rosario

Sábado, 15 de octubre de 2005

OPINIóN

Política del olvido

 Por Gustavo Martínez y Raúl Daz *

No nos extraña. Ni nos entristece. Fue él, también, quien dijo que la responsabilidad de la inundación "es del estado". Y cuando le preguntaron si Reutemann era el responsable, muy suelto de cuerpo, respondió "no, Reutemann era responsable del gobierno", dijo el diputado, bajo el reinado de la confusión política, siempre afín al arte de la desvergüenza y del aparato reutemista. Los griegos proponía una ética subordinada a la política, una política de lectura más allá de la política y del estado: una ética de lo político y la singularidad (de griegos, romanos, medos, persas, asirios y caldeos habló largo y tendido Kilibarda en la última Asamblea Legislativa intentando la defensa del clan que goza de impunidad en Santa Fe). Más, Kilibarda no es griego, pertenece a la cofradía santafesina. No nos extraña ni nos entristece que fuera él quien se opuso al nombramiento de Osvaldo Bayer como escritor ilustre de la provincia. Bayer, apóstol de la memoria, él, un soldado raso del ejército que nos asola desde hace tanto, intentando esconder nuestra memoria bajo la alfombra. No nos extraña ni nos entristece que confundiera a Pocho con Cacho. No es un fallido, no es la traición de los años. Para los Kilibarda, para los que cargan con tantos Pochos, tantas Gracielas, tantos Juan y Rubén, Pocho puede ser Cacho o Tito... Para nosotros, decirle Pocho a Pocho es un ejercicio de memoria.

Si existe una política de la memoria, Kilibarda es un propagandista de la política del olvido. Ejercer la memoria, es, según la teoría política, un ejercicio democrático, una práctica profundamente humana. La memoria, señor Kilibarda, no tiene signo ideológico. Recuerde que los pueblos que olvidan su pasado están condenados a repetirlo. Un viejo slogan que su propio partido utilizó después de la dictadura, recordando a sus muertos peronistas. Usted que busca el olvido, la desmemoria, no es neutro. Está al servicio de los que quieren olvidar, no recordar. Ese no es un ejercicio democrático. Nosotros recordamos, para mantenernos mas humanos, para no alejarnos de nuestra identidad. Y seguiremos recordando que Pocho era Pocho y no Cacho. Aunque era un poco cacho, un cacho de ser humano, un cacho de ternura, un cacho de querer cambiar, montado en su bici, esta sociedad de la desmemoria de los Kilibarda, de los Reutemann. Por eso lo vamos a recordar. Seguramente, la historia de los pueblos, que es una marea, donde la justicia y la libertad suelen aparecer en los buenos tiempos, por los que vamos a seguir luchando, harán justicia con usted, y dentro de poco nadie recordará que usted se llamó Danilo.

* Dirigentes de ATE Rosario.

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