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Economía|Martes, 19 de abril de 2005
CRECE LA INDUSTRIA, PERO TAMBIEN LA CAPACIDAD INSTALADA

La inversión ensanchó el cuello

Hasta hace unos meses se temía que el crecimiento industrial enfrentara un cuello de botella por uso pleno de la capacidad instalada, pero apareció la inversión. La producción sigue creciendo a más del 8 por ciento anual.

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El sector automotor presenta una elevada tasa de crecimiento.
De acuerdo con los datos adelantados del Estimador Mensual Industrial (EMI) difundidos ayer por el Indec, la industria creció en marzo el 4,1 por ciento respecto de febrero y el 8,7 por ciento contra igual mes del año anterior. El uso de la capacidad instalada se encuentra en los mismos niveles que en marzo de 2004, lo que contrastado con el aumento de la producción evidencia los efectos del crecimiento de la inversión. El secretario de Industria, Miguel Peirano, destacó que la actividad industrial alcanzó un nuevo record, superando en un 2 por ciento el pico previo de 1998, justo antes de que se iniciara la recesión.
El aumento de la producción de marzo fue, en términos brutos (con estacionalidad), del 13,2 por ciento. Se trata de la primera variación positiva luego de cuatro meses de caídas consecutivas. Este salto respecto del segundo mes del año resulta también de las paradas para mantenimiento de algunas plantas durante el período estival y, en menor medida, por el efecto de las vacaciones. Si se despejan estos componentes estacionales se llega al crecimiento del 4,1 por ciento.
Los números fríos indican que, si bien la industria sigue creciendo, ya no lo hace a los niveles de dos dígitos que fueron normales desde el inicio de la recuperación a fines de 2002. No obstante, lo que puede ser considerado un freno de la expansión industrial tiene también un componente de inducción estadística. Las cifras de crecimiento de dos dígitos de 2003 y 2004 se explican no sólo por la efectiva recuperación de la producción, sino también porque los valores surgían de comparar contra niveles de actividad muy deprimidos. Este razonamiento también es válido para la evolución del PIB: superado el efecto de salida de pozo, resulta lógico regresar a niveles de expansión más bajos, como el 6 por ciento que el ministro Roberto Lavagna evaluó como “un nivel de equilibrio”. Volviendo a la industria, los datos expuestos se confirman al observar la muy baja utilización de la capacidad instalada en los períodos de referencia.
Respecto de esta utilización de la capacidad instalada, sesgada hacia arriba por el crecimiento de la producción automotriz, se destaca que el nivel alcanzado en marzo, 71,1 por ciento, es similar al de un año atrás, que fue del 71 por ciento. Si a esto se suma que en este período la producción manufacturera creció el 8,7 por ciento, se concluye que fue necesario el aumento de la capacidad instalada total a través de la inversión.
Este proceso inversor es generalizado en casi todas las ramas, lo que aleja el fantasma de los “cuellos de botella” en la industria. Como es propio de la estructura productiva local, los sectores que mantienen más alta la utilización de su capacidad son los vinculados al mercado externo que, adicionalmente, nunca redujeron significativamente su uso –ni en las recesiones ni en las crisis–, como las industrias metálicas básicas y la refinación de petróleo. En la primera de estas ramas, la utilización llegó en marzo a un pico del 98,4 por ciento. Esta rama está compuesta por la producción de acero crudo y aluminio primario, precisamente dos de los sectores más favorecidos por los regímenes de promoción de inversiones diseñados desde el Ministerio de Economía. Aluar, la única firma que produce aluminio primario, inició una inversión de más 2000 millones de dólares para ampliar la capacidad de su planta de Puerto Madryn.
Otro rubro en el que se evidencia el crecimiento de las inversiones es alimentos. La producción interanual creció el 3,3 por ciento. Lo mismo sucede en la industria textil, cuya producción creció el 10,8 por ciento el último año pero la utilización de su capacidad se expandió bastante menos, del 77 al 79,6 por ciento.
La única rama que no creció fue productos del tabaco, que cayó el 26,7 por ciento contra marzo de 2004. En tanto, con una suba de apenas el 0,1 por ciento interanual, refinación de petróleo permaneció estanca. Por último, el sector automotor continúa mostrando características atípicas, como un crecimiento interanual del 30,1 por ciento y un aumento en el uso de su capacidad instalada notablemente subutilizada, que pasó del 34 por ciento en marzo de 2004 al 42,9 por ciento el mes pasado. Para Peirano, los números difundidos ayer muestran que “frente a políticas consistentes” la industria “tiene un enorme potencial de desarrollo”. Según el secretario, la consistencia reside en la conjunción del “fortalecimiento del mercado interno, un tipo de cambio competitivo y políticas activas”.

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