Los claroscuros de Clinton vistos a partir de su niñez en Arkansas
Las memorias de Bill Clinton aparecerán hoy en la calle. Indaga sobre sus fracasos y éxitos.
El ex presidente Bill Clinton.
En el comienzo de sus memorias, que se publican hoy, Clinton escribe que las raíces de sus éxitos y sus fracasos se remontan a su crianza en Arkansas. Sentado en el umbral de la casa de su infancia en Hope, Arkansas, Clinton habló al periodista Dan Rather del segundo esposo de su madre, Virginia Cassidy Blythe.
El ex presidente se refirió a su padrastro, apodado Dude, un violento alcohólico y mujeriego, que le disparó una vez a su madre en un ataque de borrachera. “Tal vez a mi madre le gustaban los tipos que eran un poco libertinos. Probablemente creía que podía domarlos. A ellos le gustaba mi madre. Esto puede sonar loco pero nunca odié a mi padrastro, Roger. Incluso, luego de que apretara el gatillo, aquí dentro, cuando estaba ebrio, aún después de que le pegara a mi madre, o cuando yo fui lo suficientemente grande para evitar que le siguiera pegando a mi madre”, le dijo Clinton a Rather, señalando la modesta casa en la que creció.
El padre de Bill Clinton murió en un accidente de auto, antes de que él naciera, dejándole a su madre la tarea de criarlo sola. Se casó con Roger Clinton cuatro años después de que Clinton naciera. Clinton nunca le contó a sus amigos lo que ocurría en su casa. Clinton escribe en su libro que desde su niñez hasta sus adultos años de político él ha vivido “dos vidas paralelas”. Una pública, de la que todos hablaban, y otra secreta y oscura. A pesar de que su madre se divorciara de Roger Clinton, el futuro presidente decidió cambiar su nombre legalmente adoptando el apellido Clinton. “Creo que el hecho de que hubiera nacido sin un padre y que me pasara la vida tratando de armar la imagen de uno, tiene que ver con mi forma de ser. Una parte buena, y otra, no buena. Pero, pienso que en el balance, pesa más lo bueno que lo malo.”
Luego, cuando ingresó en la política, y fue elegido procurador federal y gobernador de Arkansas, se desparramaron los rumores sobre su colorida vida personal. Cuando se postuló con el Partido Demócrata para la presidencia en 1992, su relación con la cantante de un club nocturno, Gennice Flowers, amenazó con hundir su carrera. Ella declaró a la prensa: “Sí, fui la amante de Bill Clinton durante 12 años”.
Rather le preguntó cómo pudo repetir ese error, cuando estaba en la Casa Blanca, con Monica Lewinsky. A lo que él replicó: “No hay explicación que sirva de excusa. Quiero dejarlo claro. Yo no me excuso en este libro. Pero creo que vale la pena tratar de entender los motivos. Lo que ocurrió a fines de 1995 fueron dos grandes luchas: la pelea con los republicanos sobre el futuro del país, que gané. Y la lucha contra mis demonios, que perdí”. Clinton le había dicho a Rather que había tenido un amorío con Lewinsky “porque podía”, y agregó: “Lo que quise decir con eso, es que muchas veces uno está enojado y no hace esas cosas, simplemente porque no está la oportunidad. Ser una persona moral, significa que no haces ciertas cosas sólo porque puedas hacerlas. Pero si piensas en la mayoría de los errores que todos cometemos en nuestras vidas, bueno, la tentación estuvo ahí”.
En su libro, y en las entrevistas con la CBS, y la revista Time, Clinton atraviesa su Némesis, el procurador Kenneth Starr. Está furioso con él, por haber usado la investigación sobre los acuerdos de la propiedad de Whitewater como un pretexto para indagar en los detalles más íntimos de su vida privada. Clinton dice que aceptó los cargos de acoso sexual levantados por la empleada estatal Paula Jones, no porque fuera culpable, sino para dejarlos ir. Y dice que Kenneth Starr no obtuvo nada de su “renegada” investigación.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Alicia Nieva.