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Viernes, 29 de agosto de 2014

CIUDAD › EL PANORAMA EN LAS CALLES LUCIó COMO UN JUEVES CUALQUIERA

La ambigüedad del acatamiento al paro

Los negocios y fábricas abiertas contrastaron con los piquetes que bloquearon los accesos a la ciudad, que llevaron al secretario de Recolección y Barrido a calcular la adhesión a la huelga en "más del 60 por ciento".

 Por Luis Bastús

La ambigüedad del acatamiento al paro organizado por las CGT y la CTA opositoras, en Rosario sintetizó su contraste en dos esquinas, a sólo una cuadra de distancia entre sí: desierto al paso en Santa Fe y Sarmiento, trajín comercial casi habitual en peatonal Córdoba. Desde uno de los piquetes que bloquearon los accesos a la ciudad, el secretario general de Recolección y Barrido, Marcelo Andrada, calculó que la adhesión a la huelga fue "más del 60 por ciento". La actividad normal del transporte urbano, del comercio y de la administración pública le quitó impacto a la huelga, y la ciudad no tuvo el aspecto de un feriado, como esperaban los dirigentes que orquestaron el mandato del camionero Hugo Moyano, el gastronómico Luis Barrionuevo y el estatal Pablo Micheli.

Las postales calientes de la jornada de protesta fueron los camiones atravesados y los neumáticos llameantes entre pancartas de la Corriente Clasista y Combativa, Partido de los Trabajadores Socialistas y el gremio de Recolectores en la avenida Circunvalación, en su cruce con Presidente Perón, con Juan José Paso y con bulevar Oroño. Por lo demás, el panorama en las calles lució como un jueves cualquiera, con negocios y fábricas abiertas y, eso sí, un tránsito menos congestionado que lo habitual.

Las cuadras de calle Santa Fe que nuclean la mayor cantidad de bancos lucieron desoladas, ya que La Bancaria logró una adhesión total a la huelga. Y su vecindad con bares tradicionales acentuó la imagen de una ciudad vacía. Es que el gremio de Barrionuevo también logró cerrar la gran mayoría de locales gastronómicos. No obstante, las máquinas de café no se apagaron en varios barcitos, que trabajaron a la par del movimiento comercial que no sufrió alteraciones, dado que la Asociación Empleados de Comercio no adhirió a la protesta.

En plaza Sarmiento el ir y venir de ómnibus transcurrió con normalidad, salvo los servicios interurbanos que conectan con el cordón industrial norte. Allí, la ruta 11 y los accesos a la autopista Brigadier López brotaron en piquetes que obstaculizaron la circulación normal de colectivos. Incluso, hubo unidades apedreadas por manifestantes, lo que hizo que la Unión Tranviarios Automotor (UTA) evaluara retirar sus trabajadores del servicio. Finalmente, no lo hicieron. Su titular, Manuel Cornejo había anunciado que no apoyaría el paro ﷓"porque Moyano no nos representa"﷓ y así hubo transporte urbano normal.

No hubo atención en la Empresa Provincial de la Energía ni en Aguas Santafesinas, como tampoco trabajo diario de cuadrillas, puesto que Luz y Fuerza y Obras Sanitarias se plegaron a la medida de fuerza, igual que el Sindicato de Aceiteros Rosario y trabajadores del Pami.

La adhesión al paro de Amsafé Rosario, y de docentes universitarios fueron factores clave para que en algo se sintiera la medida de fuerza. Las facultades y la mayoría de las escuelas públicas estuvieron cerradas pero no así las privadas, puesto que Sadop no participó de la huelga opositora.

También concurrieron a trabajar los porteros de Soeme, docentes de la Universidad Tecnológica Nacional, empleados municipales y judiciales. Respecto de estos dos últimos gremios, la actividad en Tribunales y en dependencias municipales fue normal. En General Motors y en las autopartistas de la región la jornada laboral se cumplió de cabo a rabo.

En los efectores de salud pública, la actividad estuvo reducida a la cobertura de guardias. Lo mismo que los playeros de estaciones de servicio. La falta de combustibles se hizo sentir en la actividad de los taxis. Los coches de alquiler empezaron la jornada como un día normal, y hacia la tarde ya era evidente que muchos tuvieron que retirarse con el tanque vacío.

Andrada polemizó el aserto del jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, quien afirmó que el 75 por ciento de los trabajadores continuó sus actividades. "El gobierno hace sus estimaciones basándose en que no paró el transporte de pasajeros, pero desde anoche (por el miércoles) que yo estoy viendo pasar los colectivos vacíos", dijo. El dirigente moyanista justificó los piquetes de la CCC. "A ellos sólo les queda esa forma de quejarse; nosotros tenemos trabajo y tenemos la posibilidad de hacer el paro", distinguió desde una asamblea montada sobre Presidente Perón y Circunvalación.

El secretario de la CGT Rosario, Rubén López, reiteró a lo largo de la jornada su mayor preocupación en el reclamo, la misma que esgrimen los gremios mejor remunerados como bancarios y lucifuercistas: "Que se eleve el piso del impuesto a las Ganancias, que es algo muy importante para los trabajadores, esto tiene que cambiar".

El líder de la CCC, Eduardo Delmonte, argumentó la protesta: "Somos el sector de menores ingresos, el más golpeado por esta política, que pasa por una situación de hambre generada por la inflación".

En el cruce con Sorrento, Gustavo Teres, titular de Amsafe Rosario y de la delegación local de la CTA opositora, consideró que el paro "es un éxito, y lo comprobamos en las escuelas cerradas, en la administración pública, los bancos, las universidades, los médicos, un malestar muy grande incluso en trabajadores de gremios que no adhirieron".

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La Bancaria logró una adhesión total a la huelga.
Imagen: Andrés Macera.
 
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