“Lucrar con la transición” aconsejaron en Wall Street
George Bush no se preocupó por las formas democráticas.
Por Jim Cason y
David Brooks *
Desde Washington y Nueva York
El gobierno estadunidense, algunos de los medios nacionales y varios analistas celebraron el derrocamiento de Hugo Chávez en Venezuela como un “rescate” de la democracia y Wall Street aconsejaba a inversionistas “lucrar con la transición”, pero todos enfrentaban un hecho curioso: cómo evitar comentar que los medios utilizados –un golpe de Estado, o como se dice diplomáticamente, una “interrupción del proceso democrático”–, para llegar al fin que todos deseaban, la caída del presidente constitucional de Venezuela, fueron ajenos a los principios democráticos que dicen defender.
Más allá de si resulta que todos aquellos que en Estados Unidos se congratularon por el cambio de régimen en Venezuela podrían arrepentirse por su precipitación –dados los sucesivos y rápidos acontecimientos en ese país–, el hecho es que la crisis provocó un gran problema para los que dicen ser campeones de la democracia: cómo no condenar un golpe mientras se elogia un cambio que conviene a los intereses económicos y políticos de Estados Unidos. El editorial principal del New York Times afirmó anteayer: “Con la renuncia ayer del presidente Hugo Chávez, la democracia venezolana ya no está amenazada por un pretendido dictador”. Y agregaba: “Washington tiene un fuerte interés en la recuperación de Venezuela”.
En Washington no hubo declaraciones oficiales formales sobre los acontecimientos en Venezuela, aunque tanto la Casa Blanca como el Departamento de Estado culparon a Chávez por la crisis política y evitaron criticar la participación de los militares en el derrocamiento del gobierno constitucional. Algunos funcionarios del gobierno estadunidense comentaron a La Jornada que el hecho de que Washington hubiera firmado la Carta Democrática Interamericana lo coloca en una situación complicada al expresar su posición sobre Venezuela en esta coyuntura. Así, no hubo un reconocimiento formal legitimando al gobierno de facto, pero sí un reconocimiento de que tenía autoridad. “Estamos haciendo un esfuerzo muy decidido para no llamarlo golpe”, comentó al Washington Post un ex oficial militar estadunidense que analiza la política exterior hacia América latina.
Wall Street esperó sólo unas horas para declarar su satisfacción por el cambio de gobierno, y menos de ocho horas después de que se informó de la supuesta “renuncia” de Chávez, la inversora más grande de Estados Unidos, Merrill Lynch, en un comunicado que tituló “Lucrar con la transición”, dijo a sus clientes que el panorama para las inversiones en Venezuela había mejorado. Las políticas de Chávez, señaló, y en particular esa preocupación por el “respeto a la propiedad privada” bajo su gobierno, ya se despejaban.
* De La Jornada de México, especial para Página 12.