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El mundo|Miércoles, 5 de marzo de 2008
Con el respaldo de Estados Unidos, Colombia evitó la condena de la OEA por la invasión a Ecuador

Pese a las críticas, Uribe zafó en la OEA

Ecuador pidió que se convocara a los cancilleres, se condenara la violación de su territorio y que se formara una comisión. Colombia aceptó el primer punto y logró hasta ahora frenar la condena. Bush en persona salió a respaldar a Uribe.

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La canciller de Ecuador, en un extremo de la foto, y en el otro el embajador de Colombia, ayer en la OEA.

Con el apoyo de Estados Unidos, Colombia logró salir ileso ayer en su primera batalla contra Ecuador en la OEA. Aunque Quito tuvo el apoyo mayoritario del continente para sancionar a Bogotá, el debate debió pasar a cuarto intermedio hasta hoy luego de que Colombia rechazara dos de las tres propuestas elevadas por el gobierno ecuatoriano: la condena de la violación territorial a Ecuador por parte de militares colombianos y la creación de una comisión investigadora que vaya al lugar de la escena. Lo único que aceptó el representante del presidente colombiano, Alvaro Uribe, fue la convocatoria a una nueva reunión de los cancilleres del continente, pero solicitó que el encuentro se efectúe el 25 de este mes, en vez del 11, como había propuesto Ecuador. En una señal de fuerte respaldo, y en una de las pocas oportunidades en que se refirió a América latina, el mandatario norteamericano, George Bush, habló en persona por televisión y dejó en claro que no iba a abandonar a su “aliado democrático”.

La reunión del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) estaba convocada desde el lunes pasado, cuando Correa –respaldado por Argentina, Brasil y Chile– logró convencer al secretario general, José Miguel Insulza, de la urgencia de la crisis. Minutos antes, el gobierno ecuatoriano había roto relaciones diplomáticas con el gobierno colombiano a raíz de la incursión militar en territorio ecuatoriano que llevó a cabo Bogotá el sábado pasado, cuando su ejército asesinó a veinte guerrilleros, entre ellos al número dos las FARC, Raúl Reyes. Mientras Correa se dedicó durante todo el día de ayer a recoger el apoyo de los países sudamericanos para su causa, su canciller, María Isabel Salvador, fue quien se encargó de advertir a los diplomáticos del continente sobre el antecedente que crea la avanzada colombiana.

Por eso, en su primer reclamo tuvo al mismo tiempo un fuerte tono emotivo, sin olvidar mencionar los intereses de los miembros de la OEA. “Hay que condenar la violación al territorio y la soberanía de un Estado perpetrada por otro Estado”, exclamó. “Fue una violación planificada y premeditada”, denunció. Frente a los otros 34 países que integran la OEA, Salvador fue la primera en intervenir.

La ministra rebatió los argumentos que en los últimos días dio Bogotá para justificar el ataque militar al campamento guerrillero, bombardeado en Ecuador a 2 kilómetros de la frontera con Colombia. La delegada indicó que los cadáveres encontrados traían ropa de dormir. “Eso desvirtúa la versión colombiana de que hubo un combate previo”, añadió. Con esto, la canciller ecuatoriana concluyó que el presidente colombiano mintió. “No le dijo la verdad al Ecuador ni al mundo”, advirtió.

Luego de despacharse con Colombia, la enviada de Correa puso sobre la mesa dos propuestas más. En primer lugar pidió a la OEA que convocara una reunión urgente de consulta de cancilleres de las Américas para tratar la crisis diplomática a más tardar el 11 de marzo. El otro pedido fue que se designara una comisión para investigar in situ los hechos. La mayoría de los oradores que hablaron durante la primera parte de la sesión coincidió en denunciar la violación de la soberanía ecuatoriana. Entre ellos estuvieron los representantes de Argentina, Brasil y Venezuela.

