LOS ENCUESTADORES ANALIZAN EL BALLOTTAGE Y LAS ESTRATEGIAS
Pelea de fondo
En la recta final, los expertos interpretan el vasto favoritismo, estudian el posible rol del voto en blanco y analizan si la estrategia de propaganda negativa de Menem puede dar resultados.
Por Raúl Kollmann
1 ¿Cómo va a salir el ballottage?
Enrique Zuleta Puceiro, de OPSM: “Hay un plebiscito en torno a Menem, pero más que a la persona de Menem, es Menem como ciclo político. Hay un clima en el que se aprecia nítidamente la voluntad de superar una época, un estilo de hacer política, una etapa. A Kirchner lo ven un poco mejor personalmente que a Menem, aunque éste es percibido con más experiencia y más capacidad de gestión. O sea que no estamos ante un ballottage en el que se comparan candidatos, sino un plebiscito en torno a una etapa. Se ratifica el escenario de que el ballottage no es una interna del justicialismo –acertó Kirchner en no hacer el debate y eso se juntó con la poca receptividad con que recibieron a Menem las otras corrientes del PJ–, lo cual llevó a que la sociedad tome en serio la elección y se apreste a liquidar un ciclo”.
Artemio López, de la Consultora Equis: “Hay una amplia victoria de Kirchner, que va a sacar alrededor del 70 por ciento de los votos, contra el 30 por ciento de Carlos Menem. En mi opinión, es una elección definida, a menos que aparezca una cuestión asombrosa extraelectoral o que KirchnerScioli cometan un error gravísimo. Veo que es una elección consolidada porque Kirchner gana en todas las provincias, salvo Salta y La Rioja, y gana incluso en los distritos donde no hizo una buena elección en la primera vuelta. Al mismo tiempo, tiene un voto homogéneo en todas las clases sociales, aunque como ya se ha visto Menem sigue teniendo fortaleza entre los sectores que están casi en la indigencia. Como se ve, una elección en la que el santacruceño gana en todo el territorio y en todas las clases sociales es una elección consolidada. A esto hay que agregar que la gente ya aparece con un nivel fuerte de definición: cuando les pedimos que digan, de uno a diez, en qué nivel de definición están, Kirchner consigue un promedio de ocho, o sea que es un nivel casi de definición total. Por último, hay que decir que a Menem le resulta más que difícil avanzar entre los independientes y eso hace que sea casi imposible que revierta la situación”.
Manuel Mora y Araujo, de Ipsos-Mora y Araujo: “Veo ganando Kirchner por una diferencia amplia. La magnitud de la diferencia depende de la magnitud del voto en blanco y la abstención. La gente sabe que no quiere votar a Menem, pero hay muchos que no quieren votar a Kirchner y todavía no tienen decidido si le dan el voto o lo hacen en blanco. La realidad es que no cambió nada, porque hace meses que decimos lo mismo: que Menem tenía muchas dificultades para el ballottage. Y no cambio mucho porque Menem no hizo nada para cambiar. La noche del 27 de abril ya se manejó mal. Si existe alguna teoría del ballottage –que no la hay– es que las primeras 24 horas definen la elección porque es una campaña muy corta. Uno tiene que tener la estrategia preparada de antemano y aplicarla de inmediato y en el cuartel de Menem hubo desorden y tácticas equivocadas”.
Analía Del Franco, Research Internacional-Analogías: “La diferencia que existe hoy es de más o menos 40 puntos. No es novedosa, ya que mucho antes de la primera vuelta esta situación ya se veía observando. Tal vez con un poco menos de diferencia. Todo indica que vamos a un final de 70 por ciento para Kirchner y 30 por ciento para Menem y da toda la impresión de que no se puede revertir. O sea que no estamos ante un impacto en el cual Kirchner logra captar votos de golpe, sino un proceso sumamente estable que se veía venir. Es más, Kirchner era el que más podía captar votos de todos los candidatos. Ahora, apareciendo como favorito, todavía la diferencia se agrandó, porque siempre hay exitismo y el que va adelante crece incluso en imagen positiva. Kirchner creció mucho en estas dos semanas”.
Hugo Haime, de Hugo Haime y Asociados: “Hoy por hoy queda claro que Menem está tomando sus propios votos de la primera vuelta y Kirchner logra los votos propios y la mayoría de los votos de los demás candidatos. Eso supone una gran distancia favorable a Kirchner. Lo único que nos puede sorprender es la no expresión de un voto en blanco fuerte o un no voy a votar. Los resultados actuales de las encuestas no están fuera de las pautas que ya teníamos cuando se medía la primera y segunda vuelta. Se cumple lo que se preveía, aunque por ahora con algo menos del voto en blanco prevista”.
