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Viernes, 14 de noviembre de 2014

La buena educación

De qué hablamos cuando hablamos de bullying fue la pregunta vertebral del primer seminario con base local y participación internacional sobre el acoso homolesbotransfóbico en la escuela.

 Por Alejandro Dramis

Activistas de organizaciones Lgbti y representantes de los gobiernos de Argentina, Noruega y Países Bajos se reunieron la semana pasada en el Nacional de Buenos Aires para reflexionar acerca del bullying que afecta a personas lgbti en las escuelas de todo el mundo. En el arranque, Gabriel Brener (Ministerio de Educación nacional) asumió públicamente su responsabilidad en garantizar el cumplimiento de la ley 26.150 (“Programa nacional de educación sexual integral”), junto al compromiso de la recepción de los cuadernillos sobre educación sexual integral, que deben ser utilizados en todas las escuelas del país, para que desde las instituciones se acabe con la confusión entre inclusión/homogeneización y se respete la diversidad de todxs lxs alumnxs.

Coincidiendo con Brener, el holandés Peter Dankmeijer (director de la Alianza Global para la Educación LGBT de los Países Bajos - GALE), además de comparar con acierto al aula magna del Buenos Aires con la universidad de Harry Potter, afirmó que la única manera de encarar el problema seriamente es considerando al bullying y a la lucha por la igualdad de derechos para personas lgbti como una política de Estado. Su organización cuenta con el programa “ARES, arte y homo/transfobia”, que promueve un ámbito educacional no convencional para realizar procesos de aprendizaje en el análisis de guiones cinematográficos, obras de teatro y películas que incluyen temáticas artísticas sobre la comunidad lgbti. La idea es demostrar que la educación artística puede ayudar al proceso de inclusión social de todas las personas, además de promover el diálogo entre los gobiernos, las instituciones educativas y las organizaciones de activistas. Bard Nylund, al frente de la noruega LLH, remarcó la experiencia de su programa nacional que realiza capacitaciones para la concientización de profesionales de la salud, miembros de las escuelas y de las fuerzas policiales en Noruega, focalizadas en mostrar las consecuencias problemáticas que la heteronormatividad tradicional instalada en esas profesiones genera en la población lgbti.

En la misma línea, César Cigliutti recordó la historia de la CHA y las conquistas sociales logradas durante los últimos 30 años –como el matrimonio igualitario y la Ley de Identidad de Género– pero remarcó la urgencia de trabajar en los ámbitos religiosos y los colegios privados, en los cuales no se debaten estos temas y en los que ocurren hechos de discriminación y violencia a diario, con la complicidad de muchos gobiernos provinciales que no cumplen con las leyes de sexualidad sancionadas para los ámbitos educativos. Así quedó formalmente presentada la campaña nacional “Más inclusión, sin Bullying” de la CHA, que a través de imágenes fotográficas y relatos promueve escenarios inclusivos para crear un sistema educativo federal e integrador de todas las identidades sexuales y de género. Sería más que interesante también reflexionar acerca del papel simbólico que cumplen en el Nacional de Buenos Aires los bustos que homenajean a personajes violentos y racistas de nuestra historia, como Bartolomé Mitre y Miguel Cané, aprovechando el marco del debate acerca de la agresión y la discriminación en las instituciones educativas.

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