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Economía|Viernes, 30 de junio de 2006

Caída de la tasa de desocupación y también de la pobreza e indigencia

Además del dato del descenso del desempleo al 9,8 por ciento, contabilizando a los beneficiarios de planes sociales como ocupados, el Presidente tiene un informe que revela que la pobreza descendió del 33,8 al 32,3 por ciento. El Indec le adelanta la información a Kirchner.

Por Maximiliano Montenegro
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Los datos del Indec muestran que la desocupación sigue elevada en el Gran Rosario y en el conurbano.

El presidente Kirchner anunció ayer que la desocupación cayó en mayo al 9,8 por ciento. “Hace pocas horas conocimos extraoficialmente que por primera vez en 13 años la Argentina puede exhibir una tasa de desocupación inferior a los dos dígitos: en el mes de mayo, provisoriamente, llegó a 9,8 por ciento”, dijo durante un acto junto a su par boliviano, Evo Morales, después de la firma de los acuerdos por el gas. El último dato oficial difundido por el Indec era el 11,4 por ciento para el primer trimestre del 2006. Según pudo saber Página/12, ya están en poder de Kirchner los últimos datos de pobreza, que también muestran una caída: en el primer trimestre del año la pobreza cayó al 32,3 por ciento de la población frente al 33,8 por ciento del segundo semestre de 2005.

Los datos difundidos por Kirchner fueron tomados de la cocina del Indec, ya que el organismo no divulga las tasas de desocupación mensuales sino trimestrales. Recién hacia fines de julio, el Indec difundirá la tasa de desocupación del segundo trimestre (abril-junio). El Presidente se enojó con los directivos de la entidad cuando dieron a conocer el último dato oficial de desempleo que existe hasta ahora: 11,4 por ciento para el primer trimestre, lo cual reflejaba una suba respecto del último trimestre de 2005. Desde entonces, el Indec no ha dejado de anticiparle al Presidente la información, aun violando el cronograma de difusión oficial, diagramado en base al tiempo mínimo necesario para el chequeo de datos.

Kirchner anunció primero, siempre “extraoficialmente”, que en abril el desempleo había descendido al 10,8 por ciento y ahora revela que en mayo bajó otro escalón, al 9,8 por ciento. “En mayo de 2003, cuando me tocó asumir, la desocupación era casi del 20 por ciento”, afirmó.

El 9,8 por ciento de mayo es la tasa de desempleo considerando como ocupados a los beneficiarios de planes Jefes de Hogar para desocupados. Si se los considerara como lo que son –desempleados–, entonces la tasa se acercaría todavía al 13 por ciento.

En algunos aglomerados urbanos los índices de desempleo del primer trimestre eran sensiblemente más altos: en el Gran Rosario llegaban al 14,6 por ciento y en los partidos del Gran Buenos Aires superaban el 13 por ciento, al igual que en el Gran Tucumán. En todos los casos, computando como ocupados a los Jefes de Hogar, porque sino las tasas serían, por lo menos, dos puntos mayores.

El anuncio presidencial del desempleo coincide con el adelanto en boca del propio Kirchner de otros indicadores económicos positivos. Durante esta semana, él mismo se encargó de difundir los números del superávit comercial, el record de exportaciones, el boom de la construcción y las ventas en supermercados y shoppings. Tal vez sea casualidad, pero justo cuando su ex ministro de Economía se lanza a la arena política y busca polemizar sobre la marcha de la política es Kirchner quien le responde con cada uno de los indicadores que muestran que todo marcha pum para arriba.

Más allá de la cuestiones políticas, el numerito de desocupación puede acarrear consecuencias legales importantes. Los empresarios multiplicarán las presiones para que la “doble indemnización” por despido (en realidad un adicional del 50 por ciento sobre la indemnización normal) sea eliminada. Ese plus –prorrogado desde la emergencia económica de 2002 a través de decretos que ahora serían ratificados por el Congreso– debería desaparecer una vez que el desempleo perforara el piso del 10 por ciento. Sin embargo, se supone que el dato a tener en cuenta son las cifras trimestrales que publica el Indec y no las declaraciones del Presidente. Como sea, aun si el Indec mostrara una tasa de un dígito para el tercer trimestre del año, vale advertir que dicha tasa, como se dijo antes, contempla como ocupados a los jefes de hogar desempleados. En ámbito oficiales hay quienes creen que deberían trascurrir al menos dos trimestres consecutivos con tasas de un dígito para recién después desarmar el andamiaje legal de protección laboral que se montó durante la crisis.

El otro dato positivo que ya está sobre el escritorio presidencial se refiere a la tasa de pobreza: durante el primer trimestre del año cayó al 32,3 por ciento, frente al 33,8 por ciento que mostraba durante la segunda mitad de 2005. Según el estudio que le acercó el sociólogo Artemio López, sobre la base del Indec, 535 mil personas salieron de la pobreza en los últimos seis meses. Así, hoy habría en el país 12,3 millones de pobres, contra poco más de 20 millones a principios del gobierno de Kirchner. Entonces la tasa era del 54 por ciento de la población.

Si la comparación se remite a la crisis de 2001-2002, la mejoría social es notable. Sin embargo, el 32 por ciento de pobreza actual todavía está muy por encima del 24 por ciento promedio de la década del noventa, cuando la exclusión de millones de argentinos golpeó, como nunca antes, a toda la sociedad.

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