Graciela Römer, de Römer y Asociados: “Tal como dije y dijeron también muchos colegas durante la primera vuelta y a pesar de la mirada confusa de aquellos que creen que la salud de la democracia es equivalente a la salud de sus intereses personales, el ex presidente tiene pocas chances de lograr una buena performance en la segunda. Y esto es así porque más allá de la base electoral importante al interior del peronismo que el ex presidente sigue teniendo, su capacidad de expandir el voto en la segunda vuelta es muy baja porque existe un consenso negativo hacia su figura”.
Eduardo Fidanza, de Catterberg y Asociados: “Las investigaciones que estamos haciendo en este momento confirman los escenarios de ballottage previos a la primera vuelta. Kirchner tiene una diferencia considerable sobre Menem –entre 15 y 20 puntos– y es muy difícil que este escenario pueda modificarse en lo que resta de la campaña. La razón es simple: la mayoría de los votantes de Carrió, López Murphy y Rodríguez Saá votarán contra Menem, más que por Kirchner”.
2 ¿Puede jugar un papel protagónico el voto en blanco?
Hugo Haime: “Hoy tenemos el voto en blanco en valores que están entre cinco y seis puntos. No tenemos claro todavía hasta cuánto puede subir: seguro que no llega a los 20 y seguro que no baja de siete. Pero hoy estamos más cerca de los siete. No va a tener incidencia, salvo que cuanto más voto en blanco o nulo haya, menos diferencia va a haber a favor de Kirchner. Si se tiene en cuenta que el santacruceño va ganando por 40, la incidencia va a ser chica”.
Manuel Mora y Araujo: “Un papel protagónico no, porque si Kirchner gana por 40 puntos o gana por 20 puntos no cambia gran cosa. El voto en blanco marcará la diferencia entre los dos, pero no por eso será protagónico”.
Graciela Römer: “El voto en blanco va a depender mucho de la capacidad que tenga Kirchner de convencer a un sector del electorado reactivo a participar en una interna peronista. Kirchner tiene que convencerlos de que el ballottage es algo más que la interna del PJ. Me parece que tiene que incorporar en el último tramo de campaña señales claras sobre el tipo de gestión y el tipo de acuerdos y alianzas sobre las que va a construir legitimidad en la presidencia. No estoy de acuerdo con que el voto en blanco tenga una influencia neutra sobre la performance de los dos candidatos. Si bien creo que la abstención y el voto en blanco pueden llegar a aumentar respecto de la primera vuelta, estimular la participación claramente favorece a Kirchner más que a Menem, porque el perfil de los que podrían llegar a votar en blanco es de gente más antimenemista que menemista. Si van a votar, eso favorecería a Kirchner y perjudicaría a Menem”.
Eduardo Fidanza: “En la actualidad rige un clima social adverso al voto en blanco. Se lo asimila, con ligereza, a un incumplimiento de los deberes cívicos, lo que es discutible. No puede olvidarse que en otras épocas fue una herramienta de lucha política y hasta hace poco una forma de expresar el descontento con la clase política. Mi impresión es que el voto en blanco aumentará el 18 de mayo, pero continuará siendo una conducta relativamente minoritaria. De cualquier manera creo que conviene noestigmatizarlo, pues es lógico que mucha gente se plantee recurrir a él cuando este primer ballottage de la historia política argentina posee un defecto cardinal: obliga a elegir entre dos candidatos del mismo partido y no entre dos candidatos de partidos diferentes, que es el sentido original con que fue pensado este sistema electoral”.
Analía Del Franco: “Hasta el momento no se ve un papel protagónico del voto negativo: suman ocho puntos, que es más de lo que se veía el 27 de abril. Puede suceder que en esta semana, que es la última y siempre es bastante decisiva, haya una campaña muy violenta que lleve a electores a replegarse y recurrir al voto en blanco o impugnado por enojo. Además, el voto en blanco es más propio de las grandes ciudades, donde tuvieron buena performance los terceros candidatos y, de entre ellos, los votantes de López Murphy o Rodríguez Saá, por ejemplo, son los más proclives a irse al voto en blanco”.
