Tras una noche de violentos disturbios entre grupos pro y anti sirios, el ministro del Interior Marwan Jarbel aseguró que las fuerzas de seguridad "van a detener a todo aquel que porte armas". Esta mañana se podía circular por casi todas las calles que en la jornada de ayer estuvieron bloqueadas por los manifestantes.

La policía informó que en los enfrentamientos a tiros en Trípoli murieron tres personas, una de ellas una niña de nueve años. Los tiroteos se produjeron entre los barrios de Bab al Tebaneh, de mayoría sunnita y Yabal Mohsen, de predominio chiíta, y cuatro de los heridos están graves, precisó la Agencia de Noticias Nacional libanesa (ANN).

Los incidentes se producen a pocos días después de que el jefe de Inteligencia de la Policía libanesa, Wisan al-Hasan, cercano a la familia del ex primer ministro sunnita asesinado, Rafik Hariri, perdió la vida en un atentado con bomba que agitó una vez más el difícil equilibrio confesional del país.

Tras el funeral de Al-Hassan, el domingo se produjeron en Beirut disturbios y protestas contra el gobierno. El gabinete prosirio está dominado por el movimiento chiita de Hizbollah. La oposición, a la que pertenece el Movimiento anti sirio del ex primer ministro Saad Hariri, señala a Damasco como responsable del asesinato de Al Hassan.

En esta coyuntura, el Ejército libanés advirtió este lunes que "el destino de la nación está en juego" y que la seguridad es una "línea roja" que no se debe traspasar.