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Lunes, 19 de noviembre de 2012

OPINIóN › SIETE DíAS EN LA CIUDAD

La verdadera disputa electoral

Los principales dirigentes políticos de Santa Fe no lo dicen abiertamente, pero no están conformes con el sistema electoral que impera en la provincia. El Frente Progresista ya intentó eliminar la Boleta Unica y ahora el peronismo sueña con una ley de Lemas remixada.

 Por Leo Ricciardino

Una cosa es clara: La clase política santafesina no está conforme con el sistema electoral vigente. No toda, pero sí la gran mayoría. Los que deciden. Por más que lo disimulen o eviten el debate directo, están convencidos de que las primarias abiertas y simultáneas y --más que nada-- el sistema de Boleta Unica; le han dado un poder excesivo a la gente, por encima incluso de los partidos políticos. El primer sector en advertir esta situación y plantearla ante la justicia fue el kirchnerismo (el Movimiento Evita había hecho la presentación judicial), que objetó la primera aplicación de la boleta única. Pero el segundo sector que fue directamente por su eliminación fue el Frente Progresista, a través del proyecto del radical aliado Santiago Mascheroni acompañado del socialista Eduardo Di Pollina. Ante las críticas que recogió este proyecto, el senador Miguel Lifschitz y el ex gobernador Hermes Binner no se amilanaron y salieron a defender públicamente que "no hay sistema electoral eterno". Es decir, estaban de acuerdo con el proyecto de Mascheroni que naufragó en la Legislatura. En ese momento, el gobernador Antonio Bonfatti fue el que salió a mediar con una respuesta institucional, al señalar que para los próximos comicios se iban a "respetar las leyes vigentes" en Santa Fe.

Ahora es el peronismo el que volvió al ruedo con el tema con un proyecto que --aunque no mencionan el endiablado nombre-- es una remozada ley de lemas. Cómo puede denominarse si no a un proyecto que propone que cada fuerza política o alianza podrá tener hasta cuatro candidatos y será proclamado aquel que sume más votos dentro de esa fuerza política y en la general. Además el proyecto deroga tres leyes vigentes: La de las primarias abiertas de 2004, la que suspendía los comicios en pequeños municipios o comunas donde hubiera una sola lista, del año 2009, y la de la Boleta Unica del año 2010.

La iniciativa, presentada en el seno de una reunión del Consejo Ejecutivo del Partido Justicialista que preside José Freyre; marca en sus considerandos la intención de conseguir un consenso amplio. Por eso cita a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner cuando dijo que "un sistema electoral no puede reducirse a un multiple choice"; pero también recurre a una conocida declaración de Binner, cuando mencionó que "ningún sistema electoral es eterno".

El principal argumento de defensa es que la boleta única ha propiciado que los candidatos "piensen más en su publicidad que en los contenidos de su propuesta", dicen. Pero en rigor, el sistema vigente le complica las internas a muchos. Al peronismo por la cantidad de candidatos y la imposibilidad de ordenarse internamente de cara a los comicios; y en el Frente Progresista el socialismo cree que ha debido cotizar muy alto su integración con el radicalismo con lo que también se le complica el panorama hacia adentro. Un ejemplo de esto lo pusieron en claro en cercanías de Binner cuando impugnaron de antemano la candidatura a diputado nacional del radical Jorge Boasso, señalando que "ya una vez le hicimos campaña a este candidato sin que él hiciera ningún esfuerzo", en referencia a que si le va bien en las primarias puede después colarse en una lista encabezada por Binner y con seguro posicionamiento electoral sin siquiera tener que compartir la campaña electoral con el cabeza de lista que arrastra a los demás. Boasso tiene un altísimo grado de conocimiento en Rosario y eso podría pasar.

De todas maneras, cualquier modificación al sistema electoral provincial debe pensarse no para la coyuntura inmediata. Como dijo el presidente del PJ santafesino Freyre "no deben pensarse las leyes electorales para los comicios inmediatos, sino que hay que darle tiempo a la gente que procese un nuevo método para aplicarlo en las elecciones que viene". Freyre y todos los que analizaron el proyecto en cuestión están pensando en el debate en la Legislatura en el 2014 para aplicarlo en el 2015. Claro que para eso habrá que vencer la resistencia que generará el intento de regresar a un sistema electoral que tiene mucho aire a la ley de lemas, repudiada por los santafesinos.

La escalada.

El escándalo Tognoli, como todo escándalo que se precie, ha perdido espacio en la prensa hasta casi desaparecer en estos últimos días. Es una cuestión casi lógica pero más allá de las lecturas políticas y los intereses, sostener estos temas en la opinión pública es casi un deber. Hay un enemigo muy poderoso para el narcotráfico y es precisamente ese: La publicidad. ¿O acaso alguien cree que la policía en esta provincia hoy mantiene el mismo nivel de connivencia con el delito que antes de estallar el caso Tognoli? Está claro que nada ha cambiado radicalmente, pero por lo menos se estarán cuidando en ese accionar siniestro.

Esta semana lo dijo con honestidad la diputada nacional del socialismo Alicia Ciciliani, al mencionar precisamente que había que aprovechar el impulso y no sacar de agenda esta compleja problemática. Con todo, la legisladora seguía también descargando demasiada responsabilidad en la Nación y la eficacia de las fuerzas federales, antes que volver a mencionar el caso del ex jefe policial que estuvo detenido y sigue vinculado a una causa federal relacionada con el narcotráfico.

Ahí también radica uno de los problemas. La escalada de declaraciones de los funcionarios nacionales y los provinciales no disminuyó al mismo ritmo del caso Tognoli. Cuando las aguas parecían tranquilas, la ministra Nilda Garré sacudió la modorra hablando de una "zona liberada en Santa Fe". El gobernador Bonfatti se tomó unos días pero cuando pudo le respondió que habría que preguntarle a la ministra "cuál es su función" en el esquema de la seguridad nacional.

Más allá de los tironeos políticos por el tema, es claro que Bonfatti logró conservar su relación directa con la presidenta. Se vio en el contacto que tuvieron en Villa Gobernador Gálvez --por demás de respetuoso y cordial-- y se notó en las últimas horas a través de la videoconferencia con Las Parejas, donde Cristina Fernández de Kirchner le prometió al mandatario santafesino que iba a estudiar su pedido para la zona franca de Villa Constitución.

Está bien el doble estándar que establece Bonfatti. Una cosa es pelearse con los ministros (casi que para eso están) y otra muy distinta es hacerlo con la presidenta. En ese vínculo hay dos personas que obtuvieron millones de votos para ejercer sus funciones. A los funcionarios, en cambio, los seleccionó el propio mandatario para desempeños específicos y dependen estrictamente de su decisión para su continuidad.

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Imagen: Alberto Gentilcore.
 
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