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El país|Jueves, 6 de agosto de 2009
LA PRESIDENTA LE TRANSMITIO A URIBE SU PREOCUPACION POR LAS BASES ESTADOUNIDENSES

Unos vecinos que no son muy queridos

Cristina Kirchner le dijo que las bases crean “conflictividad”. Y que le preocupaba la situación regional.

Por Fernando Cibeira
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Cristina Kirchner recibió a Alvaro Uribe en su despacho.

“Echémosle cabeza”, fue el modismo que utilizó el presidente de Colombia, Alvaro Uribe, para pedirle a Cristina Kirchner que piense una salida al entuerto creado a partir de su decisión de permitir la instalación de cinco bases militares norteamericanas en suelo colombiano. La Presidenta le dijo que esa presencia “crea alta conflictividad en la región” y que estaba preocupada por el “voltaje político” generado entre varios países, siempre con Colombia como epicentro: relaciones rotas con Ecuador, conflicto permanente con Venezuela y ahora las bases. Uribe dio algunas explicaciones pero adelantó que no pensaba dar marcha atrás con la medida. “Lo vi muy jugado”, les comentó la Presidenta a sus íntimos.

Uribe emprendió una gira supersónica por la región para explicarle personalmente a cada presidente los alcances de su decisión. El colombiano no irá a la cumbre de la Unasur que se hará el lunes que viene en Quito, porque mantiene el vínculo quebrado con el presidente Rafael Correa desde aquella incursión del ejército colombiano en la selva ecuatoriana para matar a Raúl Reyes, el segundo de las FARC. Pero en un encuentro que mantuvieron la semana pasada en San Pablo, Luiz Inácio Lula da Silva y Michelle Bachelet habían planteado que la Unasur era el lugar indicado para debatir qué postura tomar ante la instalación de las bases, una de ellas muy cercana al Amazonas. Ante esa perspectiva, Uribe se adelantó a detallar sus argumentos a cada uno de sus pares.

Su vocero había prometido que sería una gira “muda”, porque Uribe no tenía pensado hablar con la prensa, sólo con los presidentes. Sin embargo, ayer el Salón Sur de la Casa Rosada se había preparado como para una conferencia. Resultó un fiasco. Uribe apareció junto al canciller Jorge Taiana para contar que había mantenido con Cristina Kirchner “una reunión amplia en la que se trataron temas bien importantes”. Agradeció a la Presidenta por recibirlo y mandó un saludo al pueblo argentino. En total, habló unos 40 segundos.

La reunión, en cambio, duró una hora y cuarto. Uribe estuvo acompañado por su canciller Jaime Bermúdez. A la izquierda de Cristina Kirchner se sentó Taiana. Apenas terminó, Uribe salió rumbo al aeropuerto para seguir viaje a Paraguay, donde se entrevistó ayer mismo con Fernando Lugo. Por la mañana se había reunido en Santiago de Chile con Bachelet.

Según el relato de una alta fuente del Gobierno, Cristina Kirchner le preguntó a Uribe si era necesario ampliar el llamado Plan Colombia –de asistencia militar norteamericana– en estos términos. Basándose en las propias afirmaciones del presidente colombiano, recordó que las FARC fueron reducidas y están prácticamente desarticuladas. Uribe habló entonces del problema que planteaba el tráfico de 500 toneladas de cocaína y también hizo un descargo. Por ejemplo, que lo que será instalado no serán exactamente bases militares. “¿Y qué son?”, le preguntó la Presidenta. Uribe prometió hacerle llegar una copia del tratado firmado para que vea las condiciones del acuerdo. También sostuvo que los militares norteamericanos estarán bajo las órdenes de los colombianos. “Vamos, en ningún lugar del mundo un general Fernández le da órdenes a un general Johnson”, bromeó Cristina.

Otro punto que le preocupó a la Presidenta fue la exigencia de inmunidad jurídica que exigen las tropas norteamericanas para viajar, un dato que alguna vez frustró un ejercicio combinado en el país. Pero en lo que más insistió fue en que se debía buscar la manera de bajar el nivel de conflictividad de la región y extremar los recaudos para no elevarla. “Lo de las bases es una bomba de tiempo, ¿qué pasaría si uno de estos militares norteamericanos cruza la frontera y entra a Venezuela?”, se preguntaban en Gobierno.

La Presidenta también le recordó a Uribe que no habían sido buenas las experiencias en cuestión de bases norteamericanas en la región. Pero el colombiano subrayó que el Tratado en el que se basaba esa asistencia era de 1952 y que no estaba en sus planes revisarlo. “Echémosle cabeza”, insistió Uribe, para que le encontraran la vuelta a la cuestión. Igual, no quedó claro cómo. En la Rosada concluían que si Colombia no cedía algo se instalaría como un factor de conflicto en la región. “Es clave que cedan”, marcaban.

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