Artemio López: “No hay dudas de que el voto en blanco va a ser mayor que en la primera vuelta. Lo más probable es que se duplique o triplique. Pero aun así no va a ser muy significativo. Atención que hay una parte de los votantes de Carlos Menem que se están yendo al voto en blanco. Es la gente más ideológica, más pro-mercado, que en la primera vuelta había decidido apoyar al riojano como una especie de voto útil, apuntando a ese pronóstico de que tenía chances de ganar en primera vuelta”.
Enrique Zuleta Puceiro: “Creo que el voto en blanco va a ser muy minoritario y está planteado desde una posición de cierto resentimiento a derecha e izquierda. No hay entusiasmo con la elección, pero existe cierta tranquilidad. Hay un ambiente optimista y estamos ante una Venezuela anterior a Chávez, sin un Chávez polémico como candidato. La gente de Carrió, por ejemplo, toma el camino de Kirchner como una forma de mejorar la política por la vía de liquidar a Menem”.
3 ¿Pueden tener efecto las campañas negativas como la que desarrolló
Carlos Menem señalando que Kirchner fue
montonero, piquetero o que la Argentina se va a
convertir en Biafra?
Enrique Zuleta Puceiro: “Las campañas negativas no tienen ningún efecto en una sociedad que piensa que la política tiene una imagen negativa. Cuando una sociedad ve honestos a los políticos y aparece un elemento de corrupción, por ejemplo, la campaña negativa puede funcionar. Pero esa no es la situación aquí. Encima está el problema de la imagen y credibilidad que tiene quien hace la campaña negativa. ‘Tienen dinero afuera’, es algo que Menem no puede decir, por un problema de autoridad moral. Lo mismo sucede con ‘tienen un aparato que domina todo’. Eso sólo desnuda impotencia”.
Analía Del Franco: “El efecto que tiene una campaña negativa, independientemente de que la protagonice Menem o no, en general enoja al electorado. La gente quiere elegir con cierta tranquilidad. Encima, en este caso la campaña negativa viene de Menem, un candidato que tiene muy baja credibilidad, por lo cual no influye en los votantes de su antagonista. El único efecto que puede tener esa campaña es aumentar el voto en blanco, pero no capta votos para el que la hace”.
Artemio López: “Son campañas defensivas, pero que no sirven para dar vuelta un resultado, que es lo que necesita Menem. Con esa táctica no se avanza sobre los independientes. Por ejemplo, se dice que Kirchner es el De la Rúa de Duhalde, pero se le está hablando a un electorado que votó en su momento a De la Rúa y que no le gusta demasiado que se lo recuerden. Lo viven como una agresión. Tal vez hubiera sido mejor para Menem que se lanzara con una actitud más positiva. Aun así, debo decir que para el riojano la tarea es casi imposible, por los cuestionamientos que existen asu figura y a su entorno, aclarando que el entorno siempre es un producto del candidato”.
Manuel Mora y Araujo: “En un momento oportuno, una campaña negativa puede dar resultado. Es un golpe bajo bien dado en el último minuto. En el caso de López Murphy dio resultado, asociandolo a De la Rúa, los militares o la derecha. Ahí estuvo acertado, porque fue en un momento muy preciso y oportuno. La campaña negativa de Menem es demasiado larga y obvia, sin sorpresa. En el caso de López Murphy, vino a pegarle a la idea de que era el hombre bueno que recibía votos por derecha y por izquierda, y el golpe fue justito en los últimos días de la campaña de la primera vuelta”.
Graciela Römer: “Frente a un electorado que percibe que el desmembramiento social y la falta de unidad nacional es el desafío más importante que tiene el país, es claro que las campañas negativas se convierten en un boomerang para quienes las activan. Por otro lado, dada la experiencia que el ex presidente tiene en campañas políticas, es extraño que no perciba que esta campaña negativa lo hace aparecer como un perdedor y no como un ganador”.
Eduardo Fidanza: “Las campañas negativas suelen desagradar a la gente. Sin embargo, si una campaña negativa es creativa, esos efectos adversos pueden neutralizarse. Lo que resulta contraproducente, me parece, es la actitud de un candidato que recurre a la campaña negativa por desesperación, al verse derrotado”.
Hugo Haime: “En el mundo está probado que cuando uno hace campañas negativas, uno también pierde puntos. O sea que le saco puntos a mi adversario pero yo también voy a caer. Y las campañas negativas sólo sirven si sintonizan con la sociedad, y la forma en que lo están haciendo, con Menem como protagonista, termina siendo favorable a Kirchner. El que hace campaña negativa tiene que tener, a los ojos de los ciudadanos, credibilidad”.