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Viernes, 30 de marzo de 2012

MUNDO INTERIOR > ROSARIO: COMANDO RADIOELéCTRICO EN EL HORNO

Tierra de contrastes

En Rosario, la urbe conocida como la ciudad más gay friendly del país, el pasado 22 de marzo dos hombres le prendieron fuego al frente de la casa de la activista trans Michelle Mendoza, responsable del Frente de Diversidad Sexual del Movimiento Evita, a raíz de sus persistentes denuncias contra la policía santafesina por maltratos y discriminación.

Esta historia comenzó a escribirse hace cuatro meses, cuando Michelle y otras compañeras se acercaron a la seccional 5ª de Rosario a denunciar inseguridad y la existencia de “territorios liberados” en la zona roja de la ciudad. Los efectivos no sólo no les tomaron la denuncia sino que las maltrataron. El maltrato va de la sorna a la indiferencia, pasando por el mal gusto y la mano larga.

Las militantes ya reclamaron a las autoridades políticas que bajen una “línea de sensibilización” a los uniformados a su cargo pero, lejos de producirse avances, nuevos episodios ameritaron otras tantas presentaciones.

Poco tiempo después, las referentes de la comunidad trans se apersonaron ante el comando radioeléctrico de Rosario para denunciar un hecho de discriminación en un supermercado. Las despacharon al grito de “putos de mierda” y “negros de mierda”.

Hace tres semanas, Michelle Mendoza, al frente de un grupo de compañeras, escrachó al personal del comando radioeléctrico y de la comisaría 6ª.

En el anochecer del jueves 22 de marzo, dos hombres estacionaron con un auto deportivo frente a la casa de Michelle. En ese momento, ella se encontraba afuera, en una reunión de militancia. Uno de los sujetos bajó del automóvil y metió un trapo por la boca del buzón de las cartas, lo roció con nafta y lo encendió. Cuando se dieron a la fuga, los vecinos corrieron a sofocar el incendio que ya carcomía las cortinas de la puerta y la ventana del hogar.

Fueron precisamente efectivos del comando radioeléctrico quienes se acercaron a constatar el siniestro. Y entonces el siniestro dejó de ser tan sólo sinónimo de llamas envolventes. El efectivo que le tomaba la denuncia a Michelle súbitamente frenó su pluma, la miró fijo y le espetó: “¿Sabés que esto es un llamado de atención, no?”.

Michelle decidió saltear el paso de otro peregrinaje por una comisaría para acudir directamente a los tribunales provinciales. Lejos de amedrentarse, concurrió a la mañana siguiente, respaldada por representantes del Frente de Diversidad del Movimiento Evita, Comunidad Trans de Rosario y Putos Peronistas. A Michelle no le quedan dudas: “Lo que pasó fue a causa de las denuncias que venimos haciendo”.

La misma mañana en que la activista trans radicaba su denuncia ante el juzgado, a pocos metros de allí, dos ciudadanos paraguayos concretaban el primer matrimonio gay entre ciudadanos extranjeros en el mundo, gracias a una resolución provincial.

“El mismo gobierno que permite que se puedan casar también gays extranjeros deja que las compañeras travestis sigamos yendo presas a manos de la policía que tiene a su cargo”, puso blanco sobre negro Michelle Mendoza en diálogo con Soy. Y estampó: “Hay complicidad del poder político provincial con la policía represora”.

La visibilización pública de estos actos intimidatorios así como la emergencia de respaldos políticos para denunciarlos deberían operar como “coraza” sobre las militantes trans para que no vuelvan a ser objeto de persecuciones. Sin embargo, entre las organizaciones de diversidad denunciantes persiste un extendido alerta ante la eventualidad de represalias por parte de los uniformados.

“Algo más va a pasar”, presienten. “Estos tipos se creen los dueños del territorio.”

“Las travestis y transexuales de los barrios no vivimos en una provincia gay friendly”, lamenta Michelle. Es que no hay auténtica igualdad allí donde el brillo de los confites oculta la frialdad de los barrotes.

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