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El país|Viernes, 16 de diciembre de 2011
EN HURACAN, MOYANO RENUNCIO A SUS CARGOS EN EL PARTIDO JUSTICIALISTA Y MARCO DIFERENCIAS CON EL GOBIERNO DE CRISTINA KIRCHNER

Con el camión lanzado a toda velocidad

Fue en el multitudinario acto de Camioneros en Huracán. Anunció su renuncia a sus cargos en el PJ provincial y nacional porque no es “bufón”. Dijo que los trabajadores no extorsionaban y criticó a La Cámpora.

Por Nicolás Lantos
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Hugo Moyano compartió el escenario con la conducción de Camioneros y un pequeño grupo de dirigentes de la CGT.

Son las 12 del mediodía con 41 minutos. No llueve sobre el Estadio Tomás Ducó: el sol está oculto detrás de una gruesa capa de nubes color gris oscuro, casi negras, pero la luz, difuminada, ilumina a cerca de 50 mil personas que escuchan a Hugo Moyano. Algunos aplauden. Se disparan bengalas. Suenan bocinazos. Retumban los bombos. Sobre el escenario, su hijo Pablo, con las manos apoyadas en la mesa y el cuerpo inclinado hacia adelante, sonríe. Lleva puesta una remera que dice “Reparto de ganancias ya” en verde sobre blanco. Otros dirigentes lo aplauden, unos pocos miran con cara de preocupación. “He ocupado la presidencia interina pero tengo que ser sincero: el Partido Justicialista de la Provincia de Buenos Aires, uno de los instrumentos más importantes que ha tenido el peronismo, ha dejado absolutamente de tener ninguna trascendencia política. En este momento, ante ustedes, presento la renuncia.”

Ahora son las 12 del mediodía con 43 minutos. El sol ya no brilla y caen gotas pesadas como monedas. “Frente a ustedes, que me ubicaron en los cargos de relevancia a nivel político y gremial, en este momento presento la renuncia, también, al Partido Justicialista en el orden nacional. No tengo vocación de bufón. No puedo aceptar que otros tomen las decisiones que tienen que tomarse en el seno del justicialismo”. El secretario general de la CGT acaba de dar un vuelco a su estratégica relación con el gobierno kirchnerista después de ocho años. Aunque en algunos minutos Moyano tenderá una mano negociadora cuando hable de las negociaciones paritarias del año que viene, su tono ahora es duro y no invita a conciliaciones. Los bombos redoblan el ritmo. Miles de hombres y mujeres con casacas verdes corean su nombre.

“Somos fieles intérpretes de Eva y Perón y seguiremos luchando para que en nuestra Patria se instale definitivamente la justicia social y todos los argentinos sean felices.” 12 del mediodía con 44 minutos. “Y como dijo Eva Perón: renuncio a los cargos pero nunca a la lucha.” Diluvia sobre el estadio de Huracán. Los asistentes acuden a todo lo que tienen a mano para cubrirse: banderas, bombos, sillas de plástico, todo vale. Moyano hace una pausa. Tose. Bebe un trago de agua desde una botellita de plástico. “Como dice el tango: ‘Hasta el cielo se ha puesto a llorar’.”

Tres cosas hay en la vida

“Política, obras sociales y asuntos sindicales”: en esos tres tópicos dividió Moyano su discurso, tal como anunció al comenzar, media hora después de lo pautado, ante un estadio de Huracán bastante lleno aunque lejos de los ochenta mil que anunciaba el locutor Claudio Orellano (famoso por Crónica TV) y que habían prometido los organizadores. El color verde dominaba la escena: en pecheras y camisetas, en gorros y en el humo de las bengalas y en banderas que anunciaban la presencia de representaciones de todos los puntos del país y todas las ramas de este extenso sindicato.

Sobre el escenario estaba la plana mayor de Camioneros, además de los aliados más cercanos de Moyano en la CGT: Julio Piumato (judiciales), Omar Viviani (taxistas), Omar Plaini (canillitas), Juan Carlos Scmhid (dragado y balizamiento). También podían verse al dirigente de APTA Roberto Cirielli y a la ex diputada radical K Silvia Vázquez. En un segundo plano, Facundo Moyano, elegante de camisa blanca y saco gris oscuro, acorde con su flamante cargo de diputado, parecía algo descolocado por la situación.

La primera parte, la política, fue la más confrontativa: Moyano salió con los tapones de punta a responderle a CFK, tensando la relación a su punto más frío desde la muerte de Néstor Kirchner. Sin disimular los cuestionamientos a la conducción de la Presidenta, antes de renunciar a sus cargos partidarios, sostuvo que el PJ “pasó a ser un instrumento de poder que manejan unos pocos”.

Hubo respuestas directas al discurso del sábado pasado de la Presidenta ante la Asamblea Legislativa. “Ahora resulta que cuando hay un legítimo reclamo como hacen los trabajadores es una medida de extorsión, de chantaje. Los trabajadores no extorsionan, reclaman lo que les corresponde”, sostuvo. Luego advirtió: “El mejor gobierno de la historia fue el de Perón, que no nos confundan”. Hizo, también, reproches por el armado de las listas y algunas calificaciones poco elogiosas hacia La Cámpora (“los pibes bien”).

Cuando le tocó hablar de las obras sociales, no cambió la tónica. En todo momento marcó una diferencia entre el gobierno de Néstor Kirchner cuando “las obras sociales han crecido como ha crecido la economía del país”, y lo que sucedió “desde 2008” que llevó a que “algunas hoy estén comenzando a tener dificultades y podrían ingresar en cesación de pagos”. También criticó que luego de la asunción de CFK “desde el Ministerio de Salud se creó una megadenuncia contra las obras sociales que terminó poniendo un manto de sospechas sobre las obras sociales”. Exigió que les devuelvan a los sindicatos el control de los fondos que hoy están en manos del Estado y celebró la excarcelación del secretario general de la Bancaria Juan José Zanola, confirmado apenas unas horas antes.

“A negociar”

El final del discurso, ya bajo una lluvia torrencial que no acobardó a los asistentes, Moyano reguló el tono y ofreció una salida negociada, aunque le puso un precio alto. “Pareciera que la crisis la tienen que pagar los trabajadores, que la paguen los empresarios que ganaron mucho dinero –exigió Moyano, al referirse a las próximas negociaciones paritarias–. Si los empresarios modifican el alza de los alimentos, si el Gobierno modifica el mínimo no imponible y no se discrimina más a los hijos de los trabajadores, nos vamos a sentar a negociar, sino no hay razón para hacerlo.”

Así, dejó abierta la puerta a sentarse a discutir uno de los temas que más preocupan en la Casa Rosada para el año que viene. “No fue un discurso de ruptura: endureció para sentarse a negociar”, fue la lectura generalizada que hicieron los socios de Moyano en la central obrera, consultados por Página/12. El titular de la CGT también recordó el rol de los Camioneros cuando fue el conflicto con el campo: “Es muy fácil ser oficialista con el 54 por ciento”, había chicaneado un rato antes. Eran las 12 con 55 minutos. El agua, torrencial, volvía a caer. Algunos comenzaban a desconcentrar. “Yo me pregunto dónde estaban cuando las papas quemaban”, se preguntaba Moyano. La pregunta que quedó en el aire es dónde estaría si las papas volvieran a quemar. “Siempre del lado del pueblo, y éste es el Gobierno que más cosas hizo por el pueblo”, confiaba a media voz un hombre de su entorno antes de correr a buscar refugio de la lluvia.

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