Un estudio comparativo de la consultora Equis en base a datos del Indec muestra que, para que la mitad de la población que está bajo la línea de pobreza supere ese límite, se tendrían que duplicar los sueldos.
Casi la mitad de la población nacional es pobre. Pero para superar la línea imaginaria que los sumerge en la pobreza, trazada por el precio de la canasta básica de alimentos, la mayoría de ellos tendría que duplicar sus actuales ingresos, a pesar de que la denominada brecha de la pobreza disminuyó cinco puntos porcentuales en la era Kirchner y diez desde la peor medición histórica, en mayo de 2002. El estudio realizado por la consultora Equis también revela que la profundidad de la pobreza cayó en el último semestre de 2004 por la generación de empleos y aumentos salariales, si bien continuó en aumento su principal variable: la informalidad laboral.
La consultora realizó el trabajo comparativo en base a la encuesta permanente de hogares que el Indec efectúa dos veces al año. El mismo también tomó los datos estadísticos del área metropolitana (Capital Federal y el Gran Buenos Aires) porque según su director, Artemio López, “representa más del 50 por ciento del ingreso nacional”.
“El análisis de la pobreza por ingresos –afirma el trabajo de Equis– debe completar dos dimensiones: la incidencia, es decir la extensión de la pobreza sobre la población analizada respondiendo a la pregunta ¿cuántos hay?, y la profundidad de la pobreza reemplazando la pregunta ¿cuán pobres son los pobres?”
A la hora de las respuestas (de acuerdo con los datos del primer trimestre de 2004), el 44,3 por ciento de la población nacional está bajo los límites de pobreza. La segunda se mide en base al precio de la canasta básica de alimentos para una familia tipo, que en junio de 2004 era de 813 pesos, y el ingreso promedio de las familias pobres, que para el mismo período fue de 450 pesos. La diferencia de 363 pesos entre el ingreso familiar y lo que esa familia necesita mínimamente para vivir representa la brecha o la profundidad de la pobreza.
Si bien la brecha de junio de 2004 llegaba al 44,6 por ciento, la misma disminuyó 5 puntos con respecto a la que existía en mayo de 2003, cuando asumió la presidencia Néstor Kirchner. Entonces, la brecha era del 49,9 por ciento. Pero la peor medición histórica fue en mayo de 2002, que trepó al 53,4 por ciento, mientras la más baja se registró a principios de la década del ’90, en octubre de 1991, con el 31,7 por ciento.
Así como la incidencia de la pobreza está fuertemente asociada a la desocupación abierta y la caída salarial de los trabajadores ocupados en este contexto de megadesempleo, López advierte que “la brecha de la pobreza, la profundidad de la carencia parece responder a un patrón de desarrollo simétrico de la informalidad laboral”.
Una variable que, según el estudio, tiene “una sola excepción en el lapso 2003-2004 donde la generación masiva de puestos de trabajo y los aumentos salariales promovidos desde el Ejecutivo disminuyen la brecha de la pobreza a pesar del aumento permanente de la informalidad laboral”.