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Viernes, 27 de febrero de 2015

A LA VISTA

SE AGRANDÓ LA FAMILIA

Casi 200 personas se dieron cita a la orilla del Planetario para participar del “Picnic por el mismo amor”. Soy anduvo de mantel en mantel como un banquete, probando historias y colores.

 Por Matías Máximo

El “Picnic por el mismo amor” es un encuentro donde familias diversas se reúnen para compartir el orgullo de ser y estar. Este domingo, la gente pasa de casualidad por el Planetario y se queda, y otrxs van con la canastita preparada para pasar la tarde. La juntada se hace también en otras grandes ciudades de provincia como Córdoba y Rosario, organizado por la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales.

Aunque la Declaración Universal de los Derechos Humanos es amplia cuando dice que “la familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad”, y que “tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado”, a primera pasada mundial suele asociarse “familia” a la fórmula creada para reproducir, poblar o realizarse con una continuación. Pero familia también significa amistad, hermandad y pertenencia: eso es lo que se percibe en este picnic.

Vi luz y entré

Una familia llegó a la Capital desde Temperley, fueron al Jardín Japonés y se acercaron porque vieron nenxs jugando con acuarelas. Lucero pintó tres mariposas amarillas: una es su hermana Valu, otra es su papá y otra es ella. Valentina, al lado, tiñó la hoja con un arco iris incrustado de estrellas. “No sabíamos que era un picnic de la diversidad”, dice Patricia y cuenta que aunque no se hable de la crianza homoparental en su casa, cuando van por la calle y ven dos chicas de la mano, su hija de 6 años hace preguntas: “Más allá de que te lo propongas, la diversidad se mete en las casas por la televisión, la radio, la calle, los debates, y creo que en la escuela los chicos empiezan a discriminar menos. Creo...”, se queda pensando.

Mi refugio

Una bandera de la diversidad hace de mantel para dos jóvenes que vinieron a pedir refugio humanitario al país. Eugenio, que tiene 28 años, dejó Rusia hace casi dos años. Acá, la Comisión Nacional para los Refugiados le dio el status de “refugiado humanitario”; en Rusia, con la “Ley contra la propaganda de relaciones sexuales no convencionales”, podría ir preso. Llegó al picnic con Babak, de 25, que esta semana se mudó desde Irán porque en su país ser homosexual está penado con la muerte.

Lejos de la canchita improvisada, Catherine –ella pronuncia Cásharin– se enteró del picnic por un amigo que le está enseñando castellano. Son seis alemanes en total y toman aguas saborizadas. “En las ciudades de Alemania no hay discriminación y solemos hacer picnics donde todo se mezcla; aunque en los pueblos chicos, que son muy tradicionales, esto no sería posible. Me pone feliz ver la diversidad de las familias y saber que acá tan lejos se experimentan las sexualidades como cada uno quiera”, dice Catherine y es la única que habla. Los demás no entienden una palabra y sonríen todo el tiempo.

7 años de picnic

María Rachid come chipás con su compañera, hablan de los métodos de subrogación y tienen una bombilla con la cara de Evita grabada. Estuvieron desde el comienzo de los picnics de familias diversas, hace siete años, y María recuerda la importancia comunicacional de la Ley de Matrimonio Igualitario. Piensa que la visibilización siempre es una estrategia: “Estar, mostrarse, hablar, es parte de la batalla cultural que tiene que acompañar a los cambios jurídicos para que se inserten de forma real en lo cotidiano”.

A unos metros, lxs que quieren pueden serigrafiar sus remeras con la frase “Lesbiana visible”. O comprar una canasta multicolor de la cooperativa Estilo Diversa.

Las activistas de La Fulana, en pleno violeta, están haciendo una demostración de cómo preparar un preservativo femenino con el “clásico” adaptado al pene, que repartieron las organizaciones Ritta y Attta. Claudia Castrosín, pionera de La Fulana, apostó a que hacía el preservativo en un minuto: “Lo estiramos, cortamos la gomita de la punta, un corte a lo largo y ya está listo para poner arriba de la zona vaginal. Las mujeres tenemos que ser conscientes de que también debemos cuidarnos los genitales”, dice. Con la gomita que sobró de la punta del preservativo, Claudia se ata el pelo y tira un consejo: “Si no tienen preservativos, el papel film de cocina es otro gran dispositivo porque se adhiere bien”. Después se arma el fulbito: se mezclan La Fulana, Attta y Ritta.

