Vivir pendiente

Por Rodrigo Fresán
UNO

“No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”, decía mi abuela o me invento que decía mi abuela; porque mi abuela ya no está para negarlo y porque todas las abuelas suelen decir más o menos los mismos refranes y proverbios sin fecha de vencimiento. Por lo que aquí me pongo escribir, domingo, esto que tenía pendiente escribir el martes y... (pasa a página 547).

DOS

El tema son las asignaturas pendientes de la Argentina. Tema amplio si lo hay porque, que yo sepa, el nuestro es un país que no ha superado aún sus tan metafóricos nueve meses de gestación. Pensar entonces en la Argentina como un país flotando en líquido amniótico, esperando ser dado a luz. Lo curioso es que –variante freak de una no tan inmaculada concepción– la Argentina se autofecunda in aeternum, vive pendiente y embarazada de sí misma, embarazosa y eterna sufridora de contracciones, enredada en el cordón umbilical de su abortada antihistoria, por siempre parturienta y padecedora de dolores que la parten porque” (concluye la semana que viene).

TRES

Y si la Argentina fuera una novela de Philip K. Dick estaría claro que varias de sus páginas estarían dedicadas a esa otra Argentina, la tan mentada “Sexta Potencia Mundial”, la Argentina más parecida (por potencial económico y situación geográfica) a Australia o Canadá, la Argentina que tendría que ser tan poderosa como Japón (porque, por la lógica de los mapas, Japón tendría que ser tan frágil como Argentina). Siguiendo esta línea de pensamiento utópico, han sido varios los analistas internacionales que han alcanzado la misma terrible conclusión: el problema no está en la Argentina sino en los argentinos. Chocolate y carne y trigo por la noticia; y, sí... (el resto, en el suplemento Entropía/12).

CUATRO

Tecleo en Google Argentina.sexta potencia mundial y –horror– lo primero que sale es un artículo mío publicado en este diario y abducido por uno de esos sites que se nutren de varios medios. El terror de que lo de “sexta potencia mundial” haya sido un invento mío –Dick otra vez– me obliga a abrir otras entradas y, por suerte, muchos escribieron lo mismo. Sí, Argentina no sólo puede ser sino que, además, fue. Así que de lo que hablamos aquí no es de una meta a conseguir sino de una línea de partida borroneada. Así –más Dick– el espanto y no el amor de haber nacido en un país que empezó por el final, por el final feliz. Lo raro es que... (termina en la contratapa).

CINCO

Mi diccionario me cuenta que pendiente equivale tanto a “inclinado, en declive” y “que cuelga” como a “que está por resolverse o terminarse”. Las tres acepciones son válidas para lo que aquí se trata y se me va acabando el espacio asignado y he dejado, sí, pendiente la consigna de todo este asunto: escoger y escribir sobre alguna de las muchas asignaturas pendientes de mi patria. Así que será para otra vez y no creo que sea tan grave; porque son muchos los que aquí propondrán con autoridad materias a rendir y buenas notas a sacar. En lo que a mí respecta, confieso que el tema me supera. (Aunque mi lado oscuro me susurra que no estaría mal que se resolviese el misterio de las manos de Perón; pero se sabe, también, que las oscuridades son algo tan personal como, valga la redundancia, las huellas digitales.) En el adiós y la fuga, me acuerdo de un slogan de John Lennon. Una astuta variación sobre aquello que dijo J. F. K. en cuanto a que no te preguntes lo que tu país puede hacer por vos sino lo que vos podés hacer por tu país. “Pensar globalmente y actuar localmente”, dijo el beatle. Lo que, aplicado a lo que aquí nos convoca (sí, ya sé: Kennedy y Lennon murieron antes de tiempo por andar diciendo cosas por el estilo dejando muchas cosas pendientes) tal vez pudiera interpretarse como que quizá ya vaya siendo hora de pensar menos en lo que se nos debe y –cada quien atiende su juego, sin hacer trampas–, más en lo que nos debemos mientras rogamos todas las noches porque el nuestro sea no sea un destino de incompleto sino de (continuará...)

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