Industriales textiles argentinos y brasileños renovaron un acuerdo que permitirá en 2005 el ingreso a Argentina de 15,8 millones de metros de tela de jean, equivalente a alrededor del 40 por ciento del consumo interno. El consenso de autorregular el mercado, que va a contrapelo de las disputas que existen en otros sectores, incluso dentro de la misma rama, se alcanzó sobre la base de la buena experiencia conseguida el año pasado.
El convenio fue suscripto por la Cámara de Denim y Corderoy (Cadeco) de Argentina y la Asociación Brasileña de la Industria Textil (Abit), los empresarios locales señalaron que a partir de este acuerdo “habrá fluidez en la oferta, sin dañar a la industria argentina”.
A través del acuerdo firmado en 2004, Brasil redujo sus exportaciones de denim a un volumen de hasta 15 millones de metros lineales anuales, mientras que Argentina levantó para ese segmento específico las licencias obligatorias. Carlos Basaldúa, titular de Cadeco, expresó que “el acuerdo sobre denim suscripto en 2004 se concretó con éxito para ambas partes; abasteciendo ampliamente al mercado nacional sin provocar modificaciones en los precios, que se mantienen estables desde 2003”.
Sin embargo, el reino de la armonía todavía estará lejos. El empresario admitió su “preocupación” ya que se está investigando a una empresa brasileña, a la que no identificó, pero que tendría una mayor capacidad de producción que todas las argentinas, por haberse presuntamente excedido en sus exportaciones”.
Basaldúa destacó que “el compromiso entre Cadeco y Abit establece la coordinación de propuestas y sugerencias que ambas instituciones elevarán a sus respectivos gobiernos en materia de negociaciones internacionales e importaciones de productos de extra-zona”.
El sector textil, junto a los de autopartes, calzado y electrodomésticos, es uno de los más conflictivos en las relaciones comerciales entre los dos países, relaciones que en las últimas semanas se vieron sacudidas por los reclamos argentinos por los desequilibrios que estarían afectando a la industria local. En este marco, el ministro de Economía, Roberto Lavagna, propuso a Brasil la implementación de una cláusula de adaptación competitiva que opere frente a “mediciones objetivas” de los desequilibrios, por ejemplo cuando las importaciones aumenten de manera desmedida, tanto en cantidad, como en porcentaje del mercado afectado. Brasil ya había rechazado en febrero pasado una propuesta similar, a la que consideró inaceptable. El viaje para discutir las diferencias de intereses que realizó el presidente Néstor Kirchner la semana pasada, terminó antes de lo previsto sin mayores resultados, aunque entre mutuas declaraciones de buena voluntad. Los empresarios brasileños le dijeron a sus pares argentinos que no es con “llantos y lamentos” como debía construirse una unión aduanera. Es posible que el acuerdo de autorregulación conocido ayer sirva en el mediano plazo para que el sectores defina inversiones con mira a una especialización complementaria.