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El país|Jueves, 23 de enero de 2014
LA PRESIDENTA ANUNCIO EL LANZAMIENTO DEL PROGRAMA PROGRESAR, DESTINADO A JOVENES ENTRE 18 Y 24 AÑOS

Para rescatar a los hijos del neoliberalismo

“Estamos consolidando un sistema de seguridad social sin precedentes en nuestra historia”, aseguró Cristina Kirchner. El acto fue el regreso de la Presidenta a los discursos públicos. “Tanto demandaron mi presencia que espero que ahora no la critiquen”, ironizó.

Por Julián Bruschtein
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“El que hable de futuro y estigmatice a los jóvenes es un cínico”, sostuvo la presidenta Cristina Fernández de Kirchner al anunciar ayer en la Casa Rosada el programa Progresar, que apunta a facilitar la escolarización de jóvenes de entre 18 y 24 años. “Cristina, Cristina, Cristina corazón”, se empezó a escuchar como un retumbe que crecía en el Salón de las Mujeres después de los aplausos. “Se van a necesitar muchas décadas para recuperar en la Argentina tanto daño social”, señaló la Presidenta en referencia a los años de neoliberalismo que achicaron el Estado y su cobertura social. El acto de ayer fue también el regreso del discurso presidencial, luego de un mes sin apariciones públicas de CFK.

“Estamos consolidando un sistema de seguridad social sin precedentes en nuestra historia”, destacó la Presidenta al anunciar el plan que busca integrar a los jóvenes de entre 18 y 24 años. Se trata de una prestación económica de 600 pesos para quienes no estudian ni trabajan o trabajan informalmente o tienen un salario menor al mínimo. El objetivo es que inicien o completen su formación en cualquier nivel educativo (ver aparte).

El anuncio de la cobertura social impacta sobre el segmento de jóvenes con mayor índice de desocupación. “Esos chicos son los hijos del neoliberalismo, sus padres no tenían trabajo y no fueron educados en la Argentina del trabajo y de esfuerzo, y necesitan el apoyo del Estado para salir adelante”, explicó la Presidenta mostrando la génesis y el propósito del proyecto. También destacó que el programa, al que presentó como continuidad de la Asignación Universal por Hijo, permitiría reducir el índice Gini, que mide el grado de igualdad o desigualdad de la sociedad.

“Che gorila, che gorila, no te lo decimos más, si la tocan a Cristina qué quilombo se va a armar”, se comenzó a escuchar en el Salón de las Mujeres. Legisladores, funcionarios y militantes se mezclaban mientras observaban a la jefa de Estado.

Los invitados se concentraron en el mismo salón, en el salón contiguo y en los patios internos de la Casa de Gobierno. El gabinete completo secundaba a la Presidenta, así como gobernadores e intendentes del conurbano. El sindicalismo estuvo a pleno con el secretario general de la CGT oficial, Antonio Caló, y el líder de la CTA Hugo Yasky. También en primera fila se sentaron la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, y la de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini. Dirigentes sociales, legisladores y personalidades de la cultura también se encontraban en el salón.

“Este programa no lo financia la Anses, sino el Tesoro nacional, que quede claro”, destacó la Presidenta y agregó que hacía la aclaración para “evitar el titular de mañana: ‘Con la plata de los jubilados financian a los jóvenes’, como si esos jóvenes no fueran parte del país”. Volvieron los aplausos y se empezó a escuchar: “¡Somos de la gloriosa juventud peronista, somos los herederos de Perón y de Evita. A pesar de las bombas, de los fusilamientos, los compañeros muertos. No nos han vencido!”, como un estruendo en síncopa entre los militantes del salón y los de los patios. La Presidenta explicó que la “contraprestación” al beneficio social era “estudiar en escuelas públicas, pero también se incorporan los trabajos de formación laboral que tiene el Ministerio de Trabajo a través de los sindicatos”.

“El Estado solo no puede, ningún gobierno puede solo. Tenemos que ir al territorio a trabajar junto a los que más lo necesitan”, continuó la Presidenta haciendo un llamado a la participación para poner en marcha de la mejor manera el beneficio. “El Estado les está dando el instrumento, las herramientas para poder ayudar e ir a buscar a esos jóvenes, para arrebatárselos a otros, que los han tomado porque fueron demasiadas décadas de ausencia”, agregó. A su lado estaban entre otros funcionarios, la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, y el cura Juan Carlos Molina, que se encuentra al frente de la Sedronar, a quien la Presidenta mencionó varias veces en su discurso. “Se van a necesitar muchas décadas para recuperar tanto daño social, con una década no alcanza”, sostuvo.

El regreso

Los pabellones de la planta baja que daban al balcón del primer piso donde hablaba la Presidenta se llenaron de militantes. Cerca de las 16 comenzaron a llegar jóvenes de todas las agrupaciones kirchneristas. Embanderados en el celeste y blanco La Cámpora tenía un puñado de militantes en el centro, mientras que el resto estaba diseminado por el salón. Los verdes del Kolina también saltaban y cantaban junto a los militantes de Nuevo Encuentro. Familias con chicos y mujeres con el perfil de la Presidenta en la remera levantaban la mano izquierda con los dedos en “V”, mientras acompañaban el apoyo a Fernández de Kirchner. En la calle, sobre Balcarce ya habían quedado bastantes personas afuera, cansados de intentar entrar y de que les repitieran como un mantra: “No hay más lugar”.

Durante su discurso, la Presidenta hizo alusión a las especulaciones que se hicieron debido a que bajó su nivel de exposición pública: “Mañana espero que nadie critique la cadena nacional, porque después de tanta demanda de presencia... Recuerdo cuando publicaban encuestas que decían que la gente cambiaba de canal. Y ahora las encuestas son al revés, la mayoría de la gente quiere que hable. O mentían antes o mienten ahora. O mienten siempre”. También señaló: “Leía esta mañana en los diarios y decían ‘reaparece Cristina’. Y dije ¿qué es lo contrario de reaparece, Hebe, Estela?”, se preguntó a sí misma y a la vez a las dirigentes de derechos humanos. “Desaparece”, respondió y agregó que “en el fondo están muy vinculados con las desapariciones como método para lo que no les gusta ¿no?” Finalmente concedió: “Tal vez soy demasiado quisquillosa, lo admito, muy subjetiva, lo acepto”, y terminó con una ironía: “Bueno, en realidad le quisieron dar un toque hollywoodense, reaparece, tipo ‘reestrena’... Conociéndolos, no me pareció, no me sonó”.

Al final de su discurso apuntó a “la inmensa responsabilidad que tenemos como dirigentes de este país de sostener esta Argentina que ha podido revertir décadas de desamparo, de desesperanza, de baja autoestima y de fracasos”, y dejó resurgir los aplausos y con ellos el comienzo de la fiesta de los militantes (ver página 4) que con su canto la llamaban para que les hablara.

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