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Economía|Lunes, 29 de agosto de 2005
CEDER A LOS RECLAMOS NO GARANTIZA INVERSIONES

El dilema de la exploración

Por Claudio Scaletta
En un contexto de fuerte crecimiento de los precios internacionales, la Argentina corre el riesgo de convertirse en los próximos años en importador neto de hidrocarburos, lo que afectaría su crecimiento. Los problemas de abastecimiento podrían aparecer en 2007. Si no existen nuevos descubrimientos, las reservas comenzarían a agotarse tan pronto como en 2010. El gran dilema del sector público es promover la inversión en exploración sin ceder a las presiones de las petroleras por la dolarización total y la eliminación de las retenciones.
La estrategia seguida por las firmas desde mediados de los ’90 combinó la maximización de la extracción de hidrocarburos con la minimización de las inversiones para ampliar el horizonte de reservas. La consecuencia más palpable fue la caída de la producción desde 1999. A pesar de esta caída, la extracción de petróleo y gas era a fines de 2004 un 53 por ciento superior a la de 1989. El último año, un cuarto de la extracción de petróleo crudo se destinó a exportaciones.
En tanto, tras la crisis de 2002, el número de pozos de exploración alcanzó su mínimo histórico. En 2004 fueron sólo 23, cifra que contrasta con el rango de entre 120 y 140 perforados hasta mediados de los ’90. A ello se suma que desde la privatización de YPF, el incremento de reservas se concentró en áreas ya explotadas y maduras sin guardar relación con los pozos de exploración perforados.
Caída de las cantidades extraídas y menor exploración son un indicativo de que el aumento de ingresos por la suba de los precios internacionales –a pesar de la existencia de retenciones desde 2002– no tiene la contrapartida de inversiones. Aunque poseen costos de extracción en pesos, las petroleras multinacionales que extraen localmente argumentan que les conviene invertir en países donde pueden recibir precios plenos en dólares, esto es, sin retenciones y sin regulación de los precios internos.
Según destaca el economista Roberto Kosulj, la amenaza de restricciones en la oferta de mediano plazo presentó al sector público un dilema: tanto ceder de manera irrestricta a las demandas empresarias como tomar decisiones que no resuelvan la falta de inversión puede convertirse en una severa traba al crecimiento de la economía.
Está claro que la caída de la producción, a la que precedió la baja inversión, se produjo antes de la devaluación y de las retenciones. Desde el cambio de régimen monetario también se concedió una progresiva dolarización de algunos contratos. Ceder a los reclamos empresarios no garantizó inversiones. Pero aun en el supuesto caso de que las inversiones efectivamente se produjesen, el acercamiento de los precios internos a los internacionales también tendría un fuerte impacto negativo en el crecimiento.

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