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Lunes, 7 de agosto de 2006

CIUDAD › BINNER, LIFSCHITZ Y GIUSTINIANI EN LOS 110 AÑOS DEL PARTIDO SOCIALISTA

"Una esperanza ya está en marcha"

Lo dijeron los más encumbrados dirigentes del PS que hablaron ayer
ante más de 6 mil personas, en el locro en el Mercado de Concentración.

 Por Leo Ricciardino

El festejo de los 110 años del Partido Socialista, le sirvió a esta fuerza ayer en Rosario para renovar "las esperanzas de cambio en Santa Fe", como dijeron en los discursos más de una vez Hermes Binner, Miguel Lifschitz y Rubén Giustiniani. Ante más de 6 mil personas que asistieron al tradicional locro que los socialistas organizan cada año en el Mercado de Concentración de Fisherton; los tres principales referentes del PS se dividieron bien los roles: El intendente Lifschitz hizo eje en la gestión local y los logros alcanzados por el partido a lo largo de los años, el diputado Binner tomó parte de ese mensaje para hacer ver que "es posible trasladar estas ideas y este modelo de gestión a la provincia"; y el senador Giustiniani se encargó de marcar las diferencias que -a pesar de las manifiestas simpatías- separan al partido que preside del gobierno que encabeza Néstor Kirchner. Los tres subrayaron que aquí "no hay superpoderes" y por qué votaron en contra de los mismos; y también marcaron que "sin duda, nuestro partido dentro del Frente Progresista, se encamina hacia un triunfo en la provincia". A pesar de que no se notó en los discursos; un encumbrado dirigente socialista admitió ante Rosario/12 que "se expresaron los tres sectores que hoy conviven dentro del partido". La batería de exposiciones durante el almuerzo fue abierta por el presidente del Concejo Municipal Miguel Zamarini y por la concejala santafesina Marta Fassino. Zamarini fue el primero en hacer mención a los superpoderes. "En Rosario no hay superpoderes como dijo el presidente. Aquí, tanto en el Ejecutivo como en el Concejo Municipal, ante la tentación númerica de imponer determinados temas siempre hemos optado por el consenso, porque esa es nuestra manera de construir en política".

A su turno, el intendente Lifschitz destacó que "aquí (en Rosario) se construye el socialismo desde hace 18 años. Un socialismo posible, argentino, que no es de laboratorio o de panfleto, sino el que todos los días trabaja junto a la gente para transformar la realidad". Y aseguró que "mantenemos vigentes las principales ideas del socialismo argentino, la solidaridad, la participación, la democracia y la transparencia", y aseguró que "son los valores que aplicamos todos los días para llevar adelante una gestión eficiente y con resultados que están a la vista de todos".

Enseguida vinieron las críticas. Y en ese marco, con fuerte tono de campaña, Lifschitz cargó contra el gobierno provincial "que ahora -después de 24 años- descubrió que necesita hacer un hospital en Rosario, cuando nosotros estamos terminando el nuevo Heca, recién ahora descubren que tienen que hacerse más cargo de la salud. Resulta que ahora también descubrieron que es necesaria la participación del Estado en la prestación de servicios esenciales como el agua y las cloacas. Cuando nosotros hacía años que veníamos advirtiendo sobre los perjuicios de entregar esta concesión a manos de un monopolio privado. Pero ahora también lo hacen mal, porque crearon una empresa estatal sin consultar a los municipios", dijo en referencia a Assa, firma que Rosario aún no integra oficialmente.

En el repaso de los "logros de gestión", Lifschitz aseguró que "nosotros vimos antes que nadie los perjuicios que le originaría a la gente la aplicación de las políticas neoliberales de los '90; por eso creamos antes que nadie en la ciudad una enorme red de contención social; por eso revertimos la idea de destinar sólo el 10 por ciento del presupuesto a salud pública y lo elevamos a través de los años a casi el 60 por ciento". Y llegó el turno del programa de gobierno que más enorgullece a los socialistas: "Nos decidimos a combatir en serio a esos verdaderos ghettos de la miseria que son las villas de Rosario y nuestra respuesta fue inmediata y con un plan como el Rosario Hábitat que es ejemplo en Argentina y que es tomado en otro países del mundo como modelo, no sólo de solución habitacional, sino también de construcción de dignidad y ciudadanía". Y en ese punto, el intendente criticó sin nombrarla a la organización social Barrios de Pie que la semana pasa explicó que no concurrió al acto de entrega de viviendas con el presidente Kirchner, por "no compartir la metodología de trabajo del plan Rosario Hábitat". Para Lifschitz "esta es una verdadera política de integración, no es la política de la dádiva, del asistencialismo, por eso quizás muchos no la comprenden".

El intendente rosarino cambió su discurso relacionado con las migraciones internas y aseguró que "en esta ciudad cobijamos a todos por igual, tratamos de acercar soluciones a los hermanos y hermanas que llegan desde cualquier lugar".

A su turno, el senador nacional y presidente del Partido Socialista, Rubén Giustiniani, señaló desde la tribuna y en referencia al multitudinario almuerzo de ayer en el Mercado de Concentración de Fisherton, que "aquí no hay gente que fue arriada por punteros políticos, aquí hay toda gente convencida que asiste a una verdadera asamblea familiar, a este foro socialista en el que en cada mesa se habla y se debate de ideas, pero también de una gran esperanza: La esperanza que representa Hermes Binner de que triunfemos en las próximas elecciones".

Giustiniani fue el encargado de marcar las diferencias con el gobierno nacional, "con el que coincidimos en muchos aspectos, pero al que le señalamos también la agenda pendiente. Porque en esta Argentina donde la torta ha crecido mucho, sin embargo, se sigue cortando igual porque no hay una redistribución del ingreso. Por eso queremos cambiar este modelo económico social, por eso planteamos una reforma tributaria, una reforma previsional que beneficie a nuestros jubilados, una ley de Pymes que debe ser sacada de los cajones del Congreso". Y, finalmente, "porque defendemos y siempre hemos defendido la calidad institucional, es que votamos en contra de los superpoderes que quiere el gobierno. Porque nos negamos a que una persona pueda manejar discrecionalmente todo el dinero de los argentinos".

Además de la nutrida militancia socialista de la ciudad y la región; al almuerzo de ayer asistieron dirigentes del radicalismo, del Partido Demócrata Progresista, del ARI y de Encuentro Popular. También dirigentes gremiales y sociales, como así también los máximos representantes de la Federación Agraria Argentina. A tal punto fue la concurrencia de sectores no partidarios que una de las preguntas que más se escuchaba entre las mesas era: "¿Y vos, qué hacés acá?". Por supuesto, todos -invariablemente- sabían exactamente lo que estaban haciendo allí.

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Binner, Giustiniani y Lifschitz, compartieron la mesa pero no subieron juntos al escenario.
Imagen: Alberto Gentilcore
 
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