CON UN PLAN SIMILAR AL DE REMES, SE JUGARA A DESARMAR EL CORRALITO
Una semana clave para Lavagna
El ministro anunciaría hoy un decreto que dispondrá la eliminación del CER para los créditos hipotecarios para vivienda única, personales y prendarios. Después, deberá ocuparse de tres frentes: Bonex, leyes para el FMI y dólar.
Ministro de Economía, Roberto Lavagna. Sábado y domingo se preparó para una semana movidita.
El ministro de Economía Roberto Lavagna jugará todas sus fichas en el trascurso de esta semana. La apuesta será en tres frentes. Primero, deberá cerrar el plan Bonex para canjear depósitos reprogramados que, como anticipó Página/12, es en esencia muy similar al proyecto que terminó eyectando a Jorge Remes Lenicov de Economía: trueque de plazos fijos por bonos, cuya principal garantía será un Estado quebrado. Segundo, deberá conseguir que el Congreso trate esta semana las modificaciones a las leyes de Quiebras y de Subversión Económica, un condición que Washington exige para caminar hacia un eventual acuerdo con el FMI. Tercero, seguirá padeciendo la marcha del dólar, que el viernes cerró a 3,30, un nivel crítico en medio del desbande generalizado de los precios. Para descomprimir la situación política y social, Lavagna anunciaría hoy una a favor de la gente: un decreto de necesidad y urgencia que dispondrá la eliminación del CER para los créditos hipotecarios para vivienda única, personales y prendarios.
Nadie mejor que el ex viceministro de Economía, Jorge Todesca, segundo de Remes Lenicov, para definir el rumbo que esta semana buscará profundizar Roberto Lavagna: “Se sigue perdiendo tiempo para aplicar las mismas herramientas (que Remes)”, afirmó ayer Todesca (ver aparte). Ciertamente, en su segunda semana como ministro, Lavagna buscará ir a fondo con la estrategia que había trazado su predecesor en el cargo: terminar con el corralito para los plazos fijos mediante un canje compulsivo por bonos públicos a 10 años; reclamar al Congreso una rápida modificación de las leyes que el FMI, en nombre del establishment financiero, reclama para avanzar hacia un acuerdo; acelerar el trámite para llevar el ajuste a las administraciones del interior del país; y continuar con una política de dólar y precios libres, aun corriendo el riesgo de detonar en cualquier momento la bomba de la híper.
La única diferencia importante con Remes es que Lavagna comprendió rápido que para transitar por ese conflictivo sendero había que conceder algún guiño político, de modo tal de borrar las huellas que dejaron a Remes encajado en la banquina. Por un lado, el ministro se preocupó en los últimos días por destacar en sus apariciones mediáticas la importancia de las modificaciones en el CER, el coeficiente de indexación por inflación que es la pesadilla de los deudores. Y hoy anunciaría una eliminación amplia: sin límites de montos, para los créditos hipotecarios para vivienda única, personales y prendarios. Del otro lado, el ministro machacó desde un principio con la idea de que los bancos no deben desentenderse de la responsabilidad de devolver los depósitos a sus ahorristas. Así, creó la expectativa de que cada banco garantizaría con su cartera de créditos sus propios depósitos. Sin embargo, tal garantía no será más que una formalidad, ya que la garantía mayoritaria la pondrá el Estado. Más aún, no habrá un bono por cada banco sino un título público para todas las entidades, ya sea públicas o privadas, nacionales o extranjeras.
El menú que servirá Lavagna durante esta semana es el siguiente:
u CER: el ministro anticipó ayer, en un reportaje concedido a este diario, que hoy se firmaría un decreto de necesidad y urgencia para modificar el coeficiente de estabilización de referencia. La razón de que salga por decreto es para facilitar el trámite de las leyes de Quiebra y Subversión Económica a partir del martes en el Congreso, pero la norma contaría con consenso legislativo. Pese a las diferentes versiones que se barajaron, Lavagna confirmó que el CER no correrá para los créditos hipotecarios para vivienda única, personales y prendarios, en todos los casos sin límites de montos. Tampoco se seguirá aplicando para los alquileres, aunque allí la intervención del Estado se limitará a los contratos vigentes. Así, se mantendrá sólo para el caso de los créditos hipotecarios, fundamentalmente, tomados por las empresas. Obviamente, también quedaría abierto el conflicto del CER en el caso de las deudas no bancarias; como ser, los créditos tomados por particulares en escribanías. Sobre estetema, un grupo de diputados anunció que presentará un proyecto para “bancarizar” dichas deudas (ver aparte).
