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Viernes, 11 de septiembre de 2015

Donna Braxton y Amanda Rosenfeldt

Donna: Nos conocimos hace cinco años en un sitio de encuentros por Internet. Empezamos a chatear y después a hablar por teléfono hasta que quedamos en encontrarnos en La Giralda. Fuimos con ciertos nervios. Yo ya sabía que ella era trans. Y eso me gustó, le agregó algo más. Ella me lo dijo por teléfono, justo antes de vernos. Y cuando me lo dijo yo pensé “Wow”. Y eso que en ese momento yo no tenía conocimientos profundos de lo que era la transexualidad. Cuando nos conocimos lo supe: era la persona que yo estaba buscando.

Amanda: Yo no sabía con qué iba a encontrarme. Y es una incertidumbre justificada porque venía de encuentros que no habían terminado bien. Venía más bien preparada para el fracaso. Cuando sos translesbiana es muy difícil encontrar a alguien que se sienta atraída por vos. Apenas decía que era trans los resultados eran catastróficos: todas querían interrumpir la relación que habíamos empezado. Eso sucedía porque yo he alcanzado un punto en mi transición en el que puedo ser percibida como cisgénero si así lo quiero (y si la otra persona quiere creerlo así). Las mismas cosas que les gustaban de mí (“Me encanta tu espalda grande, que seas alta, musculosa, fibrosa. Ese cuerpo atlético”), se convertían en las cosas que les desagradaban de mí apenas se enteraban de que yo era trans (¡Tenés la espalda tan enorme y toda esa estatura!)

Donna: Debo decir que me pasó todo lo contrario. ¡Me gustó que fuera trans! Cuando voy a algún lugar con ella, cada tanto, alguno se me acerca me pregunta bajito si es trans. Yo digo que sí y contestan “Wow”. Me encanta salir con sus amigas. Yo, tan bajita y ellas, tan altas. Tienen un humor y una onda que me hace sentir bien.

Amanda: Hacia dentro de la comunidad lgbtti hay gran desconocimiento de las lesbianas trans. Y si bien muchas cosas han cambiando en los últimos 4 o 5 años, hay gente que incluso se sorprende de cosas tan básicas como que existamos. Entre las personas cis –ya sean hetero o no– hay una idea generalizada de que las mujeres trans transicionamos para “convertirnos en la mujer de un hombre”, y no que lo hacemos para sentirnos bien con nosotras mismas. En orden de prejuicios e ignorancia hacia nosotras dentro de la comunidad lgbt, según mi experiencia personal, pondría primero a los varones gays y después a algunas travestis y a algunas lesbianas. A las lesbianas las dividiría en: las que no quieren saber nada con vos por ser lesbiana trans, las que saldrían con vos a pesar de que sos trans (le gustaron otras cosas tuyas, y bueno, qué se va a hacer), aquéllas a las que les da lo mismo que seas trans o cis (es indistinto), y aquellas a las que les gustás más porque sos trans. En ese último grupo se ubica mi pareja.

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AMANDA <3 DONNA
Imagen: Sebastián Freire
 
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