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El mundo|Lunes, 6 de mayo de 2002
HABLA OLIVIER BESANCENOT, DE LA LIGA COMUNISTA REVOLUCIONARIA

“Queremos la tercera vuelta social”

Este cartero trotskista de 28 años sacó el 4 por ciento en la primera vuelta y llamó a votar “contra Le Pen, no por Chirac”. Aquí explica qué hará la izquierda de cara a las críticas elecciones legislativas de junio.

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“No al fascismo, vote”, dice el cartel durante la campaña para la segunda vuelta francesa.
Por E.F.

Olivier Besancenot volvió a su trabajo. Después de la primera vuelta de las elecciones presidenciales, el candidato de la Liga Comunista Revolucionaria se reintegró al correo francés, donde trabaja como cartero. La última vez que la Liga presentó un candidato en las presidenciales francesas fue en el año de su nacimiento, en 1974. A sus recién cumplidos 28 años, Besancenot asumió con éxito su misión al obtener poco más que el 4 por ciento de los votos. Un caudal inédito que, en buena medida, les costó a los socialistas su presencia en la segunda vuelta. Pero Besancenot no acepta ese argumento. Para él, Jospin cavó su propia tumba al haber dejado de lado las cuestiones sociales. En esta noche de victorias y derrotas, Besancenot explica por qué la Liga llamó a votar contra Le Pen y por qué los caminos de la otra victoria, la “tercera vuelta”, siguen abiertos.
–Contrariamente a Lucha Obrera, el otro partido trotskista, la Liga Comunista Revolucionaria llamó a votar a favor de Jacques Chirac.
–No, nosotros llamamos a votar contra Le Pen. Inmediatamente después de la primera vuelta decidimos cortarle el camino a la extrema derecha, tanto en la calle como en las urnas. Nosotros no le aportamos ningún apoyo político a Chirac. Nunca hemos olvidado sus declaraciones sobre el ruido y el olor de los inmigrantes, no olvidamos tampoco la legislación racista y tampoco nos olvidamos de la política que nos va a preparar ahora. Por eso pedimos un voto contra Le Pen y convocamos a la gente a las calles para manifestar contra la política de Chirac. Queremos preparar una tercera vuelta social.
–¿Qué análisis hace usted del resultado de la primera vuelta, de la movilización ciudadana y del voto de hoy?
–Es una situación muy contradictoria. Hemos visto aparecer el rostro sucio de Le Pen, el rostro del odio, el rostro de un aprendiz de dictador, de alguien que está contra los trabajadores y la juventud. Al mismo tiempo vimos cómo en estas dos semanas los jóvenes se movilizaron en la calle hasta el punto culminante del 1º de Mayo. Esa fue una manifestación histórica, sin precedentes, porque desde la liberación de París no habíamos visto tanta gente en la calle. Esto quiere decir que, a pesar de todo, aún hay mucha esperanza y mucho entusiasmo. La segunda vuelta es una ilusión óptica porque las posibilidades de movilización y el espacio para una alternativa política están intactos. Hasta diría que ambas son más fuertes que antes.
–Pero, ¿cómo explica usted que un extremista como Le Pen haya superado al socialismo democrático en una consulta electoral?
–Le Pen se posó sobre los escombros de la izquierda institucional. Le Pen no sacó muchos más votos que antes y si obtuvo un porcentaje mayor, se debió a la abstención. Le Pen ganó porque el Partido Socialista se derrumbó, la gente no quiso votar por Jospin porque la gente dejó de hacer la diferencia entre la izquierda y la derecha, porque en la vida cotidiana de millones de personas las diferencias visibles desaparecieron. Los gobiernos que se vienen sucediendo desde hace más de 20 años no cambiaron nada. Es por esa razón que uno de los cantos más escuchados durante las manifestaciones fue “20 años de política antisocial equivalen a 20 por ciento para el Frente Nacional”. Lionel Jospin cosechó los frutos de su propia política, de llevar a cabo una campaña presidencial a imagen y semejanza de lo que hizo cuando estuvo en el gobierno durante estos cinco años. Durante la campaña, Jospin jugó con la misma cuerda política que Jacques Chirac, hizo de la inseguridad el tema central y único de la elección, y dejó de lado los temas sociales. En ese juego, Le Pen ganó la apuesta.
–¿Usted cree que todos esos jóvenes que manifestaron contra la extrema derecha saldrán mañana de nuevo para oponerse a la derecha en caso de que ésta se deslice hacia terrenos escabrosos?
–Claro que sí. Y quiero aclarar que no se trata de un frente republicano. Por ejemplo, nunca vimos ni una sola bandera de los partidos de la derecha, del RPR y la UDF. Se trata de un movimiento radical de la juventud, es la misma generación que encontramos en el movimiento contra la globalización.

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