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El país|Miércoles, 2 de agosto de 2006

Un represor preocupado por su imagen en un documental

Adolfo Donda Tigel, que está preso, envió una carta documento a un cineasta que está filmando la historia de Victoria Donda, que fue apropiada y es sobrina del marino. Al director le robaron los equipos.

Por Martín Piqué
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Victoria Donda se enteró de su verdadera identidad hace dos años.

No debe ser una experiencia muy grata recibir una carta documento y descubrir que el remitente es Adolfo Miguel Donda Tigel. Ex jefe de Operaciones de la ESMA, Donda Tigel era precisamente el firmante de la carta que tenía en sus manos el cineasta Adrián Jaime. El represor lo intimaba a “abstenerse de ejecutar (sic) cualquier tipo de filmación” y le adelantaba que se “reservaba el derecho de accionar judicialmente” si seguía adelante con su proyecto. Jaime está rodando un documental sobre Victoria Donda. Victoria es hija de desaparecidos. Recuperó su identidad hace dos años. Desde entonces sabe que sus padres fueron María Hilda Pérez y José María Laureano Donda. También, que es sobrina de Donda Tigel, el hermano mayor de su padre. Capitán de fragata retirado, acusado de 62 delitos de lesa humanidad, su tío colaboró con el secuestro de su padre y su madre. No sólo eso. Quince días después de que Victoria naciera en la ESMA, Donda Tigel la entregó a otro marino. La película se propone reflejar esa historia. Pero deberá sortear varios obstáculos. Aparte de la carta documento, el viernes pasado cuatro individuos ingresaron con armas cortas a la productora que está grabando el documental. Se robaron todos los equipos.

Victoria usa ese nombre desde octubre de 2004. Recién entonces supo que era hija de María Hilda, a quien todos llamaban Cori, y José María, alias Pato. Los dos militaban en la JP y Montoneros. Se casaron y tuvieron una hija, la hermana mayor de Victoria. El 28 de marzo de 1977, cuando María Hilda estaba embarazada de su segunda hija, fue secuestrada por un grupo de tareas. Desde la clandestinidad, José María llamó a su madre e informó del secuestro con un mensaje en clave: “Corita tuvo un accidente, avísenle al doctor Donda”. Era un aviso para que su hermano mayor, entonces jefe de Operaciones de la ESMA, hiciera algo por su esposa. Fue en vano.

María Hilda dio a luz en la ESMA en agosto de 1977. Estuvo allí quince días con su hija, a la que llamó Victoria e identificó con un hilo azul que pasó por una de las orejas. Pensaba que ese hilito serviría para que la beba fuera entregada a sus abuelos. María Hilda fue llevada de la ESMA por efectivos de la Aeronáutica. La beba quedó tres días más en el campo de concentración. La familia la estaba buscando.

Aunque las abuelas pensaban que Donda Tigel les entregaría la beba, la niña tuvo otro destino. El teniente de navío entregó su sobrina a un compañero de la Armada. Más tarde sería responsable directo de la desaparición de José María. Los dos habían estudiado en el mismo colegio, el Liceo Naval de La Plata, donde hoy funciona la base de Río Santiago. Adolfo siguió la carrera naval, mientras que José María se interesó por otros temas. El padre de Victoria formaba parte de la promoción que egresó del liceo en 1972, el año de la fuga y los fusilamientos de Trelew. Aquel hecho influyó sobre las discusiones que se generaban entre los compañeros: mientras algunos decidieron estudiar para ser militares, otros leían a Neruda y Hernández Arregui. Entre los egresados de aquella promoción hubo cinco desaparecidos, entre ellos José María.

La película

Para Victoria fue un proceso difícil. Tras recuperar su identidad, pudo darle la noticia a su familia biológica. Eran los parientes de su madre, los Pérez, pero vivían en Toronto, Canadá. Son la abuela Leontina y los tíos Mary, Armando e Inés Pérez, los tres hermanos de su madre. Con ellos habló por teléfono varias veces, pero sólo los pudo conocer personalmente este año. Y con el viaje a Canadá surgió la idea del documental. Así, el 7 de abril tomó el vuelo acompañado por un amigo cineasta. Era Jaime, director de Tosco. Grito de Piedra y Los Perros.

Victoria desembarcó en Toronto junto con Jaime. Vivió siete días en la casa de su familia materna, en una ciudad que sintió fría y “completamente angloparlante”. El reencuentro frente a frente no fue fácil. “Para ellos fue más difícil. Porque era como recuperar a mi madre. Me decían que físicamente era muy parecida a mi mamá, también en la forma de ser”, dice. El regreso a Buenos Aires dejó a Victoria con una certeza. Quería que el documental reflejara también la historia de su padre. Con Jaime pensaron qué escenarios no debían falta. Uno era el Liceo Naval de La Plata, donde todavía se siguen reuniendo los ex alumnos que pasaron por sus aulas. De hecho, Victoria fue dos veces invitada a participar en esas cenas en representación de su padre desaparecido. Entonces surgió la idea de pedir mismo a la Armada para hacer imágenes en la base. “Presentamos una carpeta en la Secretaría de Prensa del Ministerio de Defensa y hablamos con gente vinculada a la base. Nosotros les dijimos que queríamos ir con ex alumnos del Liceo compañeros de mi padre. Nos dijeron que no había ningún problema”, cuenta Victoria.

Mientras tanto comenzaron a recorrer el Interior buscando testimonios de conocidos y allegados a las dos familias, los Donda y los Pérez. Estuvieron en Diamante, Entre Ríos, donde los hermanos José María y Adolfo solían pasar los veranos. Victoria no tiene muchos recuerdos de su padre. “Sólo tengo dos fotos de él. Una cortada, en la que se lo ve hasta la nariz, y otra con sus compañeros de promoción del Liceo”, dice. Los caprichos del destino son extraños. En ese mismo Liceo está detenido su tío Adolfo, el represor de la ESMA. Lo detuvieron a fines de 2003, luego de que se anularan las leyes de impunidad, lo que permitió que se reabriera la causa ESMA, ahora a cargo del juez federal Sergio Torres.

La investigación de Victoria y su amigo cineasta no debe haber agradado al represor. La semana pasada, apenas tres meses después de que comenzara la filmación, Donda Tigel envió una carta documento a Jaime. Allí le reclamaba que parara el documental porque “agraviaba públicamente a él y a su familia”. La dirección que figuraba en la carta documento –Santiago del Estero 454 3 of 13– pertenece a una de las empresas de seguridad en las que se desempeñaba desde los ’80 el ex jefe de Inteligencia de la ESMA. La lista comenzó con Zapram, Servicios Quality Control, Bridees (que significa Brigadas de la ESMA) y Top Air Security, la compañía que se encargaba de controlar el equipaje en Aeroparque y Ezeiza. Donda es un hombre con muchos contactos. En el ministerio de Defensa prometen que iniciarán una investigación.

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