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Sin querer, hemos naturalizado por completo la experiencia de los colores. Neil Harbisson, quien ve únicamente en blanco y negro, logró recordarnos la omnipresencia del color y el valor que tiene en todos los detalles de la vida cotidiana. El color es también un componente de la cultura que determina el modo de ver, de sentir y de comprender cada rincón del mundo. Además de ser el único ciudadano cíborg reconocido por un Estado, Neil Harbisson es el presidente de la Fundación Cyborg desde donde se asisten muchos pedidos de implantes tecnológicos a la vez que defienden los derechos de los cíborgs. Vive y trabaja en Barcelona donde desarrolla un arte estrechamente ligado al color, a la composición musical y a su ojo electrónico. Ha sido galardonado con numerosos premios científicos y artísticos. Actualmente espera un subsidio para desarrollos artísticos de inteligencia artificial que le permitirá integrar el ojo electrónico al cráneo. En 2011 tras su visita a Ecuador, el vicepresidente Lenín Moreno anunció que su gobierno ayudaría a promover la investigación y el desarrollo de los eyeborgs. Este año visitará la Argentina donde estará hablando del color y de la cultura cíborg. Neil Harbisson expandió los derechos civiles y la concepción del hombre, enfrentando a los Estados con sus propios límites. El desarrollo tecnológico se ha vuelto ineluctable frente a lo cual es necesario comenzar a pensar esta transformación de la humanidad.
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