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El mundo|Martes, 26 de diciembre de 2006
EL LIDER DE LA OPOSICION EN PARAGUAY SE POSTULO A PRESIDENTE

El ex obispo Lugo será candidato

A pesar de la negativa del Vaticano y las dudas de la derecha por su sintonía con los sin tierra, el líder religioso va por todo.

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Los sin tierra de Paraguay, aquí en una marcha en Itagua, son aliados importantes de Lugo.

Los colorados tiemblan en Paraguay. El obispo Fernando Lugo anunció ayer que se presentará como candidato a las elecciones presidenciales de 2008. Se trata de la figura con mayor popularidad en el país y el único que en los últimos años ha conseguido reunir detrás de él a todo el arco opositor, que desde la caída del dictador Alfredo Stroessner en 1989 quiere destronar al Partido Colorado. Lugo había retrasado el anuncio varios días porque esperaba un guiño del Vaticano que nunca llegó.

En la mañana de ayer, Lugo finalmente dio por terminada su espera en la casa en donde vivió su infancia, en la ciudad de Encarnación, unos 350 kilómetros al sur de Asunción. El monseñor de 55 años se mostró junto a cientos de simpatizantes y dio la noticia. “Ha llegado la hora de inaugurar un nuevo Paraguay”, afirmó. En el gobierno no quisieron opinar sobre la candidatura del religioso. Sin embargo, los medios locales aseguraban que el presidente Nicanor Duarte Frutos y los presidenciables colorados estaban nerviosos. Y no es para menos. Lugo está primero en todos los sondeos de opinión y ya cuenta con el apoyo de los principales líderes de la oposición. Mientras en el oficialismo la renuncia de Duarte Frutos a una reelección –no porque no quisiera, sino porque la ley no se lo permitía– sumió al partido en un clima de incertidumbre e intrigas.

La que tampoco está contenta con la candidatura del ex obispo es la Iglesia Católica. La semana pasada Lugo había anunciado que renunciaba a su cargo en la diócesis de San Pedro. Era lo que todos esperaban y lo que sus aliados habían venido adelantando. Sin embargo, la alegría no fue completa para sus simpatizantes. Aunque había renunciado a su cargo de obispo, Lugo quería esperar a tener la aprobación del pontífice Benedicto XVI antes de oficializar su ingreso a la arena política. La respuesta del Vaticano llegó durante el fin de semana por medio de una admonición, una especie de amonestación. En ella, la Iglesia le recomendaba a Lugo repensar la candidatura y le advertía que no estaba de acuerdo con su decisión.

El ex obispo empezó a ganar popularidad al dirigir la diócesis de San Pedro, en el noreste del país. Esta región, cercana a la frontera con Brasil y principalmente campesina, es una de las más pobres de Paraguay. Con los años, Lugo se fue identificando más y más con el movimiento de los sin tierra y otras organizaciones sociales que apoyan la lucha campesina e indígena. Pero recién saltó a la escena nacional a principios de este año, cuando logró reunir a 300 mil personas en un acto en contra del presidente Duarte. Esta movilización terminó siendo el inicio de una alianza opositora que se acabó de concretar hace unos meses y que podría hacer peligrar el reinado colorado en las próximas elecciones.

Estos antecedentes ya han causado algunos temores entre los sectores más conservadores y ricos. El titular de la Asociación Rural del Paraguay (ARP), Alberto Soljancic, expresó recientemente que su sector veía con inquietud la candidatura presidencial de Lugo porque “se comenta” que es el que estimula las invasiones de propiedades privadas. El ex obispo prefiere por ahora ignorar estas críticas y abocarse a ampliar su joven movimiento popular Tekojoja –igualdad en guaraní–.

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