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El país|Lunes, 16 de diciembre de 2002
TERRAGNO Y MOREAU DIJERON QUE GANABAN Y SE ACUSARON MUTUAMENTE

Doble festejo y denuncia de fraude

Con un conteo lento, resultados impugnados y silencio de algunos distritos, la interna radical se recalentó entre duras acusaciones.

Por Fernando Cibeira
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Tanto Moreau como Terragno se proclamaron vencedores con fuertes ventajas sobre su oponente.
Moreau llamó a su rival “mal perdedor” y “desafecto”. Terragno habló de fraude, especialmente en Chaco.
El pacto de no agresión que había prevalecido durante la campaña interna del radicalismo para elegir a su candidato presidencial quedó en el olvido anoche, durante un recuento de votos que orillaba el escándalo. Al cierre de esta edición, tanto Leopoldo Moreau como Rodolfo Terragno se adjudicaban el triunfo. Moreau aseguraba que la tendencia a su favor era “irreversible”, con una diferencia de 17 mil votos que le llegaban en avalancha básicamente de provincias chicas como Chaco, Misiones y Formosa. Terragno apareció a las 22 acusando al presidente de la UCR y gobernador chaqueño, Angel Rozas, de promover un fraude en su distrito, y dijo que su triunfo era “arrollador en todo el país” dada la amplia ventaja que obtenía en Capital Federal y provincia de Buenos Aires. Si con esta interna abierta el radicalismo pensaba mejorar la imagen que dejó el fallido gobierno de Fernando de la Rúa, tendrá que pensar en otra cosa.
Desde hacía un par de horas, Moreau y los suyos hablaban de una importante tendencia a su favor, cuando Terragno anunció en una conferencia de prensa su triunfo arrollador y el peligro de fraude. Su argumento era que en Chaco –la provincia de Rozas, quien apoyó a su rival– se había paralizado el escrutinio para ver por cuántos votos sería necesario que ganara allí Moreau para descontar la ventaja que le sacaban en el resto del país. El diputado salió a responderle: dijo que si Terragno tenía alguna denuncia que hacer no la hiciera por los medios sino ante la junta electoral, y que los argumentos de su adversario eran una muestra de “la desesperación de un perdedor”.
Cerca de las 23, Moreau se trasladó desde su centro de campaña en el barrio de Congreso al Comité Nacional, para proclamar “el triunfo de la democracia y de nuestra fórmula” y anunció que haría campaña para la presidencia en base a la propuesta de un gobierno de salvación nacional. El diputado esta vez no guardó las formas que tanto se respetaron durante la campaña: dijo que Terragno “tiene poco afecto al partido, cosa que es algo conocida por todos los militantes, y se ha embarcado en un proyecto estrictamente personal”. Moreau calculaba que entre afiliados e independientes en la interna radical habían votado unas 400 mil personas, un número que estaba en cálculos previos.
Para entonces el recuento oficial se había vuelto lento y, lo que era peor, desde algunas provincias directamente no llegaban datos. Con el 24 por ciento de las mesas escrutadas, a las 23.20, Moreau derrotaba a Terragno por 80.268 a 76.381 votos, según las cuentas que llevaban en la junta electoral. Pero mientras tanto, el comité de cada provincia difundía sus propios números, según si le convenía el nombre de quién resultara vencedor.
Por ejemplo, el Comité Provincia, que preside Federico Storani, uno de los principales apoyos de Terragno, anunció rápidamente la victoria de la fórmula Terragno-Jaime Linares por una diferencia de entre 15 y 18 mil votos. En Córdoba, el titular partidario, Miguel Nicolás, aseguró que Terragno vencía en la provincia por el 70 por ciento de los votos contra el 30 por ciento de la fórmula Moreau-Mario Losada. La Capital Federal fue el primer distrito en difundir los números finales que dieron una muy amplia ventaja a Terragno: 23.885 votos contra 8.957 de Moreau. También en Santa Cruz ganó el senador porteño por 1493 contra 905.
Pero para Moreau ninguno de los triunfos parciales tenía relación con las grandes diferencias que obtenía en las provincias norteñas como Corrientes, Chaco, Formosa, Misiones y también Santa Fe. Sólo en Corrientes hablaba de una ventaja de 15 mil votos, lo que contrarrestaba la resonante victoria de Terragno en la provincia de Buenos Aires, el pago chico de Moreau. En el Comité Provincia se encargaban de difundir el dato de que, pese al apoyo que le había dado Raúl Alfonsín a su candidatura, Moreau había pedido por 120 votos en Chascomús. Cerca de la medianoche, Terragno difundió los datos finales que había conseguido reunir. Sin contar Chaco y Formosa –que se negaban a difundir sus números– dijo que ganaba en todo el país por 77.135 votos, lo que se sustentaba con su triunfo en quince provincias. Por otro lado, anunciaron la impugnación de cuatro ciudades de Santa Fe en las que los números que difundía Moreau le parecían irreales. Por ejemplo, su victoria en Venado Tuerto por 7000 votos a 200.
Para esta interna, Moreau había conseguido encolumnar detrás suyo a casi todos los gobernadores del radicalismo: Rozas, el correntino Ricardo Colombi, el entrerriano Sergio Montiel, el rionegrino Pablo Verani y Luis Lizurume. De ahí que anoche depositara sus esperanzas en los votos que le fueran llegando del interior más allá de la derrota parcial que pudiera significarle el recuento en el distrito capitalino y el bonaerense.
En cambio, Terragno siempre mostró mejor llegada con los independientes y evitó identificarse con los colores radicales. Con todo, se ganó a buena parte de los 650 intendentes radicales al colocar como compañero de fórmula a Linares, jefe comunal de Bahía Blanca. También lo apoyaron en Capital, el legislador Cristian Caram, el diputado Jesús Rodríguez y el delarruista Rafael Pascual.

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