01:00 › ENRIQUE CHAPARRO, ESPECIALISTA EN SEGURIDAD INFORMáTICA

“El voto electrónico es una caja negra”

Por Franco Spinetta

El especialista en seguridad de los sistemas de información e integrante de la Fundación Vía Libre, criticó con dureza el sistema de Boleta Única Electrónica propuesta por el Gobierno Nacional. “Cualquier ataque masivo en una elección de tipo manual es impensable. Con el voto electrónico, se puede hacer en un minuto”, advirtió.
--¿Qué opina del sistema que pretende implementar el Ejecutivo?
--En términos generales cualquier cosa que intermedie entre el votante y la expresión del votante, es problemática. Un dispositivo digital es, a los ojos de los ciudadanos, una caja negra. Son muy pocos los que están en condiciones de saber cómo funciona y qué es lo que allí sucede. Se pierde capacidad pública de controlar las elecciones. Además, hay falencias técnicas.
--¿Como cuáles?
--No se puede extender a todo el territorio un sistema sin tiempo de desarrollo, de ensayo, sin plan B. ¿Qué pasa si sale mal, por ejemplo, en dos mil mesas en una elección reñida? Se mancha toda la elección. El objeto de una elección tiene dos caras: consagrar al ganador y convencer a los que perdieron de que efectivamente perdieron. Si en una elección perdés 60 a 40, no hay problema. Pero si sale 51 a 49… y el dispositivo es misterioso, van a denunciarse irregularidades. En la Ciudad se computaron 300 mesas que llegaron al centro de cómputos durante la madrugada en taxi porque no podían transmitir. El escrutinio provisorio no se completó nunca. Esto, a nivel país, representaría a 4 mil mesas.
--¿El sistema que se propone es el mismo que se usó en la Ciudad?
--No lo deja muy en claro. No sabemos cuál será el sistema. El Ejecutivo no debería definirlo, se deja una puerta peligrosamente abierta. El Código Electoral, tal como está, es minucioso. Se intenta evitar el sesgo para el lado Ejecutivo. Este proyecto deja librada muchas cosas a la reglamentación. No sabemos si la máquina almacena o no información. En las modificaciones se planteó que el primer conteo se hace manual y el segundo vía informática, pero no dice qué hacer si hay una diferencia. Hay otras cuestiones se dejan en manos en la Cámara Nacional Electoral, que está muy bien, pero si se manda una macana te deja sin alternativa, salvo la Corte Suprema. Se supone que el juzgado tiene que corregir los problemas, ¿qué pasa si los cometen ellos mismos? No hay doble instancia, que es una garantía constitucional. ¿Si la Corte falla en contra? No se puede apelar, salvo en las cortes internacionales. Para entonces ya perdiste la elección.Para el Gobierno, en cambio, es un paso hacia la transparencia electoral.El proyecto de ley es desastroso. Por ejemplo, tiene cláusulas penales y ni siquiera ha pasado por la Comisión de Legislación Penal. Prohíbe diseñar un software para atacar el sistema, pero no condena a quien lo ataca efectivamente. Además hay mucha soberbia. No aceptaron incluir la posibilidad de incorporar a la boleta única en papel, como alternativa por si el sistema falla. Ellos dicen que no va a fallar y lo primero que uno aprende en este oficio es que todos los sistemas fallan.Hay cierto consenso entre los especialistas e investigadores en que el sistema es demasiado vulnerable, ¿por qué cree que el Ejecutivo avanza de todas maneras? Es que digamos que somos todos ángeles y todos proceden con buena fe, ¿cómo hago para comprobar que las 120 mil máquinas son exactamente iguales a las auditadas y que tienen el mismo software? No digo que no se pueda hacer, pero requiere un esfuerzo gigantesco, muchos recursos que probablemente la mayoría de los partidos no tengan, y mucho tiempo. El sistema tendría que estar listo en febrero de 2017, no se llega.
--¿Por qué se insiste entonces?
--No lo sé. Cuánto hay de capricho…Ante los cuestionamientos que le formulaba, el funcionario Adrián Pérez (Secretario de Asuntos Políticos e Institucionales del Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda) me dijo en la Casa Rosada que esto es así porque el Presidente lo quiere. También creo que hay algo de ilusión tecnológica, esa idea de que resuelve los presuntos o reales problemas del sistema electoral con lucecitas de colores. Quizá está también la idea de que así se puede prescindir de cierto despliegue territorial… no sé. Es una combinación explosiva. No es una cosa menor. No es un “estamos aprendiendo”. La confianza en el sistema electoral es un proceso largo. Destruirlo lleva minutos.
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