Un funeral como antesala a las declaraciones sobre Abu Ghraib
En Bagdad fue el entierro del asesinado Ezzedin Salim. Al escándalo sobre los abusos a presos se sumó la denuncia de tres empleados iraquíes de Reuters. Máximos jefes militares de EE.UU. en Irak declararán hoy ante el Senado por los maltratos.
Un niño iraquí juega con una pelota delante de una llamarada en un barrio chiíta de Bagdad.
Por Justin Huggler*
Desde Bagdad
Ayer enterraron en Bagdad al presidente del Consejo iraquí designado por EE.UU. En Kerbala, milicianos chiítas leales al clérigo radical Muqtada al Sadr se enfrentaron con tanques norteamericanos. Más al sur, en Najaf hubo disparos contra las oficinas del líder espiritual de la mayoría chiíta iraquí, el gran ayatolá Ali Sistani. Por otra parte, tres empleados iraquíes de la agencia de noticias Reuters denunciaron haber sido maltratados por soldados estadounidenses cuando estuvieron detenidos en la prisión de Abu Ghraib. Los máximos jefes militares de EE.UU. en Irak declararán hoy ante el Senado por su responsabilidad en torturas contra prisioneros iraquíes. Hoy un soldado norteamericano comparecerá ante una corte marcial en Bagdad por el mismo caso.
Los generales John Abizaid, jefe del Comando Central, y Ricardo Sánchez, comandante en Irak, fueron convocados a declarar ante la Comisión de las Fuerzas Armadas del Senado. En Bagdad, el soldado Jeremy Sivits declarará ante una corte marcial y podría ser condenado hasta un año de prisión por su rol en los abusos cometidos en Abu Ghraib. Sivits está acusado, entre otras cosas, de haber tomado la fotografía de la pirámide de prisioneros iraquíes desnudos que apareció en medios de todo el mundo. Otros tres soldados implicados en este mismo caso deben comparecer en audiencias preliminares y serán enviados luego ante una corte marcial.
En Kerbala, milicianos del ejército de Mehdi de Muqtada al Sadr lucharon a pie contra tanques norteamericanos. La entrada al santuario Imán Hussein, uno de los dos lugares más sagrados de los chiítas, parece haber sido dañado por disparos, lo cual incitará la furia chiíta, al igual que la noticia de que hubo disparos contra las oficinas de ayatolá Sistani. Este ayer hizo un pedido a las fuerzas de Sadr y a los norteamericanos para que se retiren de las ciudades santas e hizo un llamamiento a los chiítas para que se manifiesten pacíficamente.
Tanto en Kerbala como en Naja, las fuerzas norteamericanas parecen haberse empantanado aún más que en su asedio a Faluja. Esta vez, hay más en juego: están atacando dos ciudades de enorme significancia espiritual para la mayoría chiíta –mayoría que aún no está en rebelión abierta contra la ocupación–.
En Bagdad enterraron a Ezzedin Salim, el presidente del Consejo gobernante iraquí designado por Estados Unidos que murió el lunes en un atentado en la entrada de la sede principal de Estados Unidos en Irak. En el entierro, el gobernador de la ocupación norteamericana en Irak, Paul Bremer, insistió que, a pesar del asesinato, la fecha de entrega del poder al nuevo gobierno iraquí seguía siendo el 30 de junio. Las fuerzas norteamericanas dijeron ayer que un grupo, hasta ahora desconocido, asumió la responsabilidad del asesinato de Salim, el Movimiento de Resistencia Arabe. En un comunicado, el grupo identificaba a dos kamikazes que detonaron los explosivos mientras el auto de Salim esperaba para pasar por un puesto de control. Los nombres de los kamikazes, Ali Khaled al Jabouri y Mohammed Hassan al Samaraei, son iraquíes. Antes EE.UU. había dicho que los atentados suicidas eran obra de militantes extranjeros. Según el diario británico The Times, el premier británico Tony Blair anunciará que la próxima semana enviará 1000 soldados adicionales para garantizar la transición política.
Tres iraquíes que trabajan para la agencia de noticias Reuters dijeron que habían sido abusados por fuerzas estadounidenses en la tristemente célebre prisión de Abu Ghraib cuando estuvieron detenidos allí en enero. Reuters dijo que los tres hombres decidieron hacerlo público después de la publicación de las fotos que muestran a prisioneros iraquíes siendo abusados en la cárcel. Los tres iraquíes –Salem Ureibi, un cameraman, Ahmad Mohammed, un periodista de televisión y Sattar Jabar, un chofer–dicen que fueron obligados a hacer “gestos degradantes” mientras que soldados estadounidenses les sacaban fotos y se reían. Dijeron que fueron obligados a meterse el dedo en el ano y después lamerlo, y ponerse zapatos en la boca, lo cual es muy humillante en la sociedad árabe. Ureibi dijo que temía que los soldados norteamericanos lo violaran.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Ximena Federman.