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La población de la Argentina que se siente de clase media asciende a nueve de cada diez habitantes. Así lo afirmó ayer la Cepal en su documento “Panorama social de América latina 2014”. El país encabeza la lista a nivel regional con la mayor proporción de individuos que se consideran clase media en función de la situación económica que atraviesan. El país es además el que redujo en mayor medida la incidencia de la pobreza en la población entre 2005 y 2012. El organismo dependiente de Naciones Unidas subrayó además las dificultades de América latina para continuar con el proceso de reducción de la pobreza iniciado a principios de la década pasada, lo que se debe al avance de tensiones globales con desaceleración del comercio, baja de precio de materias primas y volatilidad financiera. La Cepal dijo que un desafío central para el Cono Sur será la promoción de programas de protección social para potenciar la igualdad de oportunidades de la población.
El organismo a cargo de Alicia Bárcenas realizó una encuesta para conocer la percepción de los individuos de América latina respecto de la clase social con la que se identifican. El resultado del estudio, con datos de 2011, arrojó que, en la Argentina, 86 por ciento de los habitantes se siente de clase media o de clase media baja. El dato adquiere relevancia si se tiene en cuenta que la cifra fue de 82 por ciento en Uruguay; del 81 por ciento en Bolivia; del 74, en Venezuela, en Perú y en Chile; del 70, en México; del 64, en Brasil; y del 62 en Colombia. A su vez, entre los países que anotaron la peor performance se destacaron las economías del Caribe. Por caso, la percepción en Nicaragua fue de 46 por ciento; en Honduras, 51 por ciento; en El Salvador, 55; y en Guatemala, 56. En cuanto a los datos para el promedio de la región, se registró que el 69 por ciento de los individuos se siente parte de los estratos medios, donde 38 por ciento declaró pertenecer a la clase media, mientras que 31 por ciento aseguró formar parte de la clase media baja.
Bienestar. La Cepal realizó además una medición multidimensional acerca del bienestar de los individuos en los distintos países de la región. Este enfoque contempla cinco variables (vivienda, servicios básicos, educación, empleo y protección social), al tiempo que considera que la persona es pobre cuando tiene carencias en más de una de estas dimensiones. La Argentina fue uno de los países donde más se redujo la incidencia de la pobreza a través de este indicador, puesto que el porcentaje de humildes bajó del 30 al 8 por ciento de la población entre 2005 y 2012. En ese mismo período, la cifra pasó de 28 a 14 por ciento en Brasil; de 13 a 7 por ciento en Chile; de 43 a 41 en México; de 32 a 19 en Venezuela; de 62 a 37 en Perú; de 84 a 58 en Bolivia; de 65 a 50 en Paraguay; de 18 a 9 en Uruguay; y de 41 a 35 por ciento, en Colombia. En lo que refiere al promedio de la región, se anotó una disminución del 39 al 28 por ciento.
Vulnerabilidad. Otro de los datos relevantes de la Cepal fue la estimación de la cantidad de individuos en condiciones de vulnerabilidad. El organismo registró que América latina tenía 167 millones de personas por debajo de la línea de pobreza en 2014, cuando eran 165 millones de individuos en 2013 y 225 millones en 2002. A su vez, los indigentes ascendieron el año pasado a más de 71 millones de personas, contra los 66 millones en 2012 y los 99 millones en 2002. Puesto en proporción de la población, las cifras de pobreza muestran que la región anotó un 28 por ciento de pobres en 2014, contra el 28,1 por ciento del año anterior y el 43,9 por ciento de finales de los ’90.
La región enfrenta dificultades para continuar reduciendo la vulnerabilidad social, admite la Cepal, dado cierto recrudecimiento de las tensiones económicas y financieras a nivel global. Desde el organismo dependiente de Naciones Unidas apuntaron que el impulso del gasto de los Estados para incrementar la calidad de vida de los sectores postergados de la sociedad y promocionar la igualdad de oportunidades debería ser una de las herramientas centrales para avanzar en la lucha contra la pobreza. “La recuperación de la crisis financiera internacional no parece haber sido aprovechada suficientemente para el fortalecimiento de políticas de protección social que disminuyan la vulnerabilidad frente a los ciclos económicos. Ahora, en un escenario de posible reducción de los recursos fiscales disponibles, se requieren mayores esfuerzos para apuntalar dichas políticas, generando bases sólidas con el fin de cumplir los compromisos de la agenda de desarrollo post-2015”, subrayó la directora de Cepal, Alicia Bárcenas.
Desigualdad. En lo que refiere a los indicadores de desigualdad, se destacó que la Argentina fue uno de los países donde más se redujo la diferencia de ingresos entre los habitantes que más ganan y menos ganan. El índice de Gini (indicador que en la medida en que se reduce implica una distribución más equitativa del ingreso) computó un retroceso del 2 por ciento anual entre 2008 y 2013. Para el mismo período, el indicador anotó una disminución de alrededor del 1 por ciento en Brasil y en Chile. A su vez, en Bolivia se registró una caída del 3 por ciento por año, mientras que en Costa Rica tuvo un aumento de 1,5 por ciento y en Panamá, del 0,1 por ciento. Otro dato relevante para la Argentina fue que el 20 por ciento de los habitantes más ricos de la población pasó de explicar 48 a menos del 44 por ciento de los ingresos globales.
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