UNIVERSIDAD › LA MAYORIA DEL CONSEJO DE LA UBA NOMBRO AL NUEVO VICERRECTOR

Una elección que no todos avalan

El bloque que postulaba a Alterini eligió al peronista Aníbal Franco como vicerrector para hacerse cargo de la UBA. Pero la FUBA y cinco decanos consideraron ilegítima la designación.

 Por Javier Lorca

En una caótica sesión cuya legitimidad está en duda, los consejeros del bloque mayoritario nombraron ayer a Aníbal Franco como nuevo vicerrector de la Universidad de Buenos Aires. La elección se produjo en una reunión realizada a puertas cerradas, sin público ni prensa como testigos, justo cuando agrupaciones estudiantiles de izquierda irrumpían en la circunstancial sala de reunión. Según los decanos y consejeros vinculados con el bloque de radicales, peronistas y aliados, la designación del vicerrector “fue legal” y contó con el voto favorable de 18 consejeros sobre un total de 28, incluidos los decanos de Derecho, Económicas, Psicología, Veterinarias, Farmacia, Odontología, Medicina e Ingeniería. Para ellos, la elección de Franco permite iniciar una transición para superar la crisis institucional que ya lleva casi dos meses, mientras se espera para elegir al rector. Pero la salida no parece sencilla: la designación del vicerrector fue desconocida por un importante grupo de decanos y consejeros de diferentes sectores, además de la FUBA. “Lo ocurrido ha quebrado a la universidad. No se nos permitió hacer absolutamente nada por la resolución casi clandestina que pretenden haber adoptado. Algunos no estábamos siquiera sentados, ninguno de nosotros votó. Nuestra presencia intentará ser usada para convalidar una actitud vergonzante para quienes se arrogan como autoridades de la UBA”, señalaron mediante un comunicado los decanos de Ciencias Sociales, Arquitectura, Filosofía y Letras, Exactas y Agronomía, junto a tres consejeros superiores (ver “Han dañado...”).

A las 9, cuando debía comenzar la sesión del Consejo Superior, el salón del primer piso del rectorado ya estaba repleto. Faltaban algunos consejeros y decanos, pero alrededor de sus asientos había numerosos alumnos, con banderas y carteles, y también unos cuantos gremialistas no docentes, una suerte de custodia para la dirigencia del sindicato del personal de la UBA (Apuba). Tenso, el clima anticipaba lo que pronto pasaría. Alberto Boveris, decano a cargo del rectorado, abrió la sesión y abordó el primer punto del temario. Leyó un informe sobre el estado de los sumarios iniciados para deslindar responsabilidades en los hechos de violencia acaecidos en la entrada de la Facultad de Medicina, cuando alumnos resultaron lastimados por delegados de Apuba. En medio del creciente bullicio, Boveris leyó que se convocaba a las autoridades de la FUBA a testificar qué había pasado aquel día y quiso concluir el asunto dando por informados a los consejeros.

“¡Suspensión, suspensión!”, gritaron los estudiantes, exigiendo que los no docentes identificados como agresores sean separados de sus cargos. Los alumnos que estaban sentados en medio de la sala, dentro del óvalo que formaba la disposición del Consejo, se pararon y con sus banderas impidieron la continuidad de la sesión, que apenas llevaba un cuarto de hora. “Se va a acabar, se va a acabar, la burocracia sindical.” A los gritos y cantos se sumaron esta vez bombos y cornetas. Las dedicatorias de los cantitos apuntaron al ministro de Educación, Daniel Filmus, y al decano de Derecho, Atilio Alterini, ex candidato a rector por el bloque mayoritario. No eran todavía las 9.20 cuando Boveris dispuso un cuarto intermedio y todos los consejeros dejaron el salón y se refugiaron en el encierro de una sala contigua. Allí, una reunión informal del Consejo se extendió durante casi cuatro horas. ¿Qué pasó adentro? Las versiones coinciden hasta el momento de la votación, de ahí en más, se oponen.

“Después de una larga discusión se llegó a un acuerdo respecto del punto referido a los no docentes y a la creación de una comisión para debatir la reforma del estatuto –contó a este diario Edgardo Decaminada, graduado de Veterinarias–. Pero los estudiantes de FUBA no querían que se eligiera al vicerrector.” Así justificó la postura Agustín Vanella, consejero alumno: “Nos parece que la elección de autoridades debe hacerse después de la reforma de los estatutos. Nos dijeron que la elección del vicerrector era necesaria para fortalecer la institución y no es cierto. Al contrario, querer salir de la crisis con este atropello es empeorar la situación”.

Los puntos consensuados fueron los siguientes: (1) “Conformar una comisión transitoria de estudio para la revisión del estatuto universitario, integrada por tres decanos, tres consejeros por claustro (profesores, graduados y estudiantes) y un representante no docente”; y (2) “Hacer expreso el más enérgico repudio a los hechos de violencia ocurridos el 2 de mayo y encomendar a quien estatutariamente ocupe el despacho de los asuntos del rectorado de la UBA que adopte las medidas del caso para que los trámites sumariales se desarrollen con la celeridad y eficiencia que el caso amerita”.

Discusiones subían y bajaban de tono, chicanas y agresiones verbales se prodigaban, en especial entre los graduados radicales y los alumnos de izquierda, y de pronto el decano Boveris llamó a votar aquellos puntos y la elección del vicerrector. Martín Marcos, consejero profesor, propuso a Aníbal Franco y ahí se desmadró la escena. Los estudiantes que, desde afuera, habían rodeado la sala lograron entrar por diversas puertas. Hubo gritos y forcejeos, empujones y, según se denunció en forma cruzada, hasta quienes lanzaron gas pimienta. Para el bloque de mayoría se llegó a votar la totalidad de los puntos. Para los diversos grupos en minoría, no sólo no hubo votación, sino que ni siquiera quedó claro que la sesión se hubiera reanudado formalmente. “Se llegó a votar, yo levanté el brazo pero no alcancé a ver cuánta gente votaba. Reconozco que no fue lo prolijo que hubiéramos deseado, pero fue lo que se pudo lograr”, contó a este diario el decano de Medicina, Alfredo Buzzi. “Es una pena que haya terminado así, porque fue la primera mesa donde los diferentes sectores, incluso los más duros, se pudieron escuchar –dijo a Página/12 Felicitas Elías, consejera docente y quien ofició como secretaria de la reunión–. La votación no se dio en las condiciones adecuadas y no podemos reconocer la elección del vicerrector. Van a tener que buscar una solución de mediación, es la única salida posible.”

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Tras la protesta estudiantil, el Consejo Superior sesionó a puertas cerradas y sin público.
 
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