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El país|Martes, 17 de julio de 2007
HECTOR TIMERMAM VINCULO AL EX CAPELLAN CON LOS TORMENTOS A SU PADRE

“Pudo ver a Camps, Bergés y Von Wernich”

En el juicio a Christian von Wernich, el hijo de Jacobo Timerman dijo que su padre reconoció al acusado como una de las personas presentes en la sala de torturas. “A éstos hay que matarlos a todos”, decía. El director de La Opinión estuvo desaparecido entre 1977 y 1979.

Por Victoria Ginzberg
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“Fue torturado, humillado... y nunca se lo acusó de ningún delito.”

“El estaba vendado, pero a veces la venda se caía porque saltaba por efecto de la electricidad. Así pudo reconocer a algunas personas. (Christian) Von Wernich estaba presente en las sesiones de tortura. Se sentaba cerca de (el ex general Ramón) Camps y hacía comentarios en voz alta del tipo ‘a éstos hay que matarlos a todos’.” El cónsul en Nueva York, Héctor Timerman, involucró ayer directamente al ex capellán de la Policía Bonaerense en la aplicación de tormentos al director del diario La Opinión, Jacobo Timerman, que estuvo secuestrado durante la última dictadura.

Jacobo Timerman fue detenido ilegalmente el 15 de abril de 1977 y estuvo desaparecido hasta el 25 de mayo de ese año, cuando llamó a su familia y dijo que podían ir a visitarlo al Departamento Central de Policía. Dos meses después se lo volvieron a llevar de ese lugar con destino desconocido. Logró recuperar su libertad gracias a una campaña de presión internacional, pero fue expulsado del país en 1979. Murió en 1999. Ayer, sus hijos Héctor y Javier fueron su voz en el juicio contra el ex capellán de la Policía Bonaerense Von Wernich. “Estuvo dos años y medio preso. Fue torturado, humillado, acosado, violado y nunca se lo acusó de ningún delito. Le sacaron la ciudadanía porque consideraron que no merecía ser argentino. Es una de las dos personas a las que la dictadura les sacó la nacionalidad, la otra es José Ber Gelbard”, dijo Héctor.

El cónsul en Nueva York fue el primer testigo de la jornada. Entró a la sala, saludó a Vera Jarach (Madre de Plaza de Mayo - Línea Fundadora) y se sentó ante los jueces Carlos Rozanski, Norberto Lorenzo y Horacio Insaurralde. Llevaba el libro que Camps escribió sobre su padre en sus manos. Pidió al tribunal que se leyeran extractos de El caso Timerman. Punto Final, que tenía marcados con el objetivo de ilustrar qué pensaban los represores del director de La Opinión. Allí se lo describe como una persona que “no perdió la oportunidad de dar cabida a los escritores comunistas que deambulaban en busca de una trinchera desde donde apuntar contra la religión, la patria, las tradiciones nacionales, la familia y la moral” y se critica, por ejemplo, un informe sobre la conducta sexual de los porteños que publicó el diario que dirigía porque iba en contra de los valores occidentales y cristianos.

En el libro hay una carta en la que Von Wernich confirma que vio a Timerman mientras estaba secuestrado (aunque miente sobre las condiciones en las que estuvo cautivo). También en esa publicación, el ex jefe de la Policía Bonaerense agradece la “colaboración” de algunos funcionarios de la dictadura como Alberto Rodríguez Varela –ex ministro de Justicia–, Jaime Smart –ministro del interventor en el gobierno bonaerense Ibérico Saint Jean–, Edgardo Frola –que fue secretario de la Cámara Federal en lo penal conocido como Camarón– y Roberto Durrieu (subsecretario de Justicia de Videla, hoy abogado de Juan Carlos Blumberg).

Durante su testimonio, Héctor Timerman hizo varias referencias a estas personas y pidió que se investiguen la responsabilidad y complicidad de los civiles que ayudaron y contribuyeron con los militares de la última dictadura. Incluso dio a entender que algunos de ellos pudieron haber estado presentes mientras torturaban a su padre. “El sólo pudo ver a quienes estaban adelante, a Camps, al médico (Jorge) Bergés y a Von Wernich, pero contaba que había más personas, algunas de ellas con más capacidad intelectual que ellos.”

La participación de civiles y el antisemitismo que profesaban los verdugos de los centros clandestinos en los que estuvo secuestrado Timerman fueron los ejes de la declaración de su hijo, al margen de la presencia de Von Wernich en las sesiones de tortura de los centros clandestinos COTI Martínez y Puesto Vasco.

“El 80 por ciento de los interrogatorios a mi padre fue sobre el judaísmo y el marxismo”, señaló el cónsul, quien recordó que Camps organizó una conferencia de prensa para informar que Timerman había “confesado” ser sionista y que los represores preguntaban sobre el supuesto “Plan Andinia”, una “creencia de baja estofa” que indicaba que los judíos iban a ocupar la Patagonia: “Ellos creían que existía un gobierno judío internacional llamado la sinarquía y que mi padre era su representante en la Argentina”.

Timerman también desmintió que a su padre lo hubiera visitado un rabino mientras estuvo desaparecido. Relató que Marshal Meyer fue a verlo en el Departamento Central de la policía cuando ya estaba “blanqueado” y que ayudó a su familia en la investigación y denuncias del caso. Y describió una reunión que él y Meyer tuvieron con el represor Miguel Etchecolatz.

–Vos tenés a Jacobo Timerman –increpó el rabino.

–¿Y usted quién es?

–Soy el pastor de Jacobo Timerman y vos tenés a mi oveja. No me voy hasta que no me devuelvas mi oveja.

–Por mucho menos, muchos de acá se fueron para arriba –dijo Etchecolatz.

“En todo caso, Von Wernich debería aclarar si, como él dice, otro rabino vio a mi padre en COTI Martínez o Puesto Vasco”, señaló ayer Timerman.

Entre el público seguían su testimonio el rabino Daniel Goldman y Sergio Wider, del centro Simon Wiesenthal, que fueron a respaldarlo.

Javier Timerman habló después de su hermano. Tenía 15 años cuando secuestraron a su padre. Habló de las malas condiciones en que estaba el director de La Opinión cuando pudo verlo y de los efectos que la detención ilegal y los tormentos de Jacobo Timerman tuvieron en toda la familia “hasta el día de hoy”. Su hermano había relatado que en una oportunidad llevó a Javier a ver a su papá a una comisaría. “Traje el boletín para que lo firmes vos”, le dijo el joven. “No está autorizado”, fue la respuesta del carcelero.

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