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Viernes, 9 de julio de 2010

ES MI MUNDO

Marco familiar

Marco va a la escuela primaria, tiene una vecina rubia con la que juega tanto como discute, un papá que lo adoptó cuando tenía cuatro y otro papá que se incorporó a su vida desde que está en pareja con el primero. Marco es un personaje de historieta y también el alter ego del dibujante que lo creó, Fernando Carpena, heterosexual declarado que cree que el matrimonio para todxs es tanto asunto suyo como de la democracia en general.

 Por Diego Trerotola

Con un sentido plenamente político, en su historieta épica Dykes To Watch Out For, la pionera estadounidense Alison Bechdel desarrolló una serie de episodios desde fines de los 80 sobre la maternidad de lesbianas y bisexuales, situaciones que iban desde la gestación hasta la crianza de parejas diversas o de madres solteras. Se incluía a una niña trans, a parejas interraciales, se discutía si era mejor un donante anónimo o no, entre otras formas de pensar familias que por primera vez estaban representadas en las historietas. En esa comunidad de personajes sostenida durante más de treinta años de publicación, Bechdel pudo reflexionar sobre distintos momentos de la vida familiar, retratando con una madurez política y afectiva la relación de la diversidad sexual y la niñez. En 2008, Bechdel dejó de publicar su historieta para dibujar sus propias memorias como niña lesbiana a través de novelas gráficas. Pocxs historietistas siguieron trazando la diversidad de vivencias familiares. Para acabar con esa suerte de orfandad en la que quedaron las familias homoparentales en la historieta, un argentino tomó la posta, en un país donde casi no existe tradición ni difusión de historieta glbti. Hace justo un mes, Fernando Carpena creó un blog para hacer un “modesto apoyo desde el comic al matrimonio gay”, bautizó su historieta Son y son y empezó a trazar la historia de una familia homoparental. Sin embargo, Carpena no leyó nunca un comic glbt, fue su propia experiencia lo que lo llevó a dibujar Son y son. En su primer post, además de difundir las primeras viñetas, Carpena escribía una breve introducción: “Me parece increíble que tengamos que discutir si algún grupo de esta sociedad son ciudadanos de segunda. Me hace recordar a Rebelión en la granja: ‘Todos somos iguales, pero algunos somos más iguales que otros’. Una pena. No, no es una pena. Es una vergüenza.” Desde San Rafael, Mendoza, donde vive hace cuatro años tras abandonar Buenos Aires, Carpena dibuja para exorcizar ese vergonzoso estado del pensamiento reaccionario con una historieta protagonizada por una pareja gay y su hijo que todos los días narra una nueva escena de la vida social y emocional de una familia diversa. Pero, para Carpena, es una historieta “que no debería existir, porque se está discutiendo algo que son los derechos de la gente, ciertos derechos de igualdad que, más allá de una cuestión de nombres, de matrimonio o no, son derechos civiles que ya se deberían tener”.

En ese mundo dividido en viñetas, pero unido por un humor y un sentimiento genuinos, Miguel es el padre adoptivo y, con su pareja Sebastián, crían a Marcos, un niño en edad escolar. Pero esa pareja gay no es un modelo hipotético: “Miguel y Sebastián existen, eran mis jefes en un laburo, dos de las mejores personas que conocí en mi vida, fue mi primer contacto con el mundo gay. Pero no tienen un hijo adoptado”. En pareja con Laura desde hace diez años, Carpena se sorprende de que mucha gente se sorprenda de que el que dibuja cada una de esas viñetas no sea gay. Y también cree que el tema del matrimonio gay no es una cuestión exclusiva de los homosexuales, sino de todas las personas, porque se define qué sociedad queremos, qué tipo de democracia estamos construyendo. Y la esperanza de esa nueva democracia la pone en ese futuro cargado de genialidad llamado Marco, que funciona como una buena síntesis de la tradición de historietas protagonizadas por niños y niñas, y que tiene la lucidez suficiente para ir más allá de las convenciones sociales, o de usar esas mismas convenciones contra el pensamiento miserable o discriminatorio. “Yo soy dibujante, y los dibujantes somos los que no podemos soltar el niño interior, ver el mundo desde unos ojos, como los de Marco, que mira las cosas que para otros serían antinaturales como naturales. Sí, yo soy Marco, es una expresión de deseo, es la versión satisfecha de mí mismo.” Carpena es Marco porque ambos creen que ser criado en una sociedad que fomente la diversidad es la forma de expresarse en una libertad válida, y su historieta es un reflejo festivo de esa idea. Y esa fiesta es posible porque esos ojos de niño no repiten los lugares comunes de la niñez y cada situación se ubica por fuera de lo naïf o de una visión ingenuista de la infancia, porque Marco es un personaje que tiene la inteligencia suficiente para poder reírse de y desafiar a la homofobia, sea institucional, como la de la Iglesia Católica, o cotidiana, como la de un grupo de vecinos que imaginan atrocidades sobre la simple convivencia de la familia de Sebastián, Miguel y Marco.

Con una de las entregas de su historieta dedicada a Pepito Cibrián y otra al pastelero de Utilísima Mauricio Asta, confeso seguidor de Son y son, Carpena dibuja con un sentido de activismo y altruismo, porque su tira cómica, que dibuja cada noche, está en paralelo a su carrera, y trata de intervenir con sus ideas dentro de la discusión vigente de la Ley de Matrimonio. Actualmente, Carpena trabaja como director de arte de videojuegos, pero tiene una carrera en la sombra de películas de animación industriales como Manuelita y Dibu, y también fue el responsable de varios videojuegos basados en creaciones de la historieta argentina. Su afición al dibujo de toda la vida lo llevó a crear historietas sueltas, pero Son y son es la primera que tiene continuidad y, en muy poco tiempo, logró cierta adhesión masiva en Facebook y en su blog. Y, claro, los chicos crecen. Así es que Carpena habla de un “crecimiento viral” de Son y son que trasciende la multiplicación de la tira en la web porque la oficina de Derechos Humanos de la ciudad de Rosario pidió permiso para difundir Son y son como parte de la lucha contra la discrimación, y también distintxs profesorxs, incluso de nivel universitario, le avisaron que usan sus historietas para discutir en las clases. Y es una gran esperanza que, con sólo un mes de vida, un niño concebido con otra educación y que celebra valores diversos, pueda estar haciendo escuela.

La historieta de Fernando Carpena se puede seguir en sonysoncomic.blogspot.com

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