Susy es muy celosa y mi entusiasmo por Las Leonas ha suscitado mi primera crisis matrimonial después de 21 años de casados. Ya viene insistiendo con el tema desde que jugamos la final con China por penales. Dice y recalca que mi manera de observar a Independiente tiene otra calidad de mirada que la que observo al mirar a Las Leonas. Le relaté mi pasión por los rojos que el otro día en la cancha casi más me muero de agonía y de tristeza cuando perdíamos con los bosteros y de la alegría y mi descontrol cuando empatamos. Que la emoción fue tan grande que tuve miedo al infarto masivo. Le dije además que mi único gran amor eran los rojos y que ella lo sabía.
Es una forma de amor diferente. Tu forma de mirar a la García no es la misma que cuando mirás a Silvera, me dijo.
Por otra parte, tus gemidos en los dos casos son diferentes. Cuando mirás a Independiente hacés sonidos largos. ¡Huuuuy! ¡Huuuuy! Mientras que con las Leonas son sonidos cortos, intermitentes y bajitos, como secretos. Sí... sí.... sí... Que había algo libidinoso y decadente que le molestaba. Creo que el gol de la García con Nueva Zelanda lo grité demasiado. Fue un error tremendo.
El miércoles cuando jugamos con Alemania me fui al Bar Rulo para no tener que cuidarme de mis expresiones y gemidos. A las ocho de la mañana Susy entró al bar. Lo curioso fue que me sentí como descubierto “in fraganti” como si me hubiera pescado con alguna mina. Se sentó en la mesa. De espaldas al televisor. Me miraba. Yo trataba de moderar mis gestos. Hasta que metieron el gol. Me levanté de golpe y grité con fuerza. “¡Mis Leoncitas, carajo! ¡Argentina! ¡Argentina!” y me volví a sentar. Me sentí recuperando mi dignidad perdida. ¡Hombre otra vez! Susy sonrió. Le tengo pánico a las sonrisas de Susy sin palabras, porque generalmente termino acercándome a ella y le pregunto:”¿Vos me seguís queriendo?”
Mi gran dilema viene ahora. ¿Dónde veo los próximos partidos? Alguien me comentó que existe un bar en la calle Cucha Cucha y J. B. Justo donde un grupo de jubilados madruga para no perder ningún partido de las chicas. Allí estaré. Libre de poder mirar las piernas de las chicas con mi tiempo y espacio propio. Volverme a sentir hombre por un rato junto a los jubilados. ¡Las más lindas piernas del campeonato! ¡Vamos mis Leoncitas todavía, que ganamos!