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Viernes, 19 de junio de 2009

LGTTB

¿Qué es ser lesbiana?

 Por Marian Pessah

Hace muchos años aprendí que lesbiana era una mujer que estaba por placer con otra mujer. Podía ser por afecto, amor, sexo, etcétera. Con el tiempo comprendí que decirnos lesbianas era, además, un hecho político de visibilidad en un mundo patriarcal, muy diferente que denominarnos “homosexuales femeninas”. La palabra homosexual está en el imaginario destinada a los hombres, y aquello de “femenino” se volvería un adjetivo arbitrario. Nunca adherí a la definición de que lesbiana era una mujer que amaba a otra mujer. Entiendo la lesbianidad como una categoría política y no como una circunstancia amatoria/amorosa/¿coyuntural? ¿Si no amo, no soy? ¿Y si no soy amada, vuelvo a la norma heterosexual?

Más adelante, en mi caminata por la vida, me di cuenta de que ser lesbiana era ser anormal, puesto que no seguía la norma establecida social y culturalmente que me habían asignado al nacer. Me estaba rebelando a la heteronorma y elegía ser parte de una disidencia sexual.

Desde esta visión, fuera del cuadradito normativo y con la libertad que me otorga la rebeldía, tuve la posibilidad de seguir observando a través de conductas que se oponen a las reglas estrictas del sistema opresor y ordenador. Así fue como empecé a desconfiar del casa-miento monogámico de amor y placer.

La idea es revisar y (re)crear las formas de vida que nos lleven a vivir en armonía con nuestros cuerpos, placeres, deseos, amores, reinventando nuestros propios códigos. Sin propiedad privada de cuerpos, ni deseos instituidos. Ser una amante en libertad no implica, necesariamente, estar todos los días con alguien diferente: es revolucionar prácticas y formas; es reapropiarnos de nuestros cuerpos; es estar en permanente comunicación con nosotras mismas. También con nuestras fantasías y necesidades.

Seguí caminando y observé que mi deseo no siempre se condice con mi género. Si bien siempre supe que no era ni deseaba ser “femenina” sino feminista, ser mujer no es sinónimo de femenina. Los géneros son nómades. Imagino que si consiguiéramos romperlos, caerían un montón de pedacitos y así se desintegrarían. Finalmente acabaríamos con el binomio hegemónico de la masculinidad versus la feminidad, de esta manera podríamos abrir la puerta e invitar a entrar a tantas variedades intermedias e inimaginables hasta ahora. El mismo rompimiento podríamos hacerlo respecto de las sexualidades. En uno de los atajos asumí que, como diría la Beauvoir, mujer no se nace, se hace; algunas lesbianas no nos queremos “hacer” mujeres.

Uno de los últimos descubrimientos es que hay lesbianas que están, a veces, con varones y siguen siendo lesbianas. Hoy vuelvo al comienzo: ¿qué es ser lesbiana?

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