelaciones inconscientes, con sus experiencias históricas y con sus teorías acerca de la cura (en el peor de los casos dogmatizadas). La cosificación del paciente en una posición refractaria al análisis soslaya la implicación del analista en el campo o las deficiencias de la teoría que maneja, concluye el autor.

Pensar en términos de abstinencia e implicación, por otro lado, nos ubica de lleno en el terreno del método psicoanalítico, que incluye a la abstinencia en su regla fundamental. Método que, no debemos olvidar, depende del objeto y no a la inversa.

¿De qué debe abstenerse un analista? ¿De qué se trata la neutralidad? No banalizarla ni estigmatizarla cómodamente como reaseguro frente a los embates de la transferencia amplía perspectivas. Las situaciones límites, los "análisis de frontera" así nos lo requieren (en las fronteras de la tópica, en las fronteras de la intersubjetividad: niños, psicóticos, traumatismos graves, trastornos en la constitución de la tópica). Es decir, cuando lo que se demanda al analista es su funcionamiento psíquico, exigiéndole esto más contribución personal (teniendo que pensar lo que el paciente no puede pensar).

En este sentido, el trabajo analítico entre contenimiento y rehusamiento, entre ausencia y simbolización, entre la desligazón y el necesario reensamblaje, entre abstinencia e implicación, en la búsqueda del equilibrio, interjuego y dosificación, tarea nada fácil.

Los panelistas serán las psicoanalistas Marisú Vallejos y Laura Codina (miembros del IF), Soledad Vallejo (ex miembro) y este año contaremos con una participación que nos honra, la del psicoanalista Oscar Sotolano (miembro del Colegio de Psicoanalistas, Buenos Aires).

La sede de este encuentro será la Facultad de Psicología de la UNR (la Siberia) el viernes 15 de noviembre a partir de las 18. Los esperamos con la expectativa de abrir el diálogo a través de estas producciones (las que, desde ya agradecemos profundamente), entendiendo que la vía más fecunda para el pensamiento científico es la elaboración critica de la teoría que nos libra del dogmatismo y por tanto, de la esterilidad.

*Miembro del IF.

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No banalizar ni estigmatizar la neutralidad del analista es el reaseguro frente a la transferencia.
 
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