Corea del Norte está dispuesta a hacer oír su voz entre el redoble de tambores de guerra que flota sobre Irak. Pyongyang ensayó ayer su segundo misil en dos semanas sobre el Mar de Japón en lo que supone una nueva llamada de atención a Estados Unidos para que se siente a negociar el fin de la crisis que enfrenta a los dos países por el programa nuclear norcoreano.
El proyectil, disparado alrededor del mediodía, hora local, eleva aún más la tensión en la zona, que ha ido en aumento a medida que se acerca el posible ataque de Washington contra el régimen de Saddam Hussein. La crisis estalló en octubre cuando el gobierno de George W. Bush aseguró que Pyongyang había reconocido que tiene un programa nuclear secreto en contra de lo acordado en 1994 a cambio de recibir ayuda energética.
Según un portavoz del Ministerio de Defensa surcoreano, el misil tierra-mar es similar al lanzado sobre el mismo lugar el pasado 24 de febrero, víspera de la ceremonia de toma de posesión del nuevo presidente de Corea del Sur, Roh Moo-Hyun. El nuevo ensayo no ha tomado a nadie de sorpresa, ya que Pyongyang había decretado una zona de exclusión marítima entre los días 8 y 11 de este mes.
Japón restó importancia a la prueba. “Entendemos que no es un misil balístico y no lo consideramos una amenaza directa a Japón”, declaró un portavoz del gobierno, que, sin embargo, añadió que no había sido una buena idea dada la inestable situación en la región. El anterior lanzamiento fue un fracaso, según Seúl, ya que aparentemente el artefacto estalló en el aire debido a algún defecto. Estados Unidos también le restó importancia al asegurar que se trataba de un proyectil pequeño y no de largo alcance.
La preocupación ahora es si Pyongyang se dispone a probar uno de sus misiles Taepodong-2, que según los expertos son capaces de alcanzar Estados Unidos. En 1998, ensayó un proyectil que cayó en el Pacífico después de haber sobrevolado Japón. El lanzamiento sobre el Mar de Japón se ha producido después de que hace nueve días cuatro cazas norcoreanos interceptaran un avión espía que, según Washington, volaba sobre aguas internacionales. El régimen de Kim Jong-Il dijo ayer que se trató de un acto de defensa propia.