Eva tiene dos mamás

En el mantel donde está Mónica, la fundadora de “Eva tiene dos mamás”, hay todo un grupo de madres tomando mate. Mónica lucha para restablecer el contacto con su hija Eva de 7 años a la que la otra mamá –la biológica– no la deja ver. La Justicia no la escuchó y ella sigue intentando. Fue después de una campaña de fotos que empezó por Facebook que otras madres que estaban en la misma se acercaron, porque hay un vacío jurídico que retrasa la resolución de estos casos. Ahora juntas se sienten menos solas.

Más que un trámite

La primera Defensoría LGBT del país puso un gazebo para asesorar sobre la sede que funciona desde diciembre en un edificio del centro porteño. Se especializan en patrocinar casos donde el género no heterosexual es el motor de una disputa legal. Damián y Julieta trabajan en la Defensoría y recibieron consultas toda la tarde, junto a la defensora oficial Flavia Massenzio. “Aparecieron sobre todo preguntas básicas de trámites para DNI y otras sobre los recursos legales para acceder a la salud integral, las operaciones de reasignación genital y las coberturas médicas. Hay personas con otros problemas más específicos que quedaron en pasar por la Defensoría, o por lo menos ya quedaron informados de que existe un espacio que los va a respaldar gratuitamente”, dicen.

Mi primera vez

Algunos vinieron a pasar la tarde en el picnic por primera vez, como Albert, que tiene 34 años y es colombiano. Está recostado solo en su mantel y por atrás pasan patos. Hace un tiempo que vino a la Argentina por una beca y está contento: “En Colombia por estos días hay un debate en el Congreso colombiano sobre la adopción en parejas del mismo sexo y se creó mucha polémica, porque llama la atención que gente de la comunidad LGBT no está apoyando el proyecto. Hay una campaña de ‘No a la adopción en parejas del mismo sexo’, y dicen que Colombia no está preparada. Yo quisiera formar una familia y tener un hijo, ya sea adoptado o por otro método. Creo que ver lo que pasa acá sirve para llevar ideas cuando vuelva a mi país”.

Divorciarse es cuestión de familia

Hace cinco años, José María Di Bello y Alex Freyre formaron el primer matrimonio igualitario del país después de una batalla judicial que los llevó por registros civiles hasta Ushuaia. Hoy, en proceso de divorcio, José María vino por primera vez sin Alex al picnic y lo acompaña su amiga Maiamar Abrodos: “Estoy bien por las decisiones que voy tomando y también un poco triste, aunque a las separaciones con las distintas parejas que tuve en mis 46 años nunca las viví como fracaso. En un momento, el matrimonio era para toda la vida porque nos metían eso en la cabeza como una norma. Pero uno cambia, crece y pasan cosas que lo modifican como persona. Rescato lo vivido en la relación con Alex, pero en este momento amorosamente no podemos estar juntos, aunque seguiremos compartiendo cosas desde la militancia”.

Porque sí

En el medio del picnic, una chica de pelo fucsia está desde las cuatro y media sentada sola y parece salida del video “Zoom” de Soda Stereo. Espera a sus amigxs, dice que dirige teatro y reversionó la obra de Artaud Los Cenci al poner en el rol masculino a una mujer, “para mover estereotipos del patriarcado”. Tiene 24 años y se llama Mariela. Habla dulce y lento: “Las personas tienen un cuerpo para disfrutarlo de la manera que quieran, y está bueno que lo compartan con otros cuerpos más allá de los genitales con que hayan nacido”.

Al final, cuando las luces del Planetario se prenden, un ritmo pegadizo de Chocolate Remix –“reggaetón lesbiano” se definen, un dúo muy bailable– flota en el aire y se mezcla con la brisa de la tarde. Un suspiro. No hay nada más lindo que la familia unida. l

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Imagen: Paz Dellacasa
 
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