turismo

Domingo, 10 de agosto de 2008

CHILE > EN EL PARQUE NACIONAL PUYEHUE

Joya del sol

En las laderas del volcán Casablanca, a 1015 msnm, se encuentra Antillanca –palabra mapuche que significa “joya del sol”–, un complejo de esquí que en invierno se disfruta con excelente nieve y en verano con inolvidables trekkings.

 Por Mariana Lafont

Antillanca significa “joya del sol” en mapuche y este tesoro de la décima Región de Los Lagos alberga en un área de 35 kilómetros algunas de las mejores pistas de Chile en medio de frondosa vegetación. El centro pertenece al CAO (Club Andino Osorno), nacido en 1935 para fomentar deportes de montaña. Las primeras actividades se hacían en el lado norte del volcán Osorno, pero debido a malas condiciones climáticas en los ‘50 se trasladaron a la zona del volcán Antillanca (también llamado Casablanca) que presenta excelentes condiciones para el esquí, en especial la increíble longitud de sus pistas (la más larga tiene 2800 metros). Los vientos provenientes del Pacífico llegan a esta área y acumulan más nieve en la cordillera, manteniendo blancas las laderas de los volcanes desde junio hasta octubre.

CERROS FILOSOS Llegar al complejo es un atractivo en sí mismo, ya que en el recorrido se ven coihues, lengas y arrayanes mezclados con enormes helechos característicos de la selva valdiviana. Además hay lagunas y cascadas a la vera del camino. Frente a las pistas, y a sólo 50 metros de los medios de elevación, están el refugio y el hotel, con la típica arquitectura de montaña. Allí se concentran restaurantes, cafetería, escuelas de esquí, locales de alquiler y taller de equipos, boutique, sala de juegos, microcine, sauna, guardería y discoteca. A pocos kilómetros de allí se encuentran los complejos termales Aguas Calientes y Puyehue, para relajarse luego de una intensa jornada de esquí. Por su capacidad hotelera, los medios de elevación (4 de arrastre y 1 telesilla que pueden transportar 900 pasajeros por hora) y el tipo de esquiadores que concurren, Antillanca es una alternativa ideal para disfrutar de la nieve en familia. Sin embargo, sus provocadoras pendientes son perfectas para los amantes del esquí fuera de pista y el snowboard. Los más famosos son los filos de los cerros Mirador y Haique, que desde su base hasta la cima, a 1600 msnm, tiene un desnivel de 530 metros. Y también son renombrados, entre los más arriesgados snowboarders, los descensos extremos en el Casablanca y la Taza.

A LA CIMA DEL CASABLANCA Al derretirse la nieve, el paisaje de Antillanca se transforma y permite realizar otro tipo de actividades, en especial trekkings a distintos puntos dentro y fuera del complejo. Para ello hay guías especializados que, además de conocer el camino, explican las características del terreno, la flora y la fauna. Los paseos son de todo tipo y dificultad. Hay una caminata corta de dos horas a un sendero de fácil acceso llamado El Chucao. Allí se pueden apreciar bosques con las especies dominantes de la zona: lengas, coihues y mañíos. Además, el simpático canto del chucao (de ahí el nombre del sendero) acompaña durante todo el trayecto.

Un clásico pero de mayor exigencia (y que lleva el día entero) es el ascenso a la cima del Casablanca, pequeño estrato-volcán del que no se tienen datos precisos sobre su última erupción, pero se cree que fue en el año 1500. A sus pies, a 1262 msnm, está el cráter Rayhuen (“boca florida” en mapuche), de 1 kilómetro de diámetro que en febrero se colma de flores nativas. En una gran roca de 12 metros de alto, al costado del cráter Rayhuen se puede practicar escalada en roca y rapel (descenso utilizando una soga y arnés). Esta actividad es apta para los más chicos, ya que en la roca hay una ruta de baja dificultad. Desde el Rayhuen hasta la cima la caminata dura unas dos horas y media, aproximadamente, atravesando grandes manchones de nieve. Al llegar a la cumbre (a 1990 msnm), y en un día despejado, la vista no puede ser más privilegiada. A un lado se ve la cordillera del lado argentino y hacia el otro una línea perfecta de volcanes formada por el Osorno, el Calbuco y el Puntiagudo. Hacia el sur sobresale el imponente Cerro Tronador y en el este se ve el volcán activo Peuye junto al Cordón Caulle y el lago Rupanco. Si hay tiempo suficiente al bajar, se pueden visitar las cuevas volcánicas ubicadas a los pies del Casablanca, por la ladera sur. Estas cavidades se formaron a partir de una erupción del volcán y se pueden recorrer unos 70 metros. Otra posibilidad es tomar la ruta que pasa por el Sendero de Chile (proyecto de vía peatonal, en desarrollo, que uniría Chile de norte a sur atravesando los principales y variados ecosistemas) hasta el Lago Paraíso. Aquí también se aprecia la vegetación típica, pero la recompensa de la caminata es que al llegar al lago se puede dar un chapuzón ya que sus aguas, por estar en zona volcánica, son templadas.

AGUAS CALIENTES Uno de los circuitos más largos es el del Sendero Bertín que recorre el antiguo camino hacia Antillanca, y cuyo nombre es un homenaje a los hermanos que donaron las tierras donde hoy se encuentra el complejo. Si bien son 18 kilómetros de caminata, el premio está al llegar al Complejo Aguas Calientes: un reparador baño termal y una buena sesión de masajes. Lo interesante de este trekking es que comienza en la cima del Cerro Don Pedro entre nieve y aridez, pero con una impagable vista de los volcanes y los alrededores. A partir de allí empieza el descenso y, poco a poco, la vegetación va surgiendo tímidamente hasta convertirse en el avasallante y siempre verde bosque húmedo que protege el Parque Nacional Puyehue. El cambio ocurre en menos de una hora y parece increíble tan brusca metamorfosis con la aparición de cascadas, nalcas, cañaverales, helechos de todo tipo, notros y avellanos, entre otras especies.

El complejo termal tiene una piscina cubierta y otra al aire libre. Sus aguas son más bien barrosas, con poco azufre. La temperatura del agua es de 70 grados, pero todas las noches se vacían las piletas y a la mañana siguiente se vuelven a llenar con agua enfriada a 38 grados. También hay spa, masajes y terapias alternativas. Cuenta con 26 cabañas, camping junto al río Chanlelfú, cafetería, restaurante y quincho. Y, si bien el complejo está abierto todo el año, en verano especialmente se organizan todo tipo de actividades, caminatas y canopy.

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El extraordinario paisaje en el que está inmerso el complejo de deportes invernales de Antillanca.
Imagen: Mariana Lafont
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