Rubén Magnano, entrenador de la selección que fue medalla de plata en Indianápolis, debió aguardar unos minutos para ingresar el domingo al estadio donde se medían Atenas y Tucumán BB, al no permitirle la entrada un control de los accesos. Magnano no tenía papeles ni credenciales a mano, pero era el personaje excluyente de la noche; una vez adentro, recibió el agasajo que le habían preparado los directivos cordobeses.