Al menos 14 personas murieron y 57 resultaron heridas ayer en dos atentados en Bagdad, cuando faltan pocos días para el repliegue de las tropas estadounidenses de todas las ciudades de Irak. El atentado que causó la mayoría de las víctimas fue perpetrado en el mercado de Nahda. Allí murieron 13 personas y 54 resultaron heridas, según las autoridades. En el otro atentado, la explosión de una moto bomba en el sudoeste de Bagdad mató a una persona e hirió a otras tres, según el Ministerio del Interior.
Según los ministerios iraquíes de Interior y de Defensa, el primer atentado se produjo cuando una bomba colocada en una motocicleta estalló en el mercado de Nahda. El mercado, especializado en la venta de motos y bicicletas, abre los viernes, día de plegaria para los musulmanes. Un responsable del hospital Kindi dio parte de ocho muertos y 40 heridos, en tanto que uno de sus colegas de otro hospital, el de Neurocirugía señaló el ingreso de cinco muertos y 14 heridos. Omar Hashem, de 34 años, cuya ropa estaba manchada de sangre, dijo que fue al mercado con un amigo para ayudarlo a vender su motocicleta cuando tuvo lugar la explosión. “Vi personas quemadas y cadáveres que volaron por los aires. Nosotros escapamos y luego regresamos para ayudar a las víctimas”, declaró en medio de motocicletas calcinadas y cubiertas de sangre.
El método usado en el mercado de motos es casi el mismo que se usó el miércoles pasado en el barrio chiíta Ciudad Sadr de Bagdad, donde la explosión de una moto con un remolque cargado de explosivos cubiertos de legumbres mató a 62 personas, entre las cuales había muchos niños y mujeres, y dejó 150 heridos. Estos atentados, que suman ocho en los últimos dos días, tienen lugar cuando faltan pocos días para la retirada norteamericana de las ciudades iraquíes, prevista para el 30 de junio. El sábado pasado, 72 personas perdieron la vida en la provincia de Kirkuk, a 250 kilometros al norte de Bagdad. Un kamikaze hizo estallar su camión cargado con una tonelada de explosivos, destrozando el centro de la localidad de Taza. Más de 80 casas fueron destruidas. El atentado fue atribuido por las autoridades locales a la red Al Qaida. El gobierno iraquí sabe que los insurgentes, aunque debilitados, tratan de que fracase el proceso de transferencia del poder con los estadounidenses. En una semana, la ola de violencia dejó más de 200 muertos. Las autoridades iraquíes tendrán que ocuparse sin ayuda de la seguridad de las ciudades. El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, criticó el jueves el silencio de los países árabes y musulmanes ante el incremento de los atentados contra la comunidad chiíta. “Llamamos a la comunidad internacional, y particularmente a los países árabes y musulmanes, a asumir una posición clara ante esos crímenes horribles, pues el silencio ya no es aceptable”, afirmó en un comunicado. Maliki había indicado a los embajadores que la fecha del 30 de junio sería respetada y les había asegurado que “las fuerzas iraquíes estaban dispuestas a llevar a cabo su misión, a pesar de los golpes asestados a la seguridad”. Los 130.000 militares norteamericanos que permanecen en Irak se reagruparán en bases situadas fuera de las aglomeraciones y 750.000 policías y militares iraquíes deberán garantizar la seguridad de las ciudades, seis años después de la caída de Saddam Hussein. La retirada de tropas estadounidenses de las ciudades iraquíes la semana próxima será una prueba para Washington, que quiere transformar en diplomático su vínculo básicamente militar con Bagdad, pese a temer la influencia de extremistas y de Irán en las guerras internas de Irak. La fecha límite para la retirada militar de Irak fue una de las prioridades del presidente Barack Obama, apenas asumió al frente de la Casa Blanca en enero. Obama dijo ayer que los informes desde Irak son positivos pese a la escalada de violencia registrada a días del repliegue de las zonas urbanas iraquíes.
“Siempre que explota una bomba en Irak, nos preocupa”, dijo Obama en rueda de prensa. Pero el embajador en Bagdad, Chris Hill, y el jefe de las tropas en Irak, general Ray Odierno, “siguen siendo globalmente positivos sobre las grandes líneas (de la estrategia militar) en Irak”, agregó. Los analistas coinciden en que la retirada militar de las ciudades será menos espectacular de lo que se podría pensar, ya que todavía podrán intervenir en zonas urbanas en caso de que así lo soliciten las fuerzas de seguridad iraquíes. Pero también admiten que la operación, que tendrá lugar en medio de una escalada de la violencia antichiíta, será una especie de examen previo al total repliegue militar estadounidense de Irak. “Es un examen muy importante”, estimó Noah Feldman, profesor de la Universidad de Harvard. “No sólo para los servicios de seguridad iraquíes, sino también para saber si la situación política se estabilizó. El equilibrio de los poderes en su conjunto será sometido a prueba”, añadió el académico, quien participó en la redacción de la constitución iraquí. Obama dijo ayer que el gobierno de Nuri al-Maliki debe reforzar sus fuerzas de seguridad. “También deberá aceptar una negociación política para las elecciones nacionales. No he visto el avance político que me gustaría ver en Irak.”
Las ceremonias de retirada tendrán lugar el lunes y el gobierno iraquí ha declarado fiesta nacional el martes, fecha oficial del repliegue estadounidense de zonas urbanas, donde sólo permanecerán algunas fuerzas de entrenamiento. La gran mayoría de los 131.000 efectivos actuales quedará acantonada en sus bases fuera de las ciudades.
Además del traspaso de la mayoría de sus bases, Estados Unidos completará la entrega de sus 8500 vehículos militares Humvee a las fuerzas iraquíes y liberará o transferirá a custodia iraquí a unos 11.000 detenidos. Bagdad y Washington firmaron en noviembre de 2008 un acuerdo que fija el año 2011 como plazo para la completa retirada estadounidense de Irak.
En un informe al general Odierno, el experto Anthony Cordesman subrayó que Estados Unidos “aún no ganó en Irak y sigue enfrentado a riesgos graves”, como por ejemplo las divisiones entre árabes y kurdos y entre musulmanes chiítas y sunitas. Y sugirió aumentar la ayuda económica para Irak. “Nuestro objetivo debería ser crear un Irak completamente independiente y seguro a la vez. Eso significa crear una suerte de sociedad estratégica capaz de contener a Irán sin provocarlo.”
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