El titular de la Comisión de Finanzas de la Cámara de Diputados, Rodolfo Frigeri, quien trabajó intensamente en el proyecto, ayer difirió con el ministro en un punto: dijo que en el decreto habrá que “definir los montos para (créditos) prendarios y personales”. Además, Frigeri afirmó que la indexación de los créditos a los que se les sacará el CER se hará con un coeficiente de variación salarial (CVS) y no por tasa de interés.
u Bonex: como anticipó este diario, habrá un bono público a 10 años en dólares, para los depósitos a plazo fijo realizados originalmente en dólares. El bono será igual para todos, sin distinción de bancos, porque justamente el garante principal será el Estado. En lugar de rendir 2 por ciento anual, como preveía el plan Remex, los títulos devengarán una tasa más atractiva: Libor más 1 por ciento. Empezarán a pagarse dentro de dos años, y el capital se cancelará en 8 cuotas anuales. Para los plazos fijos originalmente hechos en pesos, el bono será a 5 años, y rendiría el CER más un interés del orden del 7 por ciento. Empezará a pagar capital dentro de un año.
Sólo habrá dos variantes respecto del Remex. Por un lado, Lavagna quiere ofrecer a los ahorristas más pequeños (menos de 10.000 dólares) un bono en dólares a un plazo más corto (5 años). Sin embargo, en el Central y en Economía todavía dudaban sobre el tema, porque nadie sabe si el Estado estará en condiciones de cancelar ese título en ese plazo, o dentro de poco deberá anunciar una nueva reestructuración por otros 5 años.
Por el otro, los bancos deberían aportar un “aforo” para garantizar una porción menor de los títulos. Sin embargo, dado que la mayoría de los bancos tiene su cartera privada en categoría 1 (al día) ya embargada como garantía de los redescuentos y que los bancos extranjeros más fuertes se niegan a ceder esa parte del negocio, en los hechos la garantía privada sería casi una formalidad.
Sea como fuere, los bonos se podrían utilizar para cancelar créditos. Todavía no está definido qué tipo de préstamos ni en qué condiciones. En el Banco Central dicen que deberían ser exclusivamente créditos hipotecarios en situación normal o al día, para no incentivar el no pago de las deudas, como hizo Cavallo al disponer que los títulos públicos podría destinarse a cancelar créditos bancarios sólo en situación 3,4 y 5; es decir, con moras importantes.
u Corralito: Como informó Página/12 el sábado, Lavagna quiere anunciar la apertura total del corralito en un plazo de 60 días. El bono para plazos fijos terminará con el corralito para esa clase de depósitos, ya que los ahorristas podrán vender esos bonos en un mercado secundario (con una pérdida que podría llegar al 70 por ciento). Pero las cuentas a la vista (cajas de ahorro y cuentas corrientes) atrapadas en el corralito seguirán siendo un problema. En este sentido, Lavagna cree que para darle aire político al Bonex sería bueno anunciar conjuntamente el camino de la liberación de las cuentas a la vista.
Sin embargo, con una medida así se corre el peligro de que el dólar se dispare, desembocando en una hiperinflación. Actualmente, hay unos 27.000 millones de pesos en cuentas a la vista, de los cuales 12.000 millones es “dinero transaccional”, que circula en las operaciones cotidianas de la economía. El problema son los 15.000 millones restantes, que serían ahorros y, por lo tanto, una vez abierto al corralito correrían al dólar, si no hubiera otra opción atractiva y segura de inversión. Si ése fuera el caso, el Banco Central debería vender unos 5000 millones de dólares, poco menos de la mitad de las reservas líquidas, para mantener el dólar en torno de los 3 pesos.
Por eso, para evitar que esos ahorros se vuelquen sin escalas al dólar, el Gobierno ofrecerá como opción de inversión un bono público, “increíblemente atractivo” por rentabilidad, pero no por seguridad. Elproyecto es un bono de entre 3 a 5 años en dólares, pero los dólares se comprarán a 1,40.
El titular del Banco Central, Mario Blejer, tiene diferencias con Lavagna acerca de cuándo abrir el corralito. Cree que la apuesta es demasiado arriesgada si no se cuenta antes con un acuerdo con el FMI, que no sólo recomponga la confianza sino también aporte algunos dólares frescos a las reservas.
u Quiebras y Subversión Económica: Lavagna sorprendió el viernes al decir que no pretendía la derogación de la ley de Subversión Económica, como quiere el FMI, sino su modificación. El motivo de tal cambio de opinión fue, como informó Página/12, un documento que demuestra que el propio Banco Central es el organismo que más invoca la ley 20.840 para denunciar a banqueros responsables del vaciamiento de sus entidades. Y que si fuera anulada, al menos, 12 causas denunciadas por el Central por vaciamiento de bancos quedarían impunes. Sea como fuere, el ministro se juega a que el Congreso trate la modificación de ambas leyes durante esta semana, lo cual –presupone– allanaría las negociaciones por el auxilio de Washington y dejaría satisfecho al establishment financiero. Al respecto, el titular del bloque de diputados del PJ, Humberto Roggero, aseguró ayer que los cambios a la Ley de Quiebras podrían ser tratados el martes en comisión y el miércoles sobre tablas. Y un trámite similar podría seguir la ley de Subversión Económica, aunque en este caso el procedimiento podría complicarse: “No puede ser una amnistía, su modificación no puede cambiar la situación procesal de nadie”, afirmó Roggero.