Martine Aubry, “la ministra de las 35 horas”, actualmente es la alcaldesa de Lille. Su nombre está unido al recorte del tiempo de trabajo, la reforma que le enfrentó con toda crudeza a la derecha política y a la organización patronal. Durante la campaña ha sido la voz más a la izquierda en el equipo electoral de Lionel Jospin y el nombre más citado entre sus posibles jefes de Gobierno, en la hipótesis de que le convenga reforzar la imagen de izquierda del futuro gabinete y siempre que consiga ser elegido presidente de la República.
–¿Qué es lo que determinará finalmente la elección presidencial?
–La elección a la presidencia de la República se juega, a la vez, sobre un programa y sobre un hombre. Las ideas, las propuestas y la personalidad del candidato me parecen los factores determinantes de la elección. En estos tres terrenos, Lionel Jospin es el mejor situado. Sus ideas son verdaderas y se adaptan a la sociedad contemporánea, sus propuestas son concretas y creíbles, y su personalidad es franca, íntegra y honesta.
–¿Por qué ha desaparecido prácticamente el clima de escándalos, muy presente antes de la campaña?
–Todos los franceses saben ya por qué existe en Francia ese “clima de escándalos”. Es lamentable que el presidente saliente (Chirac) no haya considerado deseable y digno de la democracia acudir ante la Justicia, que le había convocado por hechos independientes de su función. Al mismo tiempo, es sano que una campaña se concentre sobre los proyectos de los candidatos y no se reduzca a ataques personales o judiciales. Los franceses sabrán encontrar la diferencia, en este tema como en otros.
–¿Qué le parece la campaña de Chirac?
–El presidente saliente es igual a sí mismo: constante en la inconstancia. Ya sabíamos que era capaz, después de ser elegido, de olvidar lo que acababa de prometer. Hoy sabemos que, antes de la elección, también es capaz de olvidar lo que promete de un día para otro.
–Los sondeos muestran que Jospin tiene dificultades para reunir el voto de la izquierda. ¿Cree que su campaña ha sido verdaderamente de izquierda?
–Por supuesto. Lionel Jospin es el candidato del progreso social. En este punto se distingue a la vez de los candidatos de la regresión social, que no dejan de denigrar a Francia, y de los candidatos de la protesta social, que saben criticar, pero raramente proponer o reformar. Más allá del retroceso del paro durante su gobierno, sin precedentes en nuestro país, Jospin encarna hoy reformas como la cobertura sanitaria universal, que permite al 10 por ciento de la población el acceso gratuito a los cuidados médicos; la reducción del tiempo de trabajo (35 horas); la paridad entre mujeres y hombres; o la lucha contra las exclusiones. Mañana (por el domingo), Jospin permitirá que todos puedan disponer de un alojamiento y que ejerzan el derecho de formarse a lo largo de toda la vida.
–Se lo considera el jefe de gobierno más a la izquierda de Europa, y sin embargo, una parte de la izquierda francesa le hace el blanco de sus ataques.
–Jospin ha demostrado que se pueden conjugar eficazmente buenos resultados económicos y justicia social; y las expectativas de todos los que se comprometen en la lucha contra las desigualdades son quizá más fuertes respecto a él que respecto a otros. También es verdad que en Francia se olvida a veces el lugar particular que Jospin ocupa en Europa, y que una parte de la izquierda francesa no habla lo suficiente con la izquierda europea.