Sabiendo que el único apoyo que había recibido hasta la fecha era el de Washington, el embajador de Uribe, Camilo Ospina, reiteró las excusas que su gobierno había formulado el lunes, horas antes de cambiar de posición y acusar a Ecuador de respaldar a la guerrilla. “Pido disculpas públicas al gobierno de Ecuador y a su pueblo”, se sinceró. Pero hasta ahí llegaron las disculpas. De inmediato, Ospina comenzó a defenderse de las críticas de su homóloga ecuatoriana. Dijo que no ingresaron aviones colombianos en Ecuador, sino que fueron helicópteros.

Fiel a la línea argumental empleada por su gobierno, de acusado el embajador colombiano se convirtió en acusador. En un clima de alta tensión discursiva, Ospina exigió una respuesta a Caracas y Quito por los datos que Bogotá encontró en las computadoras secuestradas a los guerrilleros. Según Colombia, los archivos sustraídos evidenciaron contactos entre los gobiernos de Correa y Chávez con las FARC. “Le deben una explicación al pueblo colombiano”, dijo en tono confrontativo. El eclecticismo de Colombia no impidió que ese país llegara a un acuerdo con Ecuador, cuando Ospina aceptó la propuesta ecuatoriana de realizar una reunión continental de cancilleres. Sin embargo, faltó consenso en lo esencial. Como era de prever, Colombia rechazó que se condenara la ocupación del territorio ecuatoriano así como la conformación de una comisión investigadora.

Con esto, la sesión extraordinaria del Consejo Permanente de la OEA debió pasar a cuarto intermedio. Al cierre de esta edición, no se había difundido una resolución ni tampoco la fecha del próximo encuentro de cancilleres americanos. Algunos países manejaron también la posibilidad de una misión de la OEA que visite los dos países previo a la reunión de cancilleres.

La salida airosa que obtuvo ayer Colombia hubiera sido difícil de lograr sin el valioso apoyo que le otorgó Estados Unidos. Antes de que se realizara la sesión de la OEA, fue el presidente George Bush quien lo expresó con mayor claridad. “El mensaje de nuestro país al presidente Uribe y al pueblo colombiano es que estamos al lado de nuestro aliado democrático”, afirmó. Luego el embajador Robert Manzanares llevó la misma postura a la OEA. “Respaldamos completamente los esfuerzos del gobierno de Colombia y el presidente Uribe”. Durante su intervención, Manzanares trató por todos los medios de evitar regionalizar el conflicto. El embajador insistió que se trataba de un tema entre Colombia y Ecuador y pidió a los países de la región trabajar constructivamente en apoyo de una resolución diplomática al diferendo. Finalmente, Washington dio su apoyo a la realización de una reunión extraordinaria de cancilleres de la región, que según adelantaron fuentes diplomáticas tendría lugar en Washington. Al fin de cuentas el apoyo de Estados Unidos a esa moción de Ecuador, nunca puso en riesgo la salud política de su aliado menor en el subcontinente.

Informe: Juan Manuel Barca.


“Me desperté con bombas”

Las guerrilleras que sobrevivieron al ataque colombiano confirmaron que los aviones los bombardearon cuando estaban durmiendo. “Lo que me despertó fue un bombardeo, muchas bombas. Se oían aviones y helicópteros que empezaron a tirar bombas hacia donde estábamos y de ahí mucho olor a quemado”, contó la mexicana Lucrecia Arboleda, que se hacía llamar Lucía dentro de las FARC. “Pude sentir que las bombas cayeron muy cerca y luego varias ráfagas de armas. Después de un rato se oían gritos”, agregó en una entrevista a Radio Caracol. Lucía es una de las tres guerrilleras que lograron sobrevivir al ataque, aéreo y terrestre, de las fuerzas colombianas del sábado pasado y que horas después fueron rescatadas por soldados ecuatorianos. Una de sus compañeras, Marta Pérez, contó la misma historia. “Después del ataque se calmó un poco y sólo había ruido de helicópteros y aviones, como hasta las 3 de la mañana”, explicó a la cadena Ecuavisa. La tercera sobreviviente, Doris Bohórquez, seguía ayer muy delicada, según informaron los médicos del Hospital Militar de Quito.

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