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Viernes, 11 de junio de 2010

A LA VISTA

Ciencia para la justicia

El Senado está recibiendo informes elaborados por la CHA y la Falgbt con avales científicos y de prestigiosos juristas con el fin de otorgar fundamentos y seriedad al debate.
El informe de la Federación LGBT está elaborado y avalado por investigaciones del Conicet. En este fragmento se relevan estudios que dicen lo que puede ocurrir con niños y niñas viviendo en familias homoparentales.

La abrumadora mayoría de estudios realizados en varios países, centralmente en los Estados Unidos, demuestran que no hay ninguna diferencia sustantiva entre los niños y niñas por haber sido criados en uno u otro entorno familiar (*). En esta cuestión, “las pruebas que aporta la investigación empírica son unánimes” (Frías Navarro et al, 2004). Como concluye el estudio de Paterson y Redding (1996), “las madres lesbianas y los padres homosexuales pueden ofrecer un hogar a los niños tan positivo como los padres heterosexuales”. El fallo del Superior Tribunal de Justicia de Brasil (2010) menciona explícitamente que la mayoría de los estudios científicos indica que no hay ningún inconveniente por el cual niños y niñas puedan ser adoptados por parejas homosexuales.

José Luis Pedreira, presidente de la sección de psiquiatría infantil de la Asociación Española de Pediatría, señala que la mayoría de los estudios indica que “el desarrollo psicosocial de los niños adoptados y criados en familias homoparentales adquieren niveles cognitivos, de habilidades y competencias sociales, de relación con otros chicos y personas adultas y de identidad sexual que son totalmente equiparables con los de los niños que se educan y desarrollan en familias de corte heterosexual convencional”. Pedreira agrega además que “ésta es la evidencia científica basada en pruebas. Lo demás son creencias y, por lo tanto, con escaso poder de datos contrastables, donde prima el juicio a priori y está ausente el análisis científico. Si no lo creen, que no lo crean, pero que no lo impongan al conjunto de la sociedad”.

Luego de hacer una revisión de una considerable cantidad de estas investigaciones, podemos concluir que los hijos e hijas de parejas del mismo sexo pueden tener o no problemas y ventajas similares a los de aquellos criados en parejas heterosexuales o en cualquier otro tipo de vínculo familiar. No existen diferencias significativas con las relaciones que niños y niñas establecen con sus compañeros y otros adultos. Tampoco hay diferencias en sus relaciones de amistad, ni se ve menguada su autoestima, autoconcepto o imagen de popularidad. Tienen iguales patrones de inteligencia y no hay diferencias significativas en trastornos de conducta, ni trastornos psicopatológicos. Según los estudios, los posibles riesgos de abuso sexual y de negligencia también carecen de diferenciación entre familias homoparentales y heterosexuales.

Es decir, lo importante es el contexto del cuidado, que éste sea adecuado no sólo para satisfacer las necesidades de niños y niñas sino la comunidad afectiva y amorosa de todo el grupo familiar.

La Asociación Americana de Psiquiatría, en noviembre de 2002, apoyó sin reservas todas aquellas iniciativas que permitan a las parejas homosexuales adoptar solos o como pareja, y “todos los derechos legales, beneficios y responsabilidades que de ello se deriven”. La misma asociación señala además que “está demostrado consistentemente...” que los niños criados por padres homosexuales presentan “el mismo nivel de funcionamiento emocional, cognitivo, social y sexual, que los criados por parejas heterosexuales”.

También expresó su opinión al respecto la Asociación Americana de Psicología (1976, 1998 y 2004). En su informe de 2004 declara: “Los padres gays y lesbianas tienen tanta probabilidad como los padres heterosexuales de proporcionar ambientes sanos y protectores para sus niños. Los estudios de varios aspectos del desarrollo infantil revelan pocas diferencias entre hijos/as de madres lesbianas y padres heterosexuales en áreas como personalidad, autoconcepto, comportamiento e identidad sexual. Las pruebas también sugieren que los hijos de padres gays y lesbianas tienen relaciones sociales normales con compañeros y adultos. Los miedos sobre niños de padres gays o lesbianas sexualmente abusados por adultos, condenados al ostracismo por los compañeros, o aislados en comunidades exclusivas de gays o lesbianas, no han recibido ningún apoyo científico”.

Otro conjunto de estudios indica que los estilos de vida de los padres son transmitidos a sus hijos (Baumrind, 1995; Stacey y Biblarz, 2001). Este punto suele ser señalado como un problema por aquellos que se oponen a la ley de igualdad. Lo que omiten al citar estas fuentes es que lo que efectivamente señalan es que niños y niñas criados en matrimonios del mismo sexo cuando son adultos se muestran más tolerantes y con una mentalidad más abierta a la diversidad cultural y familiar (González et al, 2002), y también suelen tener ideas más flexibles sobre el género y la sexualidad por el hecho de crecer con padres gays o lesbianas.

(*) Paradójicamente, la gran mayoría de estas investigaciones fueron “financiadas por instituciones que buscaban, al amparo de la ciencia, resultados que justificaran sus creencias. Como los resultados obtenidos no fueron de su agrado, buscaron otros grupos de investigadores y volvieron a financiar nuevas investigaciones con el objetivo de desacreditar los primeros resultados.

FUENTE: CONSIDERACIONES DE CIENTIFICOS/AS DEL CONICET E INVESTIGADORES/AS DE ARGENTINA ACERCA DE LA LEY DE MATRIMONIO UNIVERSAL Y LOS DERECHOS DE LAS FAMILIAS DE LESBIANAS, GAYS, BISEXUALES Y TRANS.

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