Estados Unidos cumplió su promesa. Luego de sendas amenazas de no mantener relaciones con un gobierno palestino liderado por la organización radical Hamas, que se sucedieron antes y después de las elecciones en la Franja de Gaza y Cisjordania, el Departamento de Estado anunció ayer la suspensión de todo contacto con la Autoridad Palestina (AP). Un ataque suicida de un palestino mató a cuatro israelíes el jueves y echó por tierra todas las esperanzas de que la frágil tregua existente se mantuviera, a lo que Israel respondió con ataques aéreos a objetivos en la Franja de Gaza. Además, Abu Yusuf al Guga, líder palestino de los Comités Populares de Resistencia, murió al explotar su coche por “causas indeterminadas” que serían en realidad obra de los responsables del aparato de seguridad de la AP y el movimiento Al Fatah. A consecuencia de estas sospechas, se produjeron serios enfrentamientos entre grupos palestinos en el entierro del líder, donde murieron cuatro personas y 25 resultaron heridas.
El Departamento de Estado norteamericano anunció ayer el cese de contacto con la AP, cuyo gobierno está ahora liderado por Hamas, calificado como “grupo terrorista” tanto por EE.UU. como por la Unión Europea. Sin embargo, el gobierno estadounidense mantendrá sus contactos con el representante de la AP en Washington, Afief Safieh, porque “representa a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y no rinde cuentas a la Cancillería del gobierno de Hamas”, precisó el portavoz del Departamento de Estado, Adam Ereli. Por su parte, el presidente palestino, Mahmud Abbas, del partido Al Fatah, pidió a la comunidad internacional que no se castigara a los palestinos “por elegir la democracia” con recortes de ayudas tras la victoria de Hamas. “No existe lógica en que EE.UU. y algunos países occidentales recorten ayudas y dejen de enviar fondos para el pueblo palestino”, agregó. Pero la posición y la relevancia de Abbas están seriamente cuestionadas por el triunfo de Hamas, que lo ha dejado como un mero mascarón de proa.
En el terreno, la violencia sigue siendo moneda corriente. El jueves murieron cuatro israelíes en un atentado reivindicado por las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, el brazo militar del partido Al Fatah, de Abbas. El autor, un palestino de 24 años, se vistió con ropas religiosas judías y pidió a una familia israelí que lo llevase en su vehículo, para hacer estallar una bomba a la entrada del asentamiento de Keddumim, cerca de Nablús. El portavoz del grupo radical Hamas, Sami Abu Suhri, justificó el ataque asegurando que “la resistencia a la ocupación es el derecho del pueblo palestino”. Por el contrario, Abbas emitió ayer un comunicado de condena a la acción terrorista. Pero esto no fue suficiente, ya que Abbas no tiene poder y Hamas es el gobierno electo. Tras el atentado, el primer ministro israelí en funciones, Ehud Olmert, ordenó al ejército intensificar sus operaciones de “asesinato selectivo” de líderes de la resistencia armada palestina. Durante la noche, aviones de combate israelíes atacaron objetivos –entre ellos una calle y un puente– en la Franja de Gaza. Además, soldados israelíes detuvieron a ocho sospechosos palestinos, entre los que estaba el hermano del terrorista responsable del ataque.
Pero aún hay más. El líder de los Comités Populares de Resistencia palestina, Abu Yusuf al Guga, murió por la mañana de ayer en una explosión en Gaza. Israel negó ser responsable. En cambio, el portavoz de los Comités, Abú Abiir, acusó al aparato de seguridad de la AP y a los líderes del movimiento nacionalista Al Fatah de estar detrás del atentado. Abiir hizo estas declaraciones en plena calle y produjo resultados inesperados: un grupo de encapuchados dispararon en su dirección hiriendo a tres personas. Esto desató un enfrentamiento entre miembros de los Comités y de Al Fatah, resultando en cuatro palestinos muertos y 25 heridos. El primer ministro Ismail Haniye, dirigente de Hamas, que estaba presente en el entierro, instó a los palestinos a que no caigan en enfrentamientos internos y anunció la creación de una comisión para investigar la muertede Al Guga. Además, se reunió con su gabinete para estudiar un “plan general de seguridad” que incluiría prohibir las armas en las